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domingo, 15 de octubre de 2023

MIRA ESOS ZAPATITOS

© All Rights Reserved  pixabay
"El sol brilló y se apagó
sin que yo me diera cuenta.
La tierra giró
y no lo mencioné en mi diario".
Wislawa Szymborska.

Mira esos zapatitos, ahí, desprendidos
de los pies de la vida que ya no calza...

Ellos son como tú,
sólo quieren inflar sus pulmones
y salir de la jaula.
Tocar solecitos risueños
y subir con el viento a las nubes que viajan.

Ellos lloran como tú,
sienten como tú,
sueñan como tú cuando el dolor
les deja sin escaleras mágicas...

Pero ellos no viven como tú,
no duermen como tú,
no mueren como tú
sobre camas descansadas.
Ellos están lejos de las misericordias.

Y tú, que eres sin errajes de espinos,
un zapato bien vestido
que juega a ser zapato de salón:
¿por qué tiemblas?
Tú, que ganaste el título de “humano”
en un inesperado escaparate al por mayor:
¿sabes lo qué es frío? 
Echa a correr desde tu ombligo
y mira los dominios que perdiste,
la cara oculta del cielo abandonado...

No detengas la voz que dentro
de ti se esconde si la escuchas,
porque ella sabe de persecuciones
más que las miserias descolgadas.

Mira a tu alcance,
prevalece el sonrojo
sobre las altas torres...
Mírate dentro,
no abandones los pequeños brotes
en los tristes parajes infecundos
porque luego te dolerán...

Mira a tu alrededor, observa
la inmensa fábula
de los que ya no levantan polvaredas,
y verás campos memorables, bañados
de pequeñas historias que se resisten a morir
sin un sorbo de ternura,
sin caricias para el regreso...
¡Sin palabras para construir
las nuevas edades del Verso!
🍀🍀🍀
Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved

Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous! 

Note: Graciasestimados lectores, por venir a esta orilla literaria, siempre amiga. Ya sabéis... 📚A golpe de impulsos la vida nos conduce, dejamos las huellas de nuestros dedos en las puertas... Escribo con algún color puesto, espero que algunas personas me vean y yo espero ver a otros en este paréntesis donde todos parecemos puntos suspensivos... Sed felices y nunca perdáis el color de la bondad, ese color especial de saber reconocer a otros... 
Damos la espalda al Terrorismo en cualquiera de sus formas. Que la luz nos ilumine para reconocer la inocencia y salvarla, aunque la utilicen de escudo los cobardes; aunque la arrastren y la entierren... No seamos meros ojos indiferentes. Un million de soleils pour vous tous! 
🌞🤗🍀🪁🌎🌱📚🌍🎵🌏🌻💚🌱 
HAYA PAZ! ¡Gloria a Ucrania! Слава Україні! 

HAYA PAZ  en :
ARMENIA-AZERBAIYAN
ISRAEL-HAMAS (PALESTINA)
YEMEN
REGION TIGRAY (ETIOPIA-ERITREA-TIGRAY)
REP.DEMOC.DEL CONGO-GRANDES LAGOS
ZONA SAHEL
HAITI
PAKISTAN
INESTABILIDAD? EN TAIWAN (EE.EE-CHINA)

Tengo la gran suerte de reconocer a personas maravillosas que escriben en este tiempo comunicativo de internet y son muchos los que me dejan admirada por sus aportaciones con temas varios (cine, literatura, fotografía, naturaleza, viajes, personales, arte en general y mucha, mucha creatividad) que merecen ser leídos. Os pongo aquí algún enlace (que no son todos, por supuesto 🙏) pero para no hacerme extensa y en sucesivas entradas iré añadiendo otros ídem, buscando siempre mejorar nuestro entendimiento humano sobre la percepción del mundo y para insistir en el aprendizaje. Voilà! 👀🌞⌛ Hoy es un placer leer a:


🎵😇🎈🪁🌱🌏🌎🌍🌻🌞

Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved

viernes, 10 de abril de 2020

LA SALA DE LOS CUERPOS RADIANTES

La última cena de Salvador Dalí (1955). Surrealismo.
Óleo sobre lienzo. Galería Nacional de Arte de Washington D.C.

La sala de los cuerpos radiantes

   Iryna llega cansada. Su turno en el hospital, como enfermera, cada día es más largo. Le he guardado la cena y está sobre la mesa. Para ella es el desayuno, supongo. ¡Pobre hija! Se ha estrenado en su trabajo bajo el azote de esta pandemia. Tiene los ojos tristes, la oigo llorar por las esquinas, aunque disimula. Mientras come, desganada, habla y habla, dándole vueltas a un macarrón...
   —Hoy han muerto 41 personas solo en mi turno. Una mujer de 45 años, casi como tú, mamá, ¡murió en mis brazos! Y solo pude decirle: "todo va a ir bien." Y aún así, ella, para que yo no me apurase, me sonrió dulcemente. Sabía que era el final y solo me sonrió... A su familia no le estuvo permitido acompañarla... El médico certificó la hora de la muerte a las 4:37 a.m. Un celador, con rapidez, se la llevó a la sala de los cuerpos radiantes... Y allí quedó en la fila, con el cartelito distintivo a sus pies : Covid-19 ¡Qué pena me dio!—. Acaricio el pelo de Iryna, aún húmedo. Y no tengo rastro de palabras... Las que aprendí ahora no  me sirven. Necesito bocas que sepan cantar las palabras de los manantiales...
   —Oh mamá, ¿te imaginas que hubieras sido tú o el abuelo? Morir sin poder decirle adiós a los tuyos... Sin darle un achuchón a tu gato... Sin un beso que te consuele... Esto es muy fuerte, mamá. Ella tenía un rostro tan dulce... Irradiaba un no sé qué...

   Vuelvo de la cocina con un vaso de leche para Iryna. La encuentro dormida en el sofá, acurrucada con Milú, que ronronea feliz. En su mano derecha, apretada con fuerza, aún tiene la manzana sin morder.... La arropo con su manta de soles risueños. Me quedo a su lado.
   Cuando pase esta muerte, los sobrevivientes, deberemos inventar la vida de nuevo, y también las palabras —me digo, orgullosa de ser una madre—. Palabras que toquen la lengua de las montañas, la risa de los árboles, el pico y las alas de millones de aves. Porque todos nuestros hijos, los que nos cuidaron y salvaron; los que se sacrificaron y trabajaron, sin dormir, sin comer, serán hombres y mujeres con un talento nuevo, con un nuevo lenguaje y nuevo fulgor.

🌸🌸🌸
Clarisa Tomás Campa.  © All Rights Reserved.

Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!

(Historia de ficción sobre la pandemia, real y actual, del siglo XXI) #Coronavirus
#Yomequedoencasa 
Salud y ánimo a todos. Y gracias infinitas a todos nuestros héroes, de todos los sectores y trabajos, y de todas las partes del planeta. 😘🌹🌞🙏🤗🌼💚

viernes, 10 de enero de 2020

UNA VEZ TUVE UN CUENTO

Imagen del film: L'odeur de la papaye verte (Mùi du du xanh) 1993.
Director: 
Tran Anh Hung. Coproducción Vietnam-Francia.
Premios en el Festival de Cannes: Cámara de Oro y Premio de la Juventud.

 Entonces pude oír
pequeños latidos... 
Dulce es la vida si prestas atención.

🌸🌸🌸
Una vez tuve un cuento

Mañana, mañana...
Harán tu cuna en los albores
las mariposas blancas.
Y arrullarán tu nuevo nacimiento
los cantos nacidos
de tus pequeños brazos.

Una vez tuve un cuento
viviendo en mi casa.
Fue un regalo inesperado
que me trajo un relámpago.

Creció como crecen
los cuentos ideales,
con un poco de aliento
y dos gotas de agua.

Descubrí una mañana
que tenía una hoja,
que se hizo una rama,
que se hizo un gran árbol
lleno de palabras...

Era un cuento animoso                                    
desbordante de vida,
y fluía en su frente
un párrafo infinito.
!Las colinas lo amaban¡

Se alejó por diciembre
a encontrar su camino,
porque él era un cuento
de esos de andar por tierra.

Una vez tuve un cuento
que buscaba ser libre,
alcanzar la belleza,
el poblar de los libros...

Hace poco lo vi
al volver de una calle,
iba absorto en sus cosas
mirando a los tejados.
Llevaba letras rotas,
un verbo descosido...

“¿Dónde vas cuento mío?
¡Cuánto tiempo sin ti!
No pareces mi cuento...
¿No te sientes feliz?”.

Y al mirarme, sus ramas,
deshojaron dos versos,
y al revuelo del viento
se abrazaron a mí.

⭐⭐⭐

Clarisa Tomás Campa.  © All Rights Reserved.
(Poema publicado en el libro:
 "Donde los puentes se alzan". Letrame editorial,  diciembre 2017).
Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!

J’écris pour ne pas crier... Poema que fue publicado en este blog en fecha 12/12/2015. Lo publico de nuevo y supongo que muchos de los que me leéis, sabéis el porqué.
El poema aparece en el libro: Donde los puentes se alzan, pág. 74.
Escribo para no gritar, para ocupar el silencio que llora el mundo.
Grâce à vous, chers lecteurs, je continuerai à écrire, publier... 🙏💚🌿🐾😉📚

viernes, 3 de enero de 2020

MEMORIAS DE UN NAUFRAGIO


 "After the wreck" (Amanecer después del naufragio).
Pintura de William Turner (1775-1851). Paisajista inglés.


Memorias de un naufragio


   El mar arrojó mi cuerpo a la orilla. Toda yo, blanca como una luna de mayo, permanecí tendida sobre un tiempo muerto; fueron horas, días, o quizás un siglo desvelado de observar la espuma que levantan las olas.
   El sol estaba enfermo o escondido —supuse—, porque no sentí su calor ni el aroma que suele despertar en lo vivo, cuando él se planta. Las montañas eran nubes oscuras en líneas de horizontes amortajados. Y por encima de mí, ni una voz cálida, ni un vuelo de pájaro, ni un pétalo de rosa... Abrí los ojos. Volví a cerrarlos.

   Era el día de Navidad en aquel mundo de orilla urbanita, así me dijo una voz en un francés precario que yo entendí. Magullada y huesuda, sobre una camilla, “rompí aguas” de camino a algún hospital... No sabía de dónde venía ni dónde estaba.

   Entonces, en mi mente cansada, el llanto de un niño recién nacido, llora. Y yo busco a la madre y ella fue a buscar leche y alimentos... Un niño llora y nadie acude. Yo corro a su lado y lo tomo en mis brazos y quiero amamantarlo... Pasan las horas, mis pechos no tienen leche... La madre está buscando en las sombras, remece hojas secas, escarba en la tierra... Y el llanto del niño no cesa y en mis brazos el dolor se hace punzante...
   Comienzo a caminar sonámbula en la noche fría, voy detrás de los árboles que huyen. Me adentro con ellos en el vientre de la montaña, buscamos calor que no nos calcine. Me siento junto a ellos en el Hogar de los que no retornan al mágico camino de la risa. Estamos en silencio, ellos con sus copas cabizbajos; yo, con mis brazos caídos.

   Y de nuevo un llanto de niño recién nacido se cuela entre las rendijas tristes y creo que revivo. Algunas ramas revolotean como si quisieran alcanzar sus gorriones perdidos. Una estrella aparece en la ventana como una pirata legendaria y me guiña un ojo.
—¡Despierta! ¡Es una niña!— Oigo una voz agradable que resuena en mi oquedad, trae una esperanza y pan en un cestillo. A lo lejos, un perro chalanea con el aire, despiertan a las viejas ojeras de los mares.
¡Hemos nacido! —me digo incrédula—. De mi pecho brota leche. El llanto cesa.


Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.



Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!

miércoles, 7 de agosto de 2019

CUANDO FUIMOS OJOS DE LLUVIA

Libro: "Cuando fuimos ojos de lluvia".
Autor: Clarisa Tomás campa (Julio 2019).
Novedad literaria.


Je crois en moi.
Je crois en mes mains, en ma lettre universelle.
Clarisa T.
   Estimados lectores: Leemos la vida...

   Mi editor acaba de darme la buena noticia  de que mi último libro ya está publicado y libre para su difusión. Me siento feliz de compartir este nuevo eco con todos vosotros. De momento sólo está disponible en alguna plataforma, más adelante se podrá comprar y difundir en otras. ¡Qué cosas! Y yo, lejos... En algún lugar donde una vez fuimos nómadas...

   "Cuando fuimos ojos de lluvia" recopila algunos poemas, cuentos y relatos inéditos, y otros que ya había publicado en este blog. Habla de encuentros con el dolor y también de encuentros con la alegría. En él también se deja escribir la esperanza... Y solo pretende ser una pequeña ventana por donde mirar lo que mueve el viento, lo que hace soñar a las hojas. Quizá un paisaje olvidado, o un cuento que alguien nos recordó en una noche de insomnio. Un oleaje de arboledas bajo la fina lluvia, y que a pesar de todos los relámpagos, siempre viene cargada de amor. ¡Oh Nebulosa!

   En principio iba a ser un proyecto de autopublicación con la editorial de un estimado escritor y compañero de escrituras, por motivos diferentes no pudo ser en esta ocasión; pero habrá otro momento más favorable para publicar con esta fórmula, seguro. Y en verdad le debo mucho a Nino Ortea. Él es un escritor espléndido en todo el sentido de la palabra. Yo también creo en ti, compañero. Merci pour tout!
   En breve pondré el resto de los enlaces donde se podrá adquirir Cuando fuimos ojos de lluvia, tanto en digital como en papel.
   La edición en formato papel es "a demanda", con lo cual si alguien está interesado sólo tiene que pedirlo en su librería habitual y podrá tenerlo en pocos días. 
   Gracias a todos. Siempre animada por vuestro apoyo lector, sigo escribiendo. "¿Seré lectura mañana también yo?". Que decía Unamuno. Ohlalá!🌞📚


Cuando fuimos ojos de lluvia puedes encontrarlo en: 
Amazon libros

El Corte Inglés / Libros

Casa del Libro

Libros. cc

Agapea/Libros

Libros en Google Play

Mención en:
Ven y enloquece

Extractos del libro: "Cuando fuimos ojos de lluvia" de Clarisa Tomás Campa.


"Primero fue la pasión
de amar por encima
de todo lo aprendido.
Después llegó el dolor
para fortalecer
la piel de las semillas".
Del poema "Creación sostenible". 


"Sobre la joven tierra sedosa
dos almas descubrimos
de amor no recorrido,
de amor primaveral
en las ardientes rosas..."

Del poema: "Cuando fuimos ojos de lluvia".


"Yo tenia una casita de porches abiertos,
con guirnaldas de campanillas y pensamientos
que trepaban alegres por su encalado,
allá por el camino que baja a la bahía..."

Del relato-poema: Estación desmemoria".

🌱🌱🌱

Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.

Gracias, lectores. 🙏📚
Merci beaucoup à tous!

viernes, 29 de marzo de 2019

UN PIZARRO EN PRAGA



Un Pizarro en Praga


    Detrás de la puerta un pequeño de siete años miraba por el agujero de la cerradura. Se oían pasos agitados, gente corriendo sobre las puntiagudas piedras recién lloradas.
  Un golpe fuerte aporreó la madera. El niño se asustó y apartó su cara. Desde afuera, una voz cruel llamó: «¡Manuel Pizarro!»
  El padre, con los ojos temblorosos, miró al niño y le dijo en voz baja: «Escóndete en el pajar detrás de los burros. ¡Corre!»
  Se abrió la puerta. Se oyó un golpe seco y un: «¡atad al rojo y ponedle la venda bien fuerte en los ojos! ¿Creías que ibas a escaparte? !Tira!»
  El ruido fue alejándose y la calle silenció sus piedras. El niño salió del escondite, corrió hacia la calle hambriento de respuestas. En medio de la calle quedó solo. No había nadie en las ventanas, nadie a quién preguntar. Todas las puertas cerradas.
  Pasaron noches invernales y noches de soledades pálidas sobre la calle sin voz. Pasó el tiempo ojeroso arañando el dolor vivo sobre su piel. El niño cumplió diecinueve años. Dejó de mirar a las piedras asustadas de la calle y dejó de esperar a su padre. Dejó de llorar. Miró sus pies desnudos que ya se hallaban en un camino extranjero...

   Después de doce años trabajando por un trozo de pan para el señor alcalde y dueño de casi todos los olivares del pueblo, decidió cerrar la puerta de su casa huérfana, para siempre. Le dio las gracias al delator por haberle dejado ir al colegio algunas veces, por haberle regalado las ropas usadas de uno de sus hijos durante aquellos años de servidumbre. Pero aquel joven sabía con certeza, que el viejo alcalde jamás redimiría la culpa de aquella noche delatora. Su venganza sería irse lejos y no volver nunca a la patria sin memoria. Una patria que no había tenido interés en contarle las verdades que ocurrieron en las calles empedradas. Aquel año de 1948 se reabrieron las fronteras franco-españolas. Esta noticia fue de vital importancia para muchos jóvenes que quedaron huérfanos por la guerra como mi abuelo Román Pizarro.

  Por último se acercó a despedirse del río Tajo y dijo adiós para siempre al puente de Alcántara. Puente emblemático, aún manchado de sangre en las comisuras de sus piedras, donde en el 36 los fusiladores se jactaban del certero tiro en las cabezas. Desde allí tiraron a su padre y a muchos otros desaparecidos. Pero todo había quedado oculto y mudo, difuminado entre aromas de romero y jara bajo el sueño de Caesarina...

  Muchos años después, mi abuelo, nos contaba historias de la guerra de España, de la noche que se llevaron a su padre para siempre, de las calles de piedras de su niñez, mientras paseábamos por la plaza de la vieja ciudad de Praga. Mi abuelo nos decía con tristeza que, aquella guerra civil nunca se aprendió en las escuelas, y sin embargo, sentía un gran cariño por su tierra natal, estaba muy orgulloso de su origen español y de su apellido “Pizarro”. 
  Él siempre llevaba en las manos un pequeño libro de poemas del poeta Vladimir Holan. Le recitaba a las palomas con mimo, como si quisiera que sus palabras volaran por encima de los tejados y bajaran a beber en el río... Dolor y pena, recuerdos y añoranzas... ¿Quisieras ser de nuevo joven, vivirlo todo de nuevo?". Quizá porque se acordaba de otro río y de otra tierra de pizarras...

  Una tarde de mayo, la mirada de mi abuelo se fue con el río Moldava. Sus últimas palabras fueron: “uno es de donde ha aprendido a vivir”, recordando a su compatriota Max. Las palomas revoloteaban a su alrededor alborotadas, o quizá le recitaban ¿quién sabe? La fina y suave lluvia resbalaba en su cara, brillaba en las piedras del viejo puente...

****************

Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.

Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!

(Esta es una historia de España que mi abuelo me contó. La historia está ficcionada para preservar el anonimato).

lunes, 27 de agosto de 2018

POR EL CIELO, A POLONIA

Gdansk, Polonia.
"Agito mi memoria,
tal vez algo en sus ramas,
adormecido por años,
salga de pronto volando".

"Pobudzam moją pamięć,
może coś w swoich gałęziach,
odrętwiałe przez lata,
wyjdź nagle voland ".

Wisława Szymborska. Escritora polaca.
(Premio Nobel de Literatura 1996).


Por el cielo, a Polonia

En la estación de embarque todo fue precipitado:
las maletas se adelantaron. Au revoir!
Mansas ovejas en la sala del matadero,
todas las maletas quedaron en Stand by.

Al pasar sobre las nubes se ven
atardeceres cobijados en sus lomos, sonrojados
de soles, esperan a las grullas en su vuelta de África;
—los ombligos se encogen, cosquillean los pies—.

La pequeña niña agita su mano con emoción
igual que un ala en su primera aventura.
¡Todo es tan ingenuo en las alturas!

La distancia en el cielo es un ojo fantasma, extraño;
con la misma pregunta sin respuesta parpadea,
se confunde entre millones de seres intrigados
en las ondulaciones del rumbo.

Se unen al viaje rumores del este, 
aleteos de pasajeros veloces,
tormentas aulladoras, eléctricas;
las grandes bocas de humo...

Recuerda a las líneas de salida de olímpicas carreras.
A una estampida en llamaradas en las dependencias del eco.
Todo se anuda, precipitado, al cuello del viento:
¡Ristras de pañuelos! Bienvenidas y adioses.

Todo sigue la corriente de un rutinario
de plegarias hasta su desembocadura.
Y entonces se abre la puerta tan esperada,
—la gran puerta donde arriba el viajero
ávido de indicios por descubrir—.

De par en par se muestra la ancestral memoria
en los ramales lucientes de su arboladura.
Las jaulas humanas, cercadas de pasado,
trasnochadas en violines de rojo y gris;

los barcos de guerra que ahora son palomas.
Nobles paraísos, iluminados,
vislumbran los sueños de la ciudad cautivadora
de almas. Mon amour, Varsovia: Je suis ici! 

🌹🌹🌹

(Poème recueilli dans mon journal Voyage, Août 2018).


Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.

Palacio de la Cultura y la Ciencia de Varsovia. (Pałac Kultury i Nauki).

Krakowskie Przedmiescie.

Panorámica de Varsovia (Panoramiczny z Warszawy).

Gracias, lector.

Feliz tiempo, allá donde te encuentres...
Bon moment, où que tu sois...
Щасливий час, де б ви не були...
Szczęśliwy czas, gdziekolwiek jesteś...
Happy time, wherever you are...

Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!

Nota: Las imágenes de este post no me pertenecen, están tomadas de internet y solo tienen permiso para uso editorial. Gracias.