sábado, 17 de noviembre de 2018

SALTARÉ SOBRE EL FUEGO

Wisława Szymborska


SALTARÉ SOBRE EL FUEGO
Antología poética.
Autor: Wisława Szymborska
Ilustraciones de Kike de la Rubia
Traducción de Abel Murcia y Gerardo Beltrán
Presentación de Juan Marqués
NÓRDICA LIBROS, 2015 (Nørdicalibros)

Wisława Szymborska (Prowent, actual Kórnik, 1923, Cracovia).
Escritora polaca considerada una de las voces más originales de la poesía contemporánea de su país. Nació en un pueblo de la provincia de Pozman, pero se trasladó en 1931, junto con su familia, a Cracovia, lugar al que siempre ha estado ligada. A partir de 1956, se desarrolla en Polonia, como en otros países del área soviética, un sentimiento nacionalista en el que participan activamente muchos intelectuales que buscan una vía para condenar y superar todo lo que fue el periodo estanilista.
Szymborska opta por una reflexión personal e intimista que le devuelva un equilibrio espiritual.
En obras como Gran número (1976), Gente en el puente (1986) y Fin y principio (1993) aparece perfilado su estilo irónico, paisajístico y existencialista. Por el conjunto de su obra recibió en 1996 el Premio Nobel de Literatura.


PROSPECTO
Soy un tranquilizante.
Funciono en casa,
soy eficaz en la oficina,
me siento en los exámenes,
comparezco ente los tribunales,
pego cuidadosamente las tazas rotas:
solo tienes que tomarme,
disolverme bajo la lengua,
tragarme,
solo tienes que beber un poco de agua.
Sé qué hacer con la desgracia,
cómo sobrellevar una mala noticia,
disminuir la injusticia,
iluminar la ausencia de Dios,
escoger un sombrero de luto que quede bien con una cara.
A qué esperas,
confía en la piedad química.

Eres todavía un hombre (una mujer) joven,
deberías sentar la cabeza de algún modo.
¿Quién ha dicho
que la vida hay que vivirla arriesgadamente?

Entrégame tu abismo,
lo cubriré de sueño,
me estarás agradecido (agradecida)
por haber caído de pie.

Véndeme tu alma.
No habrá más comprador.

Ya no hay otro demonio.
(De Si acaso, 1975)



EL GRAN NÚMERO
Cuatro mil millones de seres en esta tierra
y mi imaginación sigue siendo la misma.
No se le dan bien los grandes números.
Le sigue conmoviendo la individualidad.
Revolotea en la oscuridad como la luz de una linterna,
descubre solo los rostros cercanos;
mientras, el resto se pierde en un ciego descuido,
en el no-pensamiento, en el no-arrepentimiento.
Por eso, ni el mismo Dante lo habría impedido.
Y qué se va a hacer si uno lo es.
Y ni siquiera con todas las musas a mi lado.

Non omnis moriar, preocupación prematura.
Pero ¿vivo del todo?, ¿bastará con eso?
Nunca ha bastado, y ahora tanto menos.
Escojo rechazando, porque no hay otra forma,
pero lo que rechazo es más numeroso,
más denso, más insistente que nunca.
A costa de indescriptibles pérdidas, un pequeño poema, un suspiro.
A una llamada atronadora, respondo con un susurro.
Cuanto callo, no lo diré nunca.
Ratón a los pies de la montaña madre.
La vida dura unos cuantos rasguños en la arena.

Mis sueños..., ni siquiera ellos están, como deberían, poblados.
Hay más soledad en ellos que muchedumbres y tumultos.
A veces pasa un momento alguien que murió hace tiempo.
Una mano sola mueve el picaporte.
Alrededor de la casa vacía crecen dependencias del eco.
Desde el umbral voy bajando al valle
silencioso, aparentemente de nadie, anacrónico ya.

De dónde sale aún ese espacio en mí;
no lo sé.
(De El gran número, 1976)


PRINCIPIO Y FIN
Después de cada guerra
alguien tiene que limpiar.
No se van a ordenar solas las cosas,
digo yo.

Alguien debe echar los escombros
a la cuneta
para que puedan pasar
los carros llenos de cadáveres.

Alguien debe meterse
entre el barro, las cenizas,
los muelles de los sofás,
las astillas de cristal
y los trapos sangrientos.

Alguien tiene que arrastrar una viga
para apuntalar un muro,
alguien poner un vidrio en la ventana
y la puerta en sos goznes.

Eso de fotogénico tiene poco
y requiere años.
Todas las cámaras se han ido ya
a otra guerra.

A reconstruir puentes
y estaciones de nuevo.
Las mangas quedarán hechas jirones
de tanto arremangarse.

Alguien con la escoba en las manos
recordará todavía cómo fue.
Alguien escuchará
asintiendo con la cabeza en su sitio.
Pero a su alrededor
empezará a haber algunos
a quienes les aburra.

