En verdad he pasado de la cita y me he ido al parque Norte,
la tierra blanca se confundía con mis sentimientos
azules bajo los cielos rápidos.
sobre las hojas caídas chasqueando sus cuentos.
Pero yo iba despacio, casi paralizado...
del lago azul; al momento, un joven,
con aparente prisa, ha llegado a su lado
y la ha besado. Se han besado con permanencia...
Después se han ido de la mano
mirándose y acercando sus cabecitas
hasta desaparecer...
¡Qué bello es el amor, aún visto desde lejos!
estoy meditabundo, mi mente abstraída en las nubes...
Lancé tan lejos como pude la mochila
que tantos años llevo pegada al costado.
Me hubiese alegrado viajar en una de aquellas,
en la más alta, en su mullido algodón sin pesadumbre...
Puse excusas que ni yo mismo me he creído...
¡No sé cuándo aprenderé a mentir!
a desconectar de la costumbre de vivir servil.
Desapegarme
de mis silencios, hacer más ruido, cantar
aunque acudan las lluvias...
Debo dejar que mi fragilidad se la lleve el viento...
Debo perdonarme por no ser lo que otros esperan.
Debo perdonar al mundo por no girar en mi elíptica.
y todas las ilusiones que nacieron
en mi alma y en mi corazón...
No sé cuánto tiempo estuvo mi soledad a la intemperie...
Y fui viviendo sin ser yo por temor a no ser ovalado.
Bien sé que el mundo y yo no viajamos en la misma elipse...
con su tic, tac, pisándome los talones...
Es amargo sentir que he dejado de quererme,
ojalá mi corazón y mi alma siempre me quieran...
frente a la puerta de mi corazón, he llamado...
Entro en casa. Por un instante, he sentido miedo
de que él no me abriera.
Pero mi corazón es bueno;
me ha abierto sus brazos sin preguntas.
Me sonríe, ella es un alma que sabe purificarse...
Mi corazón y mi alma se miran, observo una sospecha
de preocupación que intentan disimular...
Quizá se pregunten, en su lenguaje ingenuo:
«¿qué le ocurre a Rasmus?»
«¿Dónde está su alegría?».
para darles explicaciones.
siempre se unen cuando yo desfallezco.
Ahora, se acercan a mí y suspiran.
Me acarician el pelo, las manos...
Se acomodan a mi lado y besan mi cara;
mi cara, donde una lágrima se hace río...
¡Señor de los océanos, dame valor!
Y ahora me pregunto: «Cómo les diré a mi alma
y a mi corazón que quizás pronto nos separemos?
Clarisa T. © All Rights Reserved.