"Descuartizado me desangro:
nadie hará ya sufrir al hombre.
Nacerán hombres,
hombres auténticos,
más piadosos y mejores
que el mismo Dios".
Mayakovsky.
Dedicado
a un toro que se
escapó cuando lo llevaban al matadero...
Todas las espinas
Y ya tu rostro,
deslizado al vacío
atraviesa las espinas del mundo...
Cantad, voces de animales,
un solemne réquiem universal
por la rosa que calla.
Un corazón se consuela en la colina
de
las flores radiantes,
él
ya no sufre por los dardos,
sólo
admira su sangre y la ve correr...
—Algunos
morderán su carne vencida,
se reirán de su necia fuga—
Pero
él soñará entre las rosas...
El
sueño relampaguea en sus ojos,
le
trae yerba fresca
y
fuentes donde sanar...
Atrás
quedaron
los
sometimientos,
los hombres punzantes,
los
regueros de sangre de los días festivos.
Y el
tiempo dulce apenas mamado
mugiendo
en el vientre,
relamiendo
en la ubre el dulzor de la madre...
Hay
un corazón que huyó del verdugo,
corrió hacia las calles confundido,
imaginando
en ellas
margaritas
cosquilleando en su hocico...
¡Y
quizás Platero baje a su rescate
y
le traiga un millón de primaveras!
Un
corazón lacerado con alas de mariposa
que
se tiró al vértigo
y
cerró los ojos,
para
sentir los cantos alegres
entre
la brisa soñadora
de
los chopos.
Para
atravesar con su último suspiro
todas
las espinas del mundo.
Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.
En la búsqueda de respuestas.
Nuestro
mundo es un lugar extraño, unas veces da vida y la engrandece;
otras, la quita y la deja tirada en el barro. No imagino cosa más
triste para la vida, que sentir que la desprecien. El desprecio hacia
ella es grande. A cualquier lugar a donde miremos, lo vemos. Ya es un
hecho normalizado.
No
inmuta, no importa ver matanzas de animales. Las jaulas de la
explotación donde sus vidas son miserables. El sinsentido que
algunas sociedades ejercen contra ella, justificándolo de costumbre
o peor aún, vistiendo la tortura de cultura o arte. Es repugnante.
Y
en todas las manifestaciones en las que los “humanos” demuestran
su desprecio hacia la vida de los animales, de la naturaleza y de otros
inocentes de su misma especie, que ya sin gritos, cierran los ojos. Humillados en la más absoluta
indefensión.
El
humano es así, malvado por naturaleza. Por alguna razón, la
“humanidad” que lo hace diferente, es también un azote para la
tierra. ¡La tierra! Lugar donde viven plantas, animales y personas.
Y aquel que llegó el último se ha apoderado de todo con ansia
destructiva y ahí está, embrutecido en su conducta aniquiladora.
A
estas alturas de la vida en la tierra, los argumentos de los humanos
para hacer daño han perdido toda razón. Pero ellos insisten en
poner excusas para justificar su osadía. Visten de necesidades lo innecesario; de costumbre, sus debilidades más primitivas; a nadie
engaña y nadie es engañado, pero unos siguen despreciando la vida
con la complicidad de otros que permanecen impasibles.
Hay,
sin embargo, algunos humanos honorables que hacen ruido, no se callan. Son los que a pesar de las
dificultades y contra la voluntad de sus congéneres, salvan vidas en
medio de las guerras; dentro del mar; en plena proliferación de los
estamentos perversos; de lugares oscuros; del hambre; de violaciones;
de jaulas; de compra y venta ilegal de seres vivientes, de tratas; de la muerte lenta. De la
muerte... Son los que han entendido que Justicia es un arma
maravillosa que resarce a la vida y le da su valor.
Esta
evidencia de humanidad es la que provoca algo de esperanza. Gracias a
esos humanos que se han desprendido de la falsa humanidad cómoda, es
que el sueño utópico no ha muerto. Algunos están despertando a la
luz y ya ven un camino hacia la vida. Para mantenerla viva, para
sentir su bondad natural y existir en su abrazo. A pesar de tanto
desprecio hacia lo vivo, mi corazón está alerta. Algunas noticias
son esperanzadoras... No me dejo caer en el desánimo. Gracias a los que levantan su voz por las voces silenciadas. Ô la vie: J'aime la lumière de tes yeux!
Gracias
a los salvadores de la vida, de toda vida. A los que se arman de Justicia por ella y cantan todos sus silencios.
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Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.
Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!