Todavía habrá quien a veces
encuentre entre hierbajos
argumentos mordidos por la herrumbre,
y los lleve al montón de la basura.
Aquellos que sabían
de qué iba la cosa
tendrán que dejar su lugar
a los que saben poco.
Y menos que poco.
E incluso prácticamente nada.

En la hierba que cubra
causas y consecuencias
seguro que habrá alguien tumbado,
con una espiga entre los dientes,
mirando las nubes.
(De Fin y principio, 1993)


NADA EN PROPIEDAD
Nada en propiedad, todo prestado.
Hundida en deudas hasta las orejas.
Tendré que pagar por mí
conmigo misma,
por la vida dar la vida.

Así está ya convenido:
el corazón, devolverlo,
el hígado, devolverlo
y dedo por dedo también.

Muy tarde para anular el contrato.
Me van arrancar el pago
junto con toda la piel.

Voy por el mundo
entre una multitud de otros deudores.
Sobre unos pesa el apremio
de pagar los abonos de sus alas.
Otros, quiéranlo o no,
tendrán que declarar sus hojas.

En la columna del Debe,
todos nuestros tejidos.
Ni pestañas ni ramitas
que conservar para siempre.

El inventario preciso
y todo parece indicar
que al final nos quedamos sin nada.

No consigo recordar
dónde, cuándo y para qué
permití que me abrieran
esta cuenta.

La protesta en contra
la llamamos alma.
Y eso es lo único
que no está en el inventario.
( De Fin y principio, 1993)

Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!

Clarisa T. (París, noviembre 2018).

domingo, 7 de octubre de 2018

EN RÁPIDAS ESTACIONES



En rápidas estaciones


Sabré donde vestirme cuando desnude el día...
Cubierta de blancas boltonias, en el sedun rojizo
que ya vuela,
imaginaré que soy luna de senderos.

Amarilla de hojas que huyen del desaliento
correré como corza perseguida
por truenos,
como el pequeño velero que escapa de la ola
y el batir de la muerte.

Subiré como el ave que jamás fue de tierra
a las cornisas nublosas,
anidaré en la frente fulgente del combate.

Despertaré la sombra del otoño dormido,
conformado de islas solitarias,
que se rinde al presagio, a las hordas
de ocasos ya decrépitos.

Y haré brotar de nuevo la alegría
moribunda de años, 
abandonada en las raíces de la sangre.
En los vientres mordidos
por dolores antiguos, besaré
tiernamente la esperanza que aún gime.

Y seré como lluvia que lame lo perdido
sobre el musgo, la piedra.
Como lluvia que llena el corazón vacío
de nuevas intenciones,
de brotes sonrosados que comienzan.

*****

Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.


¡Feliz tiempo!

Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!

lunes, 1 de octubre de 2018

WIND ON THE WINDOWS



"Y vamos dando vueltas
de lecho en lecho,
aglutinados en las rebeldías..."
Clarisa T.
Del libro: "Donde los puentes se alzan".


Wind On The Windows


El Amor a lo lejos
cruza el horizonte.
Nuestra pérdida,
tu cara, unidas al raso.
A lo lejos la noche,
los arrastres,
tu pelo.
Volvieron sedientas
las viejas elefantas,
los recuerdos de acero.
Otoño se acerca
y desnuda los ojos.
Grandes migraciones
descosen el tejido de la tierra.
Sueña Luna
en el lago
con las hojas de acacias;
en mi pecho el silencio,
la limosna de un beso.

🍂🍂🍂

Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.



Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!

Siempre agradecida de vuestras lecturas.
Always been grateful of your readings.
Toujours remerciée de vos lectures.
Sempre grato de suas leituras.
Завжди вдячний за ваші читання.


Por si alguien tiene interés, aquí, mi último libro:

lunes, 17 de septiembre de 2018

TODAS LAS ESPINAS


"Descuartizado me desangro:
nadie hará ya sufrir al hombre.
Nacerán hombres,
hombres auténticos,
más piadosos y mejores
que el mismo Dios".
Mayakovsky.

Dedicado a un toro que se escapó cuando lo llevaban al matadero...


Todas las espinas

Y ya tu rostro,
deslizado al vacío
atraviesa las espinas del mundo...
Cantad, voces de animales,
un solemne réquiem universal
por la rosa que calla.

Un corazón se consuela en la colina
de las flores radiantes,
él ya no sufre por los dardos,
sólo admira su sangre y la ve correr...
—Algunos morderán su carne vencida,
se reirán de su necia fuga—
Pero él soñará entre las rosas...

El sueño relampaguea en sus ojos,
le trae yerba fresca
y fuentes donde sanar...
Atrás quedaron
los sometimientos,
los hombres punzantes,
los regueros de sangre de los días festivos.
Y el tiempo dulce apenas mamado
mugiendo en el vientre,
relamiendo en la ubre el dulzor de la madre...

Hay un corazón que huyó del verdugo,
corrió hacia las calles confundido,
imaginando en ellas
margaritas cosquilleando en su hocico...
¡Y quizás Platero baje a su rescate
y le traiga un millón de primaveras!

Un corazón lacerado con alas de mariposa
que se tiró al vértigo
y cerró los ojos,
para sentir los cantos alegres
entre la brisa soñadora
de los chopos.
Para atravesar con su último suspiro
todas las espinas del mundo.


*****
Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.


En la búsqueda de respuestas.
    Nuestro mundo es un lugar extraño, unas veces da vida y la engrandece; otras, la quita y la deja tirada en el barro. No  imagino cosa más triste para la vida, que sentir que la desprecien. El desprecio hacia ella es grande. A cualquier lugar a donde miremos, lo vemos. Ya es un hecho normalizado.
   No inmuta, no importa ver matanzas de animales. Las jaulas de la explotación donde sus vidas son miserables. El sinsentido que algunas sociedades ejercen contra ella, justificándolo de costumbre o peor aún, vistiendo la tortura de cultura o arte. Es repugnante.

   Y en todas las manifestaciones en las que los “humanos” demuestran su desprecio hacia la vida de los animales, de la naturaleza y de otros inocentes de su misma especie, que ya sin gritos, cierran los ojos. Humillados en la más absoluta indefensión.
   El humano es así, malvado por naturaleza. Por alguna razón, la “humanidad” que lo hace diferente, es también un azote para la tierra. ¡La tierra! Lugar donde viven plantas, animales y personas. Y aquel que llegó el último se ha apoderado de todo con ansia destructiva y ahí está, embrutecido en su conducta aniquiladora.

   A estas alturas de la vida en la tierra, los argumentos de los humanos para hacer daño han perdido toda razón. Pero ellos insisten en poner excusas para justificar su osadía. Visten de necesidades lo innecesario; de costumbre, sus debilidades más primitivas; a nadie engaña y nadie es engañado, pero unos siguen despreciando la vida con la complicidad de otros que permanecen impasibles.

   Hay, sin embargo, algunos humanos honorables que hacen ruido, no se callan. Son los que a pesar de las dificultades y contra la voluntad de sus congéneres, salvan vidas en medio de las guerras; dentro del mar; en plena proliferación de los estamentos perversos; de lugares oscuros; del hambre; de violaciones; de jaulas; de compra y venta ilegal de seres vivientes, de tratas; de la muerte lenta. De la muerte... Son los que han entendido que Justicia es un arma maravillosa que resarce a la vida y le da su valor.

   Esta evidencia de humanidad es la que provoca algo de esperanza. Gracias a esos humanos que se han desprendido de la falsa humanidad cómoda, es que el sueño utópico no ha muerto. Algunos están despertando a la luz y ya ven un camino hacia la vida. Para mantenerla viva, para sentir su bondad natural y existir en su abrazo. A pesar de tanto desprecio hacia lo vivo, mi corazón está alerta. Algunas noticias son esperanzadoras... No me dejo caer en el desánimo. Gracias a los que levantan su voz por las voces silenciadas. Ô la vie: J'aime la lumière de tes yeux!

   Gracias a los salvadores de la vida, de toda vida. A los que se arman de Justicia por ella y cantan todos sus silencios.
🌵🌵🌵

Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.


Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!

sábado, 1 de septiembre de 2018

EN LA DIÁSPORA

Pintura de Yuri Klapouh (Юрий Клапоух).
Pintor romántico nacido en la ciudad de Jarkov en 1963, Ucrania.


*****

En la diáspora

Romper.
Deshacer el mar que tanto ahoga,
hacerme fina sal
o libre sueño.

Romper.
Golpear el gran dolor
hasta que cierre,
alejar de mí los inframundos.
El techo ennegrecido, los errores.

Habitar.
Vivir donde una vez
sentí olas de tiempo golpeado,
allá en la breve música
de una canción de nadie...
Vestirme de otros ojos, de otras tierras
molidas de distancia.
Sentir cálidas voces
que vibran cuando aman.

Romper.
Llorar todo el recuerdo,
el bagaje agotador.
En los violáceos rincones
de mis edades de espuma,
ser rosa de onda única
que desvista la lluvia.

Allí, donde tus ojos pensativos,
orilla transitable,
sonrisa de ventana de hogar nuevo.
Piel de arena
sin ruina de castillos en el aire,
sin brumas ni oleajes,
sin cenizas.
Poema en el borde imaginario...

Nacer lejos de calles conocidas,
flor de abrazos, de ocasos,
de una canción de pérdidas.

*****

Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.



Le temps du bonheur a l'habitude d'être bref... Le Soleil de nos jours!
Щастя є скрізь ...

Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!