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lunes, 17 de septiembre de 2018

TODAS LAS ESPINAS


"Descuartizado me desangro:
nadie hará ya sufrir al hombre.
Nacerán hombres,
hombres auténticos,
más piadosos y mejores
que el mismo Dios".
Mayakovsky.

Dedicado a un toro que se escapó cuando lo llevaban al matadero...


Todas las espinas

Y ya tu rostro,
deslizado al vacío
atraviesa las espinas del mundo...
Cantad, voces de animales,
un solemne réquiem universal
por la rosa que calla.

Un corazón se consuela en la colina
de las flores radiantes,
él ya no sufre por los dardos,
sólo admira su sangre y la ve correr...
—Algunos morderán su carne vencida,
se reirán de su necia fuga—
Pero él soñará entre las rosas...

El sueño relampaguea en sus ojos,
le trae yerba fresca
y fuentes donde sanar...
Atrás quedaron
los sometimientos,
los hombres punzantes,
los regueros de sangre de los días festivos.
Y el tiempo dulce apenas mamado
mugiendo en el vientre,
relamiendo en la ubre el dulzor de la madre...

Hay un corazón que huyó del verdugo,
corrió hacia las calles confundido,
imaginando en ellas
margaritas cosquilleando en su hocico...
¡Y quizás Platero baje a su rescate
y le traiga un millón de primaveras!

Un corazón lacerado con alas de mariposa
que se tiró al vértigo
y cerró los ojos,
para sentir los cantos alegres
entre la brisa soñadora
de los chopos.
Para atravesar con su último suspiro
todas las espinas del mundo.


*****
Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.


En la búsqueda de respuestas.
    Nuestro mundo es un lugar extraño, unas veces da vida y la engrandece; otras, la quita y la deja tirada en el barro. No  imagino cosa más triste para la vida, que sentir que la desprecien. El desprecio hacia ella es grande. A cualquier lugar a donde miremos, lo vemos. Ya es un hecho normalizado.
   No inmuta, no importa ver matanzas de animales. Las jaulas de la explotación donde sus vidas son miserables. El sinsentido que algunas sociedades ejercen contra ella, justificándolo de costumbre o peor aún, vistiendo la tortura de cultura o arte. Es repugnante.

   Y en todas las manifestaciones en las que los “humanos” demuestran su desprecio hacia la vida de los animales, de la naturaleza y de otros inocentes de su misma especie, que ya sin gritos, cierran los ojos. Humillados en la más absoluta indefensión.
   El humano es así, malvado por naturaleza. Por alguna razón, la “humanidad” que lo hace diferente, es también un azote para la tierra. ¡La tierra! Lugar donde viven plantas, animales y personas. Y aquel que llegó el último se ha apoderado de todo con ansia destructiva y ahí está, embrutecido en su conducta aniquiladora.

   A estas alturas de la vida en la tierra, los argumentos de los humanos para hacer daño han perdido toda razón. Pero ellos insisten en poner excusas para justificar su osadía. Visten de necesidades lo innecesario; de costumbre, sus debilidades más primitivas; a nadie engaña y nadie es engañado, pero unos siguen despreciando la vida con la complicidad de otros que permanecen impasibles.

   Hay, sin embargo, algunos humanos honorables que hacen ruido, no se callan. Son los que a pesar de las dificultades y contra la voluntad de sus congéneres, salvan vidas en medio de las guerras; dentro del mar; en plena proliferación de los estamentos perversos; de lugares oscuros; del hambre; de violaciones; de jaulas; de compra y venta ilegal de seres vivientes, de tratas; de la muerte lenta. De la muerte... Son los que han entendido que Justicia es un arma maravillosa que resarce a la vida y le da su valor.

   Esta evidencia de humanidad es la que provoca algo de esperanza. Gracias a esos humanos que se han desprendido de la falsa humanidad cómoda, es que el sueño utópico no ha muerto. Algunos están despertando a la luz y ya ven un camino hacia la vida. Para mantenerla viva, para sentir su bondad natural y existir en su abrazo. A pesar de tanto desprecio hacia lo vivo, mi corazón está alerta. Algunas noticias son esperanzadoras... No me dejo caer en el desánimo. Gracias a los que levantan su voz por las voces silenciadas. Ô la vie: J'aime la lumière de tes yeux!

   Gracias a los salvadores de la vida, de toda vida. A los que se arman de Justicia por ella y cantan todos sus silencios.
🌵🌵🌵

Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.


Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!

miércoles, 29 de junio de 2016

PODER Y JUSTICIA

Justicia venciendo a Injusticia. Barroco. Francesco Solimena (1657-1747). 

Eterna rivalidad: Poder y Justicia🍃

Meditando sobre los acontecimientos recientes ocurridos en España en estas ultimas elecciones y el debacle de Europa, me quedo como Erasmo de Rotterdam, “viendo el escaso poder que tiene la razón sobre la realidad”.
Dice Zweig en su libro Erasmo de Rotterdam triunfo y tragedia, que : «Parecíale a Erasmo, muy alocada toda la confusa agitación del mundo y a dondequiera que lanzara su mirada encontraba realizado el sentido del soneto de Shakespeare:

El mérito nacido cual mendigo,
la indigente oquedad reverenciada,
mordaza para el arte quien gobierna,
privado de derechos el espíritu,
juzgada necia la honradez sencilla».

También estoy confusa.
Algunos países que conforman la UE, ya no quieren permanecer en el proyecto europeo; Reino Unido (Brexit),  no quiere formar parte y otros harán lo mismo. Quizá porque nunca hubo intención de crear un espacio común más humano donde la política solidaria fuera el principal eje, sino todo lo contrario; mas bien el experimento europeo nos ha traído a la actualidad aquel pensamiento egoísta que Maquiavelo proponía en su obra : El Príncipe. Donde cada “principe” de cada reíno de Europa ha pretendido para sí el más amplío poder.

Y España, por segunda vez, ha elegido un camino en el cual muchos españoles no cabrán en él, y otros se quedarán en las cunetas abandonados a su suerte. España no quiere políticas encaminadas a una mayor igualdad social. Ha triunfado como hemos visto la corrupción y todo lo que aleja, aún más, las clases desfavorecidas, es decir, a los perdedores; y se ha penalizado en las urnas a quienes aún no están viciados con las ansias del podio. A quienes luchan por hacer efectiva una sociedad más justa. Y todo parece un verdadero “juego de despropósitos”. No pretendo satirizar los males de esta sociedad actual, ni hacer crítica de nada, pues ante lo incomprensible, las palabras sobran y la verdad, estoy sin armas. Simplemente parece que se repite el mismo mal que viene desde antiguo: la estupidez humana. Es evidente que: “en España se premia lo malo”. Y no digo esto porque lo dijera un ilustre en otro tiempo y contexto teatral que nada tiene que ver, – y que era más bien conservador – cuyo nombre se repite en estos días, sino porque es una evidencia.

Hace unos días asistí a un desagradable suceso: el desahucio de una familia y sin un alternativa habitacional. Diariamente aún ocurren en nuestro país 67 desahucios. Por poner un ejemplo de uno de los males que arrastramos y que pudiéndose favorecer las herramientas para erradicarlo, “los poderes” no lo lo han permitido. La lista de males sociales, como todos sabéis, es larga. Y no hablemos de ayudar al prójimo, ya sea un vecino o un refugiado. ¿Será que todos llevamos un príncipe Maquiavelo dentro? ¿Será que el humanismo fue sólo un pensamiento sin acciones que se quedó en cobardía? Pero no, una parte de la sociedad no es cobarde, lo demuestra cada día en las calles rebelándose ante las injusticias y, ¿por qué no decirlo?, también ante la pasividad, la complicidad... Otros lo demuestran en su trabajo diario. Y ahora todos somos cómplices de aquellos males que no se arreglarán. Pues eso, que tenemos lo que nos merecemos.

Capítulo XXXI (Fragmento) de Elogio de la locura de Erasmo de Rotterdam.
«Veamos: Si alguien volviese la vista a su alrededor desde lo alto de una excelsa atalaya, como los poetas le atribuyen hacer a Júpiter, vería cuántas calamidades afligen la vida humana, cuán mísero y cuán sórdido es su nacimiento, cuán trabajosa la crianza, a cuántos sinsabores está expuesta la infancia, a cuántos sudores sujeta la juventud, cuán molesta es la vejez, cuán dura la inexorabilidad de la muerte, cuán perniciosas son las legiones de enfermedades, cuántos peligros están inminentes, cuánto desplacer se infiltra en la vida, cuán teñido de hiel está todo, para no recordar los males que los hombres se infieren entre sí, como, por ejemplo, la miseria, la cárcel, la deshonra, la vergüenza, los tormentos, las insidias, la traición, los insultos, los pleitos y los fraudes. Pero estoy pretendiendo contar las arenas del mar»... 🌊

Así, los eternos antagonistas se enfrentan de nuevo y parece que, prevalece el Poder. Siempre el poder... Maquiavelo está vivo.
Dice Stefan Zweig en su libro sobre Erasmo que: «mientras Erasmo deja a las generaciones venideras , como noble tarea, su legado espiritual de una concordancia europea, aparece uno de los libros más decisivos y osado de la Historia Universal, el famoso, Príncipe, de Nicolás Maquiavelo. En este manual, matemáticamente claro, de política de potencia y de buen éxito sin consideración a cosa alguna, están palpablemente formulados, como en un catecismo, los principios más opuestos al erasmismo. Mientras Erasmo exige de los príncipes y pueblos que subordinen, voluntaria y pacíficamente, en aras a la fraternal comunidad de todos los hombres, sus pretensiones egoístas e imperialistas, Maquiavelo eleva la voluntad de potencia, la voluntad de energía de cada príncipe y de cada nación hasta ser el supremo y único objeto de su pensamiento y acción (…) El extremo desarrollo de la propiedad individual nacional tiene que ser para ellos el único y visible fin propio y culminante de toda evolución histórica, y su realización, sin miramiento alguno, la más alta tarea dentro de los acontecimientos del mundo; para Maquiavelo el sentido final es el poder y el desplegamiento del poder, para Erasmo, la justicia».

¿No os recuerda este ejemplo de antítesis de pensamiento político y social a lo que está ocurriendo en nuestro país y en Europa?🌍

Para mí, las políticas conservadoras son el fiel reflejo de ese pensamiento de fuerza efectiva sin contemplaciones. Por el contrario, las políticas más solidarias y las social-demócratas, serían las reminiscencias de esa humanidad que aún pervive, quizá soterrada, bajo nuestra piel de humanos.
Una vez más comprobamos que, en la sociedad actual, prevalecen los intereses individuales a los comunes. La política, que no es más que el engaño mediante el cual los poderes, se proporcionan a sí mismos más poder y dejan unas migajas a la ciudadanía, haciéndoles creer que los derechos sociales tienen que ganárselos mediante los múltiples mecanismos de esclavitud que la misma sociedad genera, con la falsa ilusión de que son logros individuales, sirve, y muy bien, a su propósito. Todos los pobres del mundo deberían unirse para crear un vínculo de solidaridad juntos. Desterrar todo lo maquiavélico, o al menos, apartar de las instituciones y de los gobiernos ese empero legendario tan mezquino.
Es ingenuo y hasta ridículo pretender que las sociedades deberían aspirar a un gobierno que las hiciera felices. Como mínimo, que no te dejaran morir de hambre delante de un gran supermercado; o morir sin atención sanitaria, delante de un hospital; o morir ahogado en el mar, delante de un mundo tirado al sol en la playa...
Todas las personas tenemos iguales derechos adquiridos al nacer, sólo por el hecho de estar vivos. ¿Quién decide que un niño coma y otro no? ¿Quién decide el derecho de vivir bajo un techo, de caminar libremente, de tener acceso a la sanidad?... Estas cosas no deberían discutirse en nuestros días.
¿Será que el legado de Maquiavelo prevalece al de Erasmo? Será que esa idea del humanismo, la más sencilla y al mismo tiempo eterna, de que el supremo tema de la humanidad es llegar a ser cada vez más humana, cada vez más espiritual y comprensiva de Erasmo, se diluye en los brazos de las fuerzas del capitalismo voraz, que todo se lleva, incluso la oportunidad de ser humanos.
¿Será que lo que se ha perdido, perdido está?...
En fin, – permitidme esta licencia comparativa con varios siglos de diferencia – pero en España hemos elegido a Maquiavelo. Erasmo se ha quedado en su Elogio de la locura. 👀El espíritu de justicia, la anhelada unión de las naciones bajo el signo de cultura común, sigue siendo una utopía, no ejecutada, y acaso, nunca ejecutable dentro de nuestra realidad. «Pero en lo más profundo, siempre supo Erasmo que este perverso espíritu de la naturaleza humana, que el fanatismo había de destrozar su propio mundo benigno y su existencia».🐾

Anticipemos aquí lo que hace que Erasmo de Rotterdam, el gran olvidado, sea todavía hoy, y precisamente hoy , de tanto valor para nosotros: entre todos los escritores y creadores del Occidente fue el primer europeo consciente, el primer amigo de la paz, el más elocuente defensor del ideal humanístico, benévolo para lo mundano y lo espiritual. Erasmo amó muchas cosas que son queridas hoy para nosotros: la poesía y la filosofía, los libros y las obras de arte, las lenguas y los pueblos, y, sin hacer diferencia entre todos ellos, el conjunto de la humanidad, para el logro de una más alta civilización”.
Del capítulo: “Misión y sentido de la vida” de Stefan Zweig.
🌸🌸🌸

✍📚Pequeño ensayo argumentado en ideas tomadas del libro de Stefan Zweig: Erasmo de Rotterdam triunfo y tragedia de un humanista. Y del libro de Erasmo de Rotterdam: Elogio de la locura.


Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.


Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!

domingo, 8 de mayo de 2016

MATAR A UN TORO

                         
Imagen del cuento: El toro que bramaba poemas, de Carmen Lodeiro.
Su blog: http://cometacarmenlodeiro.blogspot.com.es/2010/04/cuento-el-toro-que-bramaba-poemas_17.html
   
"Los ruiseñores no se dedican a otra cosa que a cantar para alegrarnos.
No estropean los frutos de los huertos, no anidan en los arcones del maíz,
no hacen nada más que derramar el corazón, cantando para nuestro deleite.
Por eso es pecado matar a un ruiseñor".
Harper Lee: "Matar a un ruiseñor"


Carta a un poeta enaltecedor de la tauromaquia,
que invita al festejo y presume de versos toreros
Preámbulo:
Esta carta no va dirigida a nadie en concreto, sino a quien corresponda. Y es mi forma de expresar la indignación y el dolor que me produce el hecho de que aún se celebren corridas de toros con la complicidad de muchos.
Ya sé que algunos poetas, pintores y artistas han defendido las corridas de toros como un arte e incluso han sido fuente de su inspiración, aunque pocos han llorado por ellos. He leído mucho sobre esto. El resultado para el toro es el mismo: muerte artística agónica, con su parafernalia. Algunos como Vargas Llosa o Savater no se pierden una fiesta taurina y,  dejan sus justificaciones con sandeces como esta de Savater en el País:  "lidiar al toro no es torturarle pues el toro ha sido creado para ser lidiado" ¡Qué poco les influyó Jovellanos o Unamuno. Me parece que nadie debería poner en duda que lo que se hace con los toros es una salvajada y, por ¿diversión? Me ahogo con estas cosas...
Arte es tener el valor de enfrentarse al fuego, pelear con él y salvar vidas. Arte es el diario de cualquier madre o padre con un mísero trabajo y mísero sueldo. en fin... Yo sólo veo sadismos ejercido por mentes déspotas. Es injustificable que estos festejos taurinos aún se permitan. 

Pero el origen de este reclamo surgió al leer a un escritor del que soy lectora habitual, y su acto público en favor de los toros, enalteciendo la figura del torero y, ofreciéndonos una imagen torera acompañada de unos versos de su creación sobre la figura de un torero conocido. ¿Donde está ahí la belleza? Me sobrecogió su falta de sensibilidad hacia un acto tan cruel, del que no se desvincula, sino que no tiene reparos en demostrarlo con su aporte visual cargado de soberbia. Quizá no me esperaba que alguien que se dedica a la enseñanza y la escritura, fomente y propague esta aberrante costumbre de matar toros. ¿Son merecedores los toros de esta saña? ¿Esta crueldad es arte y aporta algo bueno? ¿No encuentra este escritor otra musa más allá de verónica o muleta? Que escriba en favor de esto y se lo crea, me parece decadente... Lo demás de él desconozco, sólo esto me ofende, o tal vez sólo me duele... Supongo que es otro taurómaco orgulloso de serlo. No lo sabía...
Como no quiero lanzas, y sólo tengo algunas palabras, éstas son las que alzo en favor del indefenso.

Desde una orilla, sobre la arena...
Poeta torero:
Te felicito por tu bonita enseñanza.
Sin menosprecio a tu amplia obra literaria, te escribo en respuesta a tu gesto generoso hacia mí – digo generoso y tú sabes porqué – . Como leí en alguna parte: «Por sus gestos los conoceréis». Así, ayer comencé a conocerte...

La escena era dantesca, tú, orgulloso de tus recientes premios literarios y tus muchos seguidores virtuales, quisiste ofrecer a tus lectores una muestra de lo que es una obra de arte bien hecha, y nos deleitaste con un símil poco agradable (a mis ojos y a los ojos de otros), ya que la imagen de un torero con su capote en gesto petulante, carece de logros, de belleza y menos de arte. ¡Vaya hombría! ¡Qué ejemplo tan sano!... ¡Qué poco te duele el calvario injustificable que infligen al toro! Sí. No te comprendo.

Ya sabemos, entonces, que lo que te gusta es que te jaleen... Pero hasta ahí puedo entenderte, quizá porque observando, me di cuenta de que quien te jalea te lee poco, y seguro que tampoco compra tus libros. Yo, por el contrario, acabo de leer uno tuyo, y me gustó su lectura en general, aunque descubrí cierta insolencia manida en algunos versos, de esos que quieren ser a golpe de muleta y estoque. Poca naturalidad leí, quizá, porque esa naturalidad estaba manchada de gestos de otra naturaleza ajena a la belleza poética. Esa parte de tus versos me resultó obscena, aburrida y sin gracia. Quiero decir, que la parte en la cual, literariamente, te conviertes en un ferviente enaltecedor del toreo, engalanando con tu verbo sus proezas, en ésa, ya se me abrieron las venas...

Muchas cosas acudieron a mi mente – lo siento por mí, que me llevé un estocazo – me cuesta comprender que de una mente sensible y pluma delicada, salgan esos versos adoradores, sin la más mínima piedad por el ultrajado toro. Esos vítores, de los cuales presumes, casi pude oírlos, y me transportaron a otros tiempos de circos romanos, donde estas bárbaras costumbres de ser felices ultrajando a otros era moda y diversión.
Fue en ese instante de lectura incomprensible del motivo de tus verso, cuando acudió la escena nítida a mi mente y también me pregunté, pero:
«Quo Vadis?».
La escena abrió las puertas del palacio del Emperador, en donde un gentil Petronio, harto de los ridículos, insufribles e insensibles poemas de Nerón, se fue a su casa para escribirle una carta en donde le expuso lo que todos pensaban y no se atrevían a decirle: «Mutila la vida, pero te ruego que no mutiles las artes».

En fin, esto tampoco es ningún pecado, y mérito tienes, no lo dudo. Siendo como eres un representante de la educación y la literatura, tu ejemplo remueve conciencias. El mérito de saber describir con elogios, la hazaña honorable de un matador de toros tiene premio. Quizá si en vez de escribir un poema sobre el embrutecido, lo hubieras hecho sobre el ultrajado, me hubiera conmovido tu arte. Ahí, justo ahí, fue cuando me dio un golpe de tristeza...

No puedo dejar de imaginarme la mirada de aquel toro, allí en aquel coso, lejano de la mano del Salvador y bajo el mismo techo del Crucificado, donde lloraba cubierto de sangre pidiendo clemencia que nunca llegó...

Yo, que siempre tropiezo en la misma piedra: veo a la gente como no son. Me llevé un sobresalto, pues de un alma sensible, que así te creía, con tu gesto deforme, me quedé helada. No esperaba de ti ese gusto y regocijo por semejante aberración prehistórica, pues yo te imaginaba más humanizado y por supuesto, un ferviente defensor de la vida.

Sí, ya sé, en España y otros países (aquellos a donde llevamos cultura con no pocas lágrimas), no es ningún pecado matar a los toros; ni ir a ver matar a los toros; ni enseñar a los niños a matar a los toros; ni disfrutar con la sangre derramada de un inocente, mientras el matador se revuelca en su verónica, agarra su estoque y con golpe certero remata la faena. Eso sí, después o antes del sacrificio, es costumbre curarse para no ir al infierno y, se le suele pedir al cura de turno que eche su bendición para que la tortura impuesta al indefenso animal, sea bien larga; para que borbote la sangre bien roja a cada puyazo; para que el valiente torero adorne con rejones, banderillas, espadas y estoques, al toro y éste se retuerza lo más dolorido posible; bien bendecida, digo, por los santos del templo, para que el toro resista y no muera antes de la hora prevista. Para que los mirones de la grada se relaman de gusto, aclamen en “vivas y olés”, y pidan a gritos “¡la oreja y el rabo”!. Sólo escribirlo me abruma...
¡Ay, si volviera de su santuario y viera esta fiesta tan poco cristiana aquél que mataron con clavos, alguno de estos valientes quizá alcanzaran su éxtasis...

Como con tantas otras cosas injustas me rebelo y lo critico, aunque sólo sea eso lo que pueda hacer. Espero conocer el día en que esto se prohíba y los toros tengan su derecho a vivir, y el que quiera divertirse torturando que se aplique el estoque, a ver si de placer se le saltan los ojos. 

Quizá Ella no signifique nada para muchos, pero es gracias a Ella, que tú y yo estamos aquí, vivos. No creo que nos otorgara el vivir para dedicarlo a quitar vida sin necesidad y por el placer aberrante de disfrutar de ello. Yo creo que eso pesa en alguna parte. Todo lo vivo merece respeto y dejarlo llegar a su plenitud. ¿Quién es un fulano para matar toros? ¿Con qué derecho se le causa a otro ser vivo indefenso tal castigo, se jacta de ello y se tiene la osadía de llamarlo arte? Es un crimen, lo vistan como lo vistan; lo pinten como lo pinten; lo defiendan como lo defiendan. Y quienes apoyan tales actos y hacen apología de ello, son cómplices y merecen mi crítica igual. Ojalá cambien las tornas alguna vez en la tierra, y a la naturaleza le nazca voz y manos para defenderse.

Por todo esto, y porque de un escritor tan apreciado como te considero, es que me mataste, cuando ante mi crítica, en vez de bajar de tu escenario de trajes de luces y venirte al lado de los que no queremos más fiestas salvajes y menos alabanzas, tú, te subiste aún más alto, y te has hecho taurino de versos fúnebres. Que sepas, que esos actos y dedicatorias toreriles no te honran como escritor y menos como persona.

Estás en tu derecho de seguir apoyando y escribiendo maravillas del toreo. Vivimos en una tierra en la que cada cual mata o idolatra lo que quiere. Pero no esperes que yo pierda mi tiempo en leer tus hazañas presumidas de lo bien que matan los matadores. Y que ya sé que este parecer mío, no significa nada para un escritor convencido de que la vida de un toro no vale nada. Como tampoco te importará, que a consecuencia de descubrir tu afición por los toros y tus versos toreros, a mí se me haya “caído el santo al suelo”.
Espero que también a otros, igual que espero que un día las corridas de toros dejen de ser una fiesta macabra y pasen a ser historia.

Desde mi humilde posición de simple persona que respeta y ama la vida, ¡toda!, y a todos los que me leéis y me dedicáis un momento de vuestro tiempo, os pido que no vayáis a los toros, ni seáis cómplices de estas salvajadas, ni busquéis divertimento en torturarlos. Seamos humanos, humanicemos nuestros actos y no hagamos daño a otros como muestra de superioridad. No enseñemos cosas insanas. Sumaros a las voces y a las plataformas que luchan por abolir los festejos taurinos.
Y a los que se dedican a torear, les pediría compasión. Que busquen otra forma de ganarse la vida, que la Vida se lo agradecerá. Creo que es un legado muy pobre el que dejarán a sus hijos. Cuando a éstos les pregunten por la profesión de sus padres, decir “matador de toros”, probablemente les avergonzará.
Desengáñense, gente torera, no hay belleza en lo que hacen. Sin embargo, el toro es bello: ¡que viva!

Gracias a todos los que amáis a los animales y lucháis por su vida.
Leyendo, leyendo, sobre este tema, llego a la conclusión de que quizá todo se reduce a la educación. Aquellas impresiones recibidas en la infancia, acabarán formando parte de nuestra conducta. Leer, leer... 

Recomiendo el libro de Jesús Mosterín, en contra de la crueldad inútil de estas tradiciones españolas : A favor de los toros. Ed. Laetoli (2010)

Aquí algunos artículos de interés al respecto de este libro para quien quiera informarse y leer.




"En España [...] casi todos los debates son argumentaciones doctrinales. Por eso es tan saludable, y tan educativo, el libro de Jesús Mosterín [...] A favor de los toros, una diatriba apasionada contra la crueldad inútil y el salvajismo de tantas tradiciones españolas, pero también un informe documentado y preciso sobre los términos verdaderos de la cuestión:  desde la fisiología del sufrimiento, en la que todos los mamíferos superiores nos parecemos tanto, hasta los pormenores históricos de una anomalía cultural que nos avergüenza ante el mundo, y que tiene su origen en lo más negro de un pasado que se obstina en seguir infectando el presente" (Antonio Muñoz Molina, El País, Babelia)


http://metode.cat/es/Revistas/Libros/A-favor-de-los-toros-de-Jesus-Mosterin

"Así, en la moderna España de Internet resulta anacrónico un festejo que con su «remilgada cursilería, gestos amanerados y, sobre todo, abyecta y anacrónica crueldad» –como dice Mosterín– nos parece hoy tan solo un vestigio cutre y hortera de la España más bárbara y ultramontana".

"Los artículos de Mosterín reunidos en este volumen convencen. Ni siquiera habrá que leerlos todos, pues unas cuantas páginas bastarán para que quien todavía albergue dudas apueste por la razón y la ética, en contra de la crueldad festejada. Lo importante es que, con la contundencia de sus proclamas, Mosterín ha llamado la atención de la sociedad española sobre el desconocimiento reinante respecto a la atávica realidad de las corridas de toros; y ha dado un paso más hacia un horizonte que algunas veces se vislumbra más cercano: el olvido definitivo de esa España «devota de Frascuelo y de María» –empecinada en el ruedo y la sacristía– que tan reacia se muestra a desaparecer". 


Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.
🌱🌱🌱
Gracias, lectores. 🙏
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