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jueves, 17 de marzo de 2022

DANZA PARA MISHA

 

Jóvenes ucranianos con traje tradicional (con vyshyvanka). Para un nativo o conocedor de dicho folclore, vestir la vyshyvanka (camisa tradicional) es un suceso especial, emocional y espiritual. Significa todo lo bueno. Simboliza amor, bienestar, salud, familia, decencia, festividad, belleza, tradición, patriotismo.

Danza para Misha

   Día veinte desde la invasión. Nuestra tierra se defiende, ¡sigue viva! Sobre el barbecho pisoteado retumba la guerra y deja muertos sin contar. Tenemos el pensamiento ametrallado, nuestra alma en una grieta que se abre y no cierra como la puerta del gallinero; los dientes llevamos apretados en las manos, a ratos saltan por los aires... En la frente nos han sellado la marca del refugiado. Nosotras, (mujeres tristes), madres, hermanas, hijas, nietas, tías, abuelas, sobrinas, ahijadas..., esperamos... Permanecemos en la casa familiar tejiendo redes de camuflaje y vendajes para los soldados. Al medio día han traído a Misha herido y sin aviso. Él es el soldado más joven de nuestra familia y estaba en la universidad cuando fue llamado a filas. La urgencia no le permitió despedirse.

   Nuestra puerta se abre y todos los ojos de la casa se alegran al verlo. El corazón de nuestra casa llora y canta como un verdadero cosaco de la estirpe Razin. Afuera nieva, caen trozos del cielo blanco y negro.
   !Estás vivo! Decimos al unísono las tristes mujeres de la casa.

   Nuestra dacha de cal y menta está hecha de trazos entrañables y cubierta de hazañas de los héroes que la defendieron; en sus paredes adornadas con fotos y recuerdos del pasado, descansa la bandera del abuelo Mijaíl como un legado siempre despierto; blancas cortinas con bellos bordados ondulan secretos de amores en las ventanas. Aquí se alza un hogar hospitalario y amable, donde el primero que se levanta cada día es su latente corazón, y canta con su bandura junto a las malvas del jardín. Nuestra casa abraza con ternura a nuestro soldado herido y él nos guiña con su rostro ingenuo, porque aún es casi un niño de pelo rebelde y piernas gráciles para el baile.

   Y entonces nuestros tres gatos del Bosque, los dos perros Siberian, las ocho gallinas de Poltava y el parral Merlot, se han acercado hasta el porche a saludarle. Misha, aún sin poder levantarse por su pierna machacada, ha tendido la mano con firmeza a cada uno de nuestros amigos, y con la voz entrecortada les ha manifestado su agradecimiento: «Дякую, дякую, друзі мої».

   El parral, algo pasado de vodka y tambaleándose de frío, le ha entregado un racimo de uvas prematuras a medio tintar. Los tres gatos le han regalado unas botas nuevas que habían robado a un rico comerciante ruso. Las gallinas le han ofrecido un solo huevo amarillo dorado, «están los tiempos escasos», han cacareado un poco avergonzadas. Nuestros dos husky han danzado para él una hopak con gracia kozakí. Y Misha, ha vuelto a sonreír... Ríe a carcajadas viendo los armoniosos saltos acrobáticos de Kay y Kyra... Y entonces ha chocado las palmas de sus manos como tambores impetuosos y ha hecho rugir contra el suelo la bota de su pie bueno... Hop, hop, hop... Kозаки !

   Y nosotras, llenas de sorpresa, le hemos entregado un pañuelo de lágrimas de rosas entre suspiros... Gracias a los pajarillos del huerto de Sveta, que se han puesto a cantar como locos sobre el viejo nogal y han animado nuestras voces; y así, inflamadas de esperanza, hemos comenzado a cantarle una canción de bienvenida que habla de una casa blanca, mientras la tetera silva y el pan se tuesta... Hop, hop, hop!

Хата моя, біла хата,
В білому світі одна.
Пахне любисток і м’ята,
Мальви цвітуть край вікна”.
🌻🌻🌻
Clarisa Tomás Campa.  © All Rights Reserved.

Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!   
Note: Queridos lectores, amigos de esta orilla, gracias a todos por vuestras lecturas, palabras y cariños. Hoy me acordé de Mayakovsky, nuestro poeta ruso admirado, ahora y siempre. A él, que anduvo siempre entre guerras y que estará al lado de los sabios que no aguantaron, le dedico este relato, estas canciones, esta esperanza en que los días del mundo cambien. Aunque el mundo siempre anda manchado de sangre y matando libertades ¿será que el sufrimiento de lo vivo es la fuente donde beben las estrellas? Ah, ellas, las libres... Las buenas. Y cantad, cantad, para que vengan a la ventana los gorriones... 🌞🙏🌻🤗 Y es que a veces una canción nos eleva y salva... 



viernes, 30 de abril de 2021

LA CASA DE MI PADRE

 


Imagen del film "La vida es bella" (La vita è bella). Drama, 1997 de Roberto Benigni.
La vida es bella
 fue galardonada con más de 50 premios internacionales, entre los que se incluyen tres premios Óscar, el Gran Premio del Festival de Cannes, el César a la mejor película extranjera y el Goya a la mejor película europea.

"Esta es una historia sencilla, pero no es fácil de contarla. 
Como en una fábula, hay dolor, y como en una fábula,
está llena de maravillas y felicidad".


Nuestra casa tenía
doce tejados.
Mi padre la hizo así
pensando en los doce árboles
que abrazaban el camino a la ciudad de Antigua,
donde él vivió de niño.
Nuestra casa tenía
veinticuatro ventanas.
Mi padre quería
doblemente iluminarse en la luz de cada mes del año.
Él pensaba que hay que mirar
el paisaje desde todos los ángulos,
que el pecho ha de estar siempre abierto
a la danza del corazón,
para aprender a sujetarse
cuando el fuego de la edad ya no es un niño...

Nuestra casa tenía
cuatro puertas abiertas.
Mi padre quería
honrar la memoria de las estaciones.
Y en cada puerta
gravó una palabra aprendida de sus mayores,
con su eco dorado y su trazo imborrable:
"Fuerza"; "Amor";
"Humildad"; "Sabiduría".
Las cuatro esperanzas de su cosecha...
Lo hizo así para recordarnos
que la vida es un abrir y cerrar...
Los ojos, la boca;
el corazón, los brazos...
Y quizás nunca inocentes, nuestra casa sabe
de nuestras travesuras...

Mi padre quería
un diálogo permanente
con el dios soldado que halló
tendido en el camino de sus guerras.
Con las pequeñas piedras de sus errores,
le hizo unos zapatos a nuestra amada casa,
a prueba de llagas, con puros motivos que ya no importan,
porque mi padre quería una casa
que nunca se derrumbara ante la soledad...

Siempre había un descanso para los pies
que llegaban desde otras fronteras,
esperanza para el que traía un nudo en la garganta.
Recuerdo nuestra casa
como un lugar sin horarios y sin fechas;
rodeada de cedros y montañas de punta en blanco
al toque de queda, sin amarguras,
nuestra casa era como un gran barco
infatigable, cargado de almohadas para el desconsuelo.
En el jardín ronroneaban pasos intrépidos,
y miles de luciérnagas bailarinas giraban,
como aquella entre nieves de mi bola de cristal
regalo de mi abuela Yildaryn.
Nuestra casa tenía
cielos traviesos cargados de héroes
que jamás murieron,
viveza insurgente alfombrando los suelos.
Mi padre la decoró así para salvar nuestra infancia
de todas las tragedias que nos perseguían,
también de aquellos tanques de los tristes días...

Nuestra casa tenía
doce tejados,
mi padre la hizo así
para que aguantase las heridas del vivir
y el crujir de los huesos cuando llega el silencio...
Para que aún después de idos todos los recuerdos
de sus paredes garabateadas,
nuestra casa guardara la memoria del tiempo.
Nuestra casa tenía...
¡Oh soledad de la casa de mi padre, no te extiendas
como un amado hasta mi pecho!

💧💧💧

Clarisa Tomás Campa.  © All Rights Reserved.

Note: Este poema está dedicado a mi padre. Pertenece al poemario "La colina es blanca, el pájaro azul", aún inédito. Realmente él supo construir una casa a prueba de terremotos, y apenas con sus manos humanas y su gran bondad. 🐾💧🐾🌱😘 By happy!🙋‍♀️


Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!

Pieza musical en memoria del terremoto de 1999 en Izmit, Turquía. Murieron más de 17.000 personas.
Acudieron expertos en salvamento de 19 países, entre ellos 2 equipos de rescate españoles que salvaron muchas vidas. (Hay algo muy personal en esa tragedia). 
Mi padre me dijo una vez: "Cualquier terremoto puede destruir nuestra casa y con él nuestros sueños. Pero lo importante es que el paso del tiempo no destruya lo que fuimos en vida; lo que somos de verdad". Por supuesto mi padre hablaba de la fortaleza del Amor... 

domingo, 9 de agosto de 2020

LA PASEADORA DE MUÑECAS

Imagen de: Monika Sandrová (Praga, República Checa).



La paseadora de muñecas

   Fue a finales de julio. Recogíamos los primeros girasoles  de Ucrania en nuestros recuerdos de maletas exprés. En la calle principal del pueblo fronterizo con Polonia, donde el viento aúlla casi siempre, hacíamos las últimas compras para la vuelta. Y al salir del centro comercial, cargados con regalos y ramos de kalina, nos topamos con una anciana desafortunada que cuidaba su carrito de bebé sobre la acera, mientras sonreía a la gente que pasaba. Ella era muy pequeña y vestía su pobreza sin mascarilla. Parecía una niña arrugada con su pañuelo anudado al cuello y sus dos cuevas brillantes.

   Me acerqué para ver qué había debajo de una mantita con pequeños girasoles bordados, ya desdibujados por el tiempo y la suciedad. Había tres muñequitos. Una muñeca rubia, con la melena desaliñada y sin un ojo; otros dos muñecos ya calvos, desnudos y sin brazos. Ella, al acercarme, los abrigó hasta los ojos y colocó con cariño unas mascarillas descoloridas sobre sus cabezas. Desde su curvatura y pequeñez me miró con dulzura, extendió su mano como un cuenco tembloroso y me pidió algo de comida.

   —Їжа, їжа ... дякую. Бог заплатить вам (Comida, comida... Gracias. Dios se lo pague).

   — сама, сама... (sola, sola).

  En el carrito dejé unos melocotones y una porción de medovik (pastel de miel) que había comprado para Sveta. En su mano dejé 30 grivnas. Ella sólo repetía: "Дякую, Дякую"... (Gracias, gracias). Desbordaba bondad y ternura, casi irresistible...

   Después, en la cena, al comentar nuestro encuentro en la casa familiar, Yuri, nos contó la triste historia de la “Маленький божевільний” (Pequeña loca). La mujer, que no tenía parientes, enviudó joven y quedó con sus tres niños sola. Al siguiente invierno de su tragedia los niños enfermaron de un virus desconocido y murieron. Fue un shock para su mente. Ella se quedó en aquel día, en un tiempo de crianza permanente.

   Desde entonces pasea a sus niños en un carrito de bebé destartalado, camina las calles sin prisa pidiendo comida, sola y sola. Ya pasaron más de sesenta años. Pero jamás la ven llorar. Todos saben que es una iluminadora, incluso creen que da buena suerte mirarla porque en sus ojos, dicen, hay algo de dios que casi ciega. 

   También yo recordaré su imagen sin mascarilla por mucho tiempo.

**************

Clarisa Tomás Campa.  © All Rights Reserved.


Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!


martes, 12 de mayo de 2020

LOS RIESGOS DE NACER NIÑA


Fotografía de Stephanie Sinclair
Una adolescente se toma un descanso en su venta ambulante de baratijas en Mange Bureh. Las niñas no escolarizadas que trabajan en las calles de Sierra Leona para contribuir a la economía familiar corren especial peligro en un país donde los delitos contra ellas suelen quedar impunes.

#Yomequedoencasa  😷😉🌹📚🌍😘🎶🍀✍🙏🙋‍♀️ 

LOS RIESGOS DE NACER NIÑA

Cómo la identidad de género condiciona nuestras vidas

   La pobreza, la violencia y las tradiciones culturales oprimen a millones de niñas del mundo entero, pero algunas ven un rayo de esperanza en la educación.

   Sierra Leona es uno de los peores lugares del mundo para ser niña.

   En este país de África occidental, habitado por unos seis millones de personas, desgarrado por una cruenta guerra civil que duró más de una década y devastado por el Ébola, el simple hecho de nacer niña se traduce en una vida de barreras y tradiciones que a menudo dan más valor a su cuerpo que a su mente. La mayoría de las mujeres de Sierra Leona —el 90% según Unicef— han sido sometidas a la mutilación genital, una práctica que las inicia en la vida adulta y supuestamente las hace más deseables para el matrimonio, pero que también es un método de represión sexual profundamente arraigado en su cultura. Casi la mitad de las chicas se casan antes de los 18 años, y muchas se quedan embarazadas mucho más jóvenes, a menudo en su segundo o tercer ciclo menstrual. Muchas son víctimas de la violencia sexual; las violaciones suelen quedar impunes. En 2013 más del 25% de las sierraleonesas de entre 15 y 19 años estaban embarazadas o ya eran madres, lo que supone una de las tasas de gestación más elevadas del mundo para esta franja de edad. Y demasiadas mueren en el parto: es el porcentaje más alto del mundo, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud y otras entidades internacionales. La mutilación genital femenina puede elevar el riesgo de sufrir complicaciones obstétricas.

Fotografía de Stephanie Sinclair.
Una niña es sometida a una mutilación genital durante una ceremonia colectiva celebrada en un colegio de Bandung, Indonesia, en 2006. Según Unicef, al menos 200 millones de niñas y mujeres de unos 30 países -entre ellas alrededor de la mitad de las indonesias menores de 12 años- han sufrido la mutilación genital. La práctica sigue realizándose y no siempre con las condiciones higiénicas adecuadas. 

   «Si vas a las provincias te encuentras con chicas de 23 años, de 15 años, ya casadas y con sus bebés en brazos», dice Annie Mafinda, comadrona del Rainbo Center, que ayuda a víctimas de la violencia sexual en Freetown, la capital de Sierra Leona. Muchas de las pacientes atendidas en este centro tienen entre 12 y 15 años».

Fotografía de Stephanie Sinclair.
Los matrimonios concertados son habituales en Sierra Leona. Baby Sibureh, de 17 años, y Claude Seibureh, de 48, vecinos de Freetown, se casaron en plena crisis del ébola. Cuando nació su hijo Joseph, a la madre hubo que hacerle una cesárea.

    Entre otras historias, dice Alexis:

  Cuando conocí a Sarah en Freetown, una ciudad que se levanta sobre una península montañosa junto a un puerto rutilante, tenía 14 años y estaba embarazada de seis meses, aunque parecía varios años más joven. Hablaba en un susurro, era bajita y menuda, llevaba las uñas de los pies pintadas de rojo y el pelo bien recogido bajo un pañuelo de color melocotón. Me contó que la había violado un muchacho, vecino de su familia, que se marchó de la ciudad tras la supuesta agresión. Cuando su madre se enteró de que estaba embarazada, la echó de casa. Ahora Sarah (cuyo apellido nos reservamos) vive con la madre del chico que según ella la forzó. La madre del supuesto violador fue la única que se prestó a acogerla; en Sierra Leona las mujeres suelen vivir con la familia del esposo. Sarah tiene que cocinar, limpiar la casa y hacer la colada. Me contó que la madre del chico le pega cuando, de puro agotamiento, no cumple con sus tareas.

   Con tantas trabas, ¿cómo puede una chica como Sarah sobrevivir y salir adelante en Sierra Leona?

  Las sierraleonesas suelen decir que el trauma de su país tiene su origen en la guerra civil que enfrentó a grupos rebeldes y al Gobierno. Desde 1991 y durante 10 años, miles de niñas y mujeres fueron violadas. Decenas de miles de personas fueron asesinadas. Y más de dos millones se vieron desplazadas. Más recientemente ha sido el virus del Ébola el que ha hecho estragos en el país, cobrándose una 4.000 vidas en menos de dos años.

Fotografía de Stephanie Sinclair.
Niñas de la aldea sierraleonesa de Masanga toman parte en ceremonias Bondo alternativas en las que se inician como mujeres adultas sin someterse a la mutilación genital. 

  «En este país no importa la vida, ni el cuerpo, ni el alma de las mujeres jóvenes —afirma Fatou Wurie, nacida en Sierra Leona, criada en el extranjero y que regresó a su país natal, a Freetown, donde trabaja en pro de los derechos de las mujeres—. Hasta la última política que implantamos excluye la voz de las jóvenes sierraleonesas».

Al participar en una ceremonia Bondo, alternativa que no incluye la mutilación genital femenina, estas niñas de Masanga reciben educación gratuita garantizada por Masanga Assistance Education, una organización suiza sin ánimo de lucro. 

   A pesar de que he pasado largas temporadas en diversos lugares de África occidental, la primera vez que pisé Sierra Leona me quedé profundamente impactada. He estado en Nigeria, Ghana, Senegal y Costa de Marfil, pero Sierra Leona me pareció diferente: menos acogedora, menos exuberante, más suspicaz y recelosa. Sin embargo, también descubrí que incluso en este país tan turbulento hay jóvenes que encuentran la manera de sobreponerse por encima de todo.

Fotografía de Stephanie Sinclair.
Rinki y Arti Kumari comparten un momento distendido en su habitación durante un receso de las clases que reciben en la escuela pública a la que asisten, la Kasturba Gandhi Balika Vidyalaya de Forbesganj, en la India. Entidad benéfica gestionado por Apne Aaap, cuya misión es poner fin a la trata sexual.

🌹🌹🌹

Clarisa Tomás Campa.  © All Rights Reserved.

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Fuentes: Alexis Okeowo
Fotografías de Stephanie Sinclais

Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!

Nous connaissons nos malheurs et ils nous semblent uniques. Dans le monde, il y a beaucoup de malheurs communs...

#Yomequedoencasa  😷😉🌹📚🌍😘🎶🍀✍🙏🙋‍♀️ 

viernes, 3 de abril de 2020

MIENTRAS PASA UN VIRUS


 “Puedes no ser poeta, pero por fuerza has de ser ciudadano”.
Nekrásov.

Mientras pasa un virus

El mundo
se esconde detrás de la ventana
y yo en la foto de nuestro aniversario,
ella ocupa el centro de mis horas ocultas
a donde vuelvo una y otra vez,
y paseo por tus ojos, en tus brazos...

Fue en abril (igual que ahora),
tu mechón dorado, caía
despeinado en mi mejilla
como el rayo
distraído en la ventana.
Y ahí, nosotros, inmortales
y estáticos, llenos de dulzor.

Las montañas
comienzan a fundirse
sobre mi corazón, el mar
se espuma en las orillas,
pero el tiempo va lento, cabizbajo
se enrosca en las farolas, y de pronto
sacude sonajas en mis pies.
Y se hace una pelota, ladra
y ladra; Lúa salta y le responde,
y detrás de la ventana
juguetean ladridos por la alfombra.
Y yo sonrío...

Escucho tus mensajes, ¡mil veces, un millón! 
En la inmortal distancia, cuento besos
aparