viernes, 10 de enero de 2020

UNA VEZ TUVE UN CUENTO

Imagen del film: L'odeur de la papaye verte (Mùi du du xanh) 1993.
Director: 
Tran Anh Hung. Coproducción Vietnam-Francia.
Premios en el Festival de Cannes: Cámara de Oro y Premio de la Juventud.

 Entonces pude oír
pequeños latidos... 
Dulce es la vida si prestas atención.

🌸🌸🌸
Una vez tuve un cuento

Mañana, mañana...
Harán tu cuna en los albores
las mariposas blancas.
Y arrullarán tu nuevo nacimiento
los cantos nacidos
de tus pequeños brazos.

Una vez tuve un cuento
viviendo en mi casa.
Fue un regalo inesperado
que me trajo un relámpago.

Creció como crecen
los cuentos ideales,
con un poco de aliento
y dos gotas de agua.

Descubrí una mañana
que tenía una hoja,
que se hizo una rama,
que se hizo un gran árbol
lleno de palabras...

Era un cuento animoso                                    
desbordante de vida,
y fluía en su frente
un párrafo infinito.
!Las colinas lo amaban¡

Se alejó por diciembre
a encontrar su camino,
porque él era un cuento
de esos de andar por tierra.

Una vez tuve un cuento
que buscaba ser libre,
alcanzar la belleza,
el poblar de los libros...

Hace poco lo vi
al volver de una calle,
iba absorto en sus cosas
mirando a los tejados.
Llevaba letras rotas,
un verbo descosido...

“¿Dónde vas cuento mío?
¡Cuánto tiempo sin ti!
No pareces mi cuento...
¿No te sientes feliz?”.

Y al mirarme, sus ramas,
deshojaron dos versos,
y al revuelo del viento
se abrazaron a mí.

⭐⭐⭐

Clarisa Tomás Campa.  © All Rights Reserved.
(Poema publicado en el libro:
 "Donde los puentes se alzan". Letrame editorial,  diciembre 2017).
Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!

J’écris pour ne pas crier... Poema que fue publicado en este blog en fecha 12/12/2015. Lo publico de nuevo y supongo que muchos de los que me leéis, sabéis el porqué.
El poema aparece en el libro: Donde los puentes se alzan, pág. 74.
Escribo para no gritar, para ocupar el silencio que llora el mundo.
Grâce à vous, chers lecteurs, je continuerai à écrire, publier... 🙏💚🌿🐾😉📚

viernes, 3 de enero de 2020

MEMORIA DE UN NAUFRAGIO


 "After the wreck" (Amanecer después del naufragio).
Pintura de William Turner (1775-1851). Paisajista inglés.


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Memoria de un naufragio


   El mar arrojó mi cuerpo a la orilla. Toda yo, blanca como una luna de mayo, permanecí tendida sobre un tiempo muerto; fueron horas, días, o quizás un siglo desvelado de observar la espuma que levantan las olas.
   El sol estaba enfermo o escondido —supuse—, porque no sentí su calor ni el aroma que suele despertar en lo vivo, cuando él se planta. Las montañas eran nubes oscuras en líneas de horizontes amortajados. Y por encima de mí, ni una voz cálida, ni un vuelo de pájaro, ni un pétalo de rosa... Abrí los ojos. Volví a cerrarlos.

   Era el día de Navidad en aquel mundo de orilla urbanita, así me dijo una voz en un francés precario que yo entendí. Magullada y huesuda, sobre una camilla, “rompí aguas” de camino a algún hospital... No sabía de dónde venía ni dónde estaba.

   Entonces, en mi mente cansada, el llanto de un niño recién nacido, llora. Y yo busco a la madre y ella fue a buscar leche y alimentos... Un niño llora y nadie acude. Yo corro a su lado y lo tomo en mis brazos y quiero amamantarlo... Pasan las horas, mis pechos no tienen leche... La madre está buscando en las sombras, remece hojas secas, escarba en la tierra... Y el llanto del niño no cesa y en mis brazos el dolor se hace punzante...
   Comienzo a caminar sonámbula en la noche fría, voy detrás de los árboles que huyen. Me adentro con ellos en el vientre de la montaña, buscamos calor que no nos calcine. Me siento junto a ellos en el Hogar de los que no retornan al mágico camino de la risa. Estamos en silencio, ellos con sus copas cabizbajos; yo, con mis brazos caídos.

   Y de nuevo un llanto de niño recién nacido se cuela entre las rendijas tristes y creo que revivo. Algunas ramas revolotean como si quisieran alcanzar sus gorriones perdidos. Una estrella aparece en la ventana como una pirata legendaria y me guiña un ojo.
—¡Despierta! ¡Es una niña!— Oigo una voz agradable que resuena en mi oquedad, trae una esperanza y pan en un cestillo. A lo lejos, un perro chalanea con el aire, despiertan a las viejas ojeras de los mares.
¡Hemos nacido! —me digo incrédula—. De mi pecho brota leche. El llanto cesa.

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Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.

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Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!

lunes, 16 de diciembre de 2019

EL VERSO Y YO


Paisaje: Cárpatos de Ukraine (Україна, Ukrayina).

Imagen ©Clarisa Tomás Campa.

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"Habitaré mi nombre".
Saint-John Perse.
El verso y yo

En las márgenes del desvelo,
en la indiferencia de las estrellas...

Somos hileras de sílabas en cola
de algún Pronunciamiento, abrazos
caídos en desgracia, voces
inflamadas que buscan el Hogar.

Naufragamos ahogados en vivas soledades
como en las hojas abiertas de la noche,
la voz enmudecida del poeta
boga en la tinta de una lágrima de luz.

Ahora que tú sueñas con cisnes danubianos
y yo, con un eterno vals, vueltas y vueltas...

¿A qué playa iremos
a soltar nuestras arenas,
las cometas del alma
que se escapan del pecho?

Huidizos van los cielos desnudos
de sauces pero en tu pelo, el aire,
enreda y gime olas de purpurina...

No caigas, oh Verso, en el fútil desmayo
del poema exiliado en el cajón.
Tendremos otro ángel, otro comienzo
alzado de la ruina que ahora invade.

Y escribir lo nuestro a media voz arable
en tierras de fértiles arrullos,
como el gen primaveral que resucita
los inéditos contornos del centeno.

Aún sientes en tu espiga un relato indomable
como en las fabulosas praderas de Chornozem,
bajo la brizna tierna y apenas perceptible,
bulle con nueva vida, fuego sutil del humus.

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Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.

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¡Feliz Navidad y próspero año 2020 a todos!

Queridos lectores, como cada año desde el 2013 cuando inicié este blog literario, desde esta orilla inadvertida, sintiendo el eco del mundo, os deseo Felicidad. Ojalá todos alcancéis el grado de ella necesario en vuestro vivir. Ojalá la vida os ame y seáis “unidad” con Ella por muchos años.

Un million de soleils pour vous tous!
¡Feliz Navidad y próspero año 2020 a todos!
Happiness!   Zoriontasuna!   Sonas!    Szczęście!
Félicité!          Felicidade!         felicità!   Fericire!
счастье!         Ευτυχία!               幸福          Furaha!
Щастя!           सुख                         Geluk!     lycka!
Felicitat!         Boldogság!          lykke!     Furaha!

Desde aquí  también felicito y le envío un saludo muy especial a mi estimado amigo Nino Ortea, con todo mi cariño y respeto por su persona y cuanto escribe. Por un tiempo él dejó de escribir en su blog. Te echamos de menos, amigo...Su último libro “Donde vive el recuerdohttps://www.amazon.es/Donde-vive-recuerdo-Nino-Ortea/dp/1086743520 lo tengo estos días en mi cabecera. 

Lo que más me gusta del Nino escritor es su “dulzura” realista al escribir. Las cosas del vivir cotidiano las convierte en fantasías, y en ellas, el lector puede entender que hay palabras escritas con la sonrisa, para que no se parta el corazón. Ellas sostienen las escenas de la narrativa, y hacen que la obra luzca bella, quizá imborrable. Y entonces llega esa parte del libro donde la alegría del aire se siente fresca sobre la piel... Y sé que a otros lectores, al leer sus pasajes, le invaden sensaciones especiales, igual que siento yo.

La mayoría de las personas son otras personas”, dijo Oscar Wilde, y pienso que con razón. Y ahí, en el lado propio, es donde encuentro a Nino, porque él sí es EL.
Y ahí, en el pasaje 42, que lleva por título: “No te asustes, mi niño, pero...” Las palabras cuentan lo que la narrativa de Nino no esconde...
Con el paso del tiempo he comprendido que todos somos personajes y que nuestros actos responden al dictado de un destino tan cruel como lo es un escritor con sus creaciones una vez que no sabe qué hacer con ellas. Con el tiempo he comprendido que no hay mayor acto de libertad que el de decidir cuándo morir, y que no hay mayor piedad que la de ayudar a tus seres queridos a alcanzar esa libertad”.
Gracias, compañero.Un million de soleils pour toi!


Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.

Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!

martes, 19 de noviembre de 2019

SE PERDIÓ EN EL MAR

Niños cogiendo estrellas.
(Con permiso de Internet).

"Tu aroma se esparce,
siembra de corales
el lecho del mar..."
Clarisa T. 
Del libro: Entre dos tierras (2015).
(Al recuerdo de Aylan Kurdi 
y al de todos los niños muertos en el mar.)

Se perdió en el mar

Una boca pequeña,
una calle cualquiera
sin más pasos que andar.

Un pétalo del viento,
una tarde de invierno,
un pequeño latido sin hogar.

Un arrullo de besos,
unos ojos luceros,
una vida pequeña
que ya no llorará.

Salpica una ola
sobre la orilla,
mil pececillos
quieren seguirla.

Zapatos pequeños
sin estrenar,
sobre la arena
se quedarán...

Una tierna sonrisa,
pájaros de nieve
que quieren volar.

La última esperanza,
la tierna inocencia
cubierta de sal.

Un corazón pequeño,
una cuna de besos,
el tiempo de soñar...

Se perdió en el mar,
unas manos pequeñas
que ya no se alzarán.

Un pétalo del viento,
una tarde de invierno,
un cuento sin narrar.

⭐⭐⭐

Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.

Queridos lectores:
Según las estadísticas, 1.000 niños mueren cada día por falta de agua (Unicef); 85.000 niños han muerto de hambre en Yemen en los últimos cuatro años (2014-2018. La vanguardia); 640 niños se han ahogado en el Mediterráneo desde la muerte de Aylan Kurdi en 2014 (niño sirio refugiado), según  Save the Children. Hay millones de muertes de niños evitables en todo el mundo.  ¿Por qué se permite?
Un hecho tan escalofriante, creo, merece un recuerdo, una canción. Un poema...
También acuerdos entre países para proteger la infancia. Acuerdos de Gobiernos que lideren  un cambio en las políticas migratorias que permita a los niños y niñas buscar protección en Europa a través de vías legales. Se debe evitar que los niños sigan poniendo sus vidas en riesgo en el mar o en manos de mafias. Los niños merecen vivir. ¡Todos!

Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!


Les Choristes - "Vois sur ton chemin".

miércoles, 7 de agosto de 2019

CUANDO FUIMOS OJOS DE LLUVIA

Libro: "Cuando fuimos ojos de lluvia".
Autor: Clarisa Tomás campa (Julio 2019).
Novedad literaria.


Je crois en moi.
Je crois en mes mains, en ma lettre universelle.
Clarisa T.
   Estimados lectores: Leemos la vida...

   Mi editor acaba de darme la buena noticia  de que mi último libro ya está publicado y libre para su difusión. Me siento feliz de compartir este nuevo eco con todos vosotros. De momento sólo está disponible en alguna plataforma, más adelante se podrá comprar y difundir en otras. ¡Qué cosas! Y yo, lejos... En algún lugar donde una vez fuimos nómadas...

   "Cuando fuimos ojos de lluvia" recopila algunos poemas, cuentos y relatos inéditos, y otros que ya había publicado en este blog. Habla de encuentros con el dolor y también de encuentros con la alegría. En él también se deja escribir la esperanza... Y solo pretende ser una pequeña ventana por donde mirar lo que mueve el viento, lo que hace soñar a las hojas. Quizá un paisaje olvidado, o un cuento que alguien nos recordó en una noche de insomnio. Un oleaje de arboledas bajo la fina lluvia, y que a pesar de todos los relámpagos, siempre viene cargada de amor. ¡Oh Nebulosa!

   En principio iba a ser un proyecto de autopublicación con la editorial de un estimado escritor y compañero de escrituras, por motivos diferentes no pudo ser en esta ocasión; pero habrá otro momento más favorable para publicar con esta fórmula, seguro. Y en verdad le debo mucho a Nino Ortea. Él es un escritor espléndido en todo el sentido de la palabra. Yo también creo en ti, compañero. Merci pour tout!
   En breve pondré el resto de los enlaces donde se podrá adquirir Cuando fuimos ojos de lluvia, tanto en digital como en papel.
   La edición en formato papel es "a demanda", con lo cual si alguien está interesado sólo tiene que pedirlo en su librería habitual y podrá tenerlo en pocos días. 
   Gracias a todos. Siempre animada por vuestro apoyo lector, sigo escribiendo. "¿Seré lectura mañana también yo?". Que decía Unamuno. Ohlalá!🌞📚


Cuando fuimos ojos de lluvia puedes encontrarlo en: 
Amazon libros

El Corte Inglés / Libros

Casa del Libro

Libros. cc

Agapea/Libros

Libros en Google Play

Mención en:
Ven y enloquece

Extractos del libro: "Cuando fuimos ojos de lluvia" de Clarisa Tomás Campa.


"Primero fue la pasión
de amar por encima
de todo lo aprendido.
Después llegó el dolor
para fortalecer
la piel de las semillas".
Del poema "Creación sostenible". 


"Sobre la joven tierra sedosa
dos almas descubrimos
de amor no recorrido,
de amor primaveral
en las ardientes rosas..."

Del poema: "Cuando fuimos ojos de lluvia".


"Yo tenia una casita de porches abiertos,
con guirnaldas de campanillas y pensamientos
que trepaban alegres por su encalado,
allá por el camino que baja a la bahía..."

Del relato-poema: Estación desmemoria".

🌱🌱🌱

Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.

Gracias, lectores. 🙏📚
Merci beaucoup à tous!

viernes, 19 de julio de 2019

EL PINTOR DEL MAR


El pintor del mar


   Hace unos años, en un viaje a Varna, conocimos a un extraño que nos dejó honda huella. Recuerdo la historia de Borysko, un excomandante del ejercito ruso de la época en la que colapsó la Unión Soviética, y que había terminado alcohólico y sin hogar. Vivía en la playa. Solía pintar el mar y mientras lo hacía, susurraba el sentimiento que lo invadía. Algunos se paraban a escuchar su soliloquio y mirar sus garabatos. Pero nadie se quedaba mucho tiempo junto a aquel loco exiguo. Mi familia y yo, sí nos quedamos.
   Era nuestro último día de vacaciones y fuimos a despedirnos del mar negro. Al ver a Borysko en aquel trance frente al mar, nos sentamos sobre la arena a su lado y lo escuchamos hasta el final de sus pinceladas.

   Antes, en aquella mañana de julio, disfrutamos de una visita al Museo Arqueológico y sus famosas reliquias tracias de seis mil años de antigüedad, después almorzamos en el parque Primorski. Salido de una luz marina, apareció el hombrecillo de pobre aspecto, abigarrado y con barba de mil años. Cargado con sus bártulos se encaminó en dirección al paseo marítimo. Fue nuestra pariente Katiusha, la que reparó en su guerrera de combate desnutrida. En su pechera, sin embargo, lucían un sin fin de medallas con estrellas doradas, rojas y plateadas, que lo hacían brillar como un nacimiento de solecitos. Recuerdo que Katiusha se emocionó como la voz de una antigua canción de amor que sonaba...

   En un rincón de la playa de Varna, volvimos a verlo esa tarde. El viejo soldado pintaba olas. Le hablaba al mar y blandía su pincel como un fusil que sabe de victorias. En mi cuaderno de viaje plasmé su voz gemidora, junto a un plumón que el viento trajo en un revuelo...

   “Soy un hombre perdido. Perdido como un perro vagabundo sin calle donde dormir. Como el diente de león en los páramos. Como el olvidado en el corazón de Siberia... En tu orilla, ¡oh Negro!, mis manos se baten con las olas y se hacen blancas.... Recogen miradas que cayeron al mar desde su historia...
   Algunos transeúntes me dejan en el cestillo monedas para un trago; otros dejan panecillos que no puedo roer; pero a veces, algún niño me deja una chocolatina envuelta en sonrisas. Los niños me comprenden. Iluminan con su chispeante dulzura mi diario amargo...
   Soy un hombre solo. Solo como el «yo» sin atisbo de Verbo. No tengo compañeros de patio. El tiempo de jugar ya pasó...
  Las olas saltan, me alcanzan de lleno y entonces las prisiones se abren y yo escapo con el mar. ¡Pobre pintor!, —alguien dirá—. Pocos son los que compran mis dibujos. Pocos se llevan esta impronta en lienzos. ¿Acaso importa? Yo siempre he pintado para el ojo del mar...
   Trazo la cara del mar en su cárcel, en su arboleda de nubes, en su viento errático cargado de muerte; y en su lengua rastreadora y en sus raíces sin nombres, coloreo la herida. En los verdes olimpos y en las azules Ítacas de los valles del mar, remezo el arcoíris que ayer cerró los ojos...
   Deslizo el pincel, recojo otra mirada perdida y, ahí queda el mar prolongado. Trazo instantes, pinto melodías de suburbios trasnochados de tempo, que salta enjabonado de espuma. Que apenas se deja acariciar...
   Desde este ángulo, el mar y yo, somos la misma esquina. Incontables manos que se dejan llevar por el vaivén del empuje del vientre indómito. Un mismo estallido. La misma explosión... El mismo abandono a lo que surja mientra la gaviota picotea... Él y yo nos hacemos un hueco entre luces y llamas, saciamos la bravura del oleaje con baños de purpurinas...

   El mar habla continuamente. Lo escucho a barlovento. Cuenta proezas, le dejo narrar... En sus pergaminos coralinos guarda la sangre que derramé... Agradezco a quien pasa y nada pregunta, porque ya no recuerdo el origen de mis palabras solubles, y si hubo un lugar donde habité en sus desfiles...

   Vengo a esta playa como una costumbre de mis pies, por la inercia de mis botas. Admiro el mar, vuelco mi nave desolada en él. La que olvidé como una rosa en el viento. La que dejé al albedrío de los naufragios.
   Soy pinceladas demacradas de aquellas guerras que me abandonaron. Mientras dibujo, hay peces con suerte que escapan de las redes; un niño pasa corriendo detrás de un globo; una paloma herida se duerme a mi lado. Un ala delta sobrevuela la ensenada, deja su ruido arácnido. Y una joven sirena cae del cielo, se levanta de las arenas y se abraza a un joven sirenio con melena de león y maleta de leopardo. Acecho al sol en su baño de horizontes... La vida anda ajena a los eclipses. Aplaudo en mi interior la fuerza que no la derrumba. Porque yo una vez también fui Fortaleza.

   Mientras dibujo explosiones de burbujas y sales, me sacio con abrazos que otros se prodigan. Me conformo con la dolencia que tritura el día. Pero yo nunca fui éste que soy. No. Yo, era...
   Una vez fui otro. Sé que tenía un verbo interior que sabía conjugarse sin herir el idioma. Yo era más que un simple infinitivo, más que un nombre en decadencia. Y podía nacer en besos, y crecía en mil sabores...
   Ahora mis dudas pesan más que mis años. Y mis años ya no recuerdan sus canciones...

   Hoy es el día: ¡A tus órdenes, Negro!
   Soñoliento estoy entre turbulencias. He llegado al desquicio inenarrable. Es la hora, suelto mi mano. Ella dejará de dibujar... Cuando el día se aleje a su trinchera, también yo me iré... Mi mano acaba de caer y a mi alrededor, algunos ojos me admiran extrañados... ¡Oh Mar inconquistable, alza tu mano y pinta!”.

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Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.

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Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!

Para vuestro interés sobre la tierra de Bulgaria, dejo enlace sobre qué visitar  de sus muchas maravillas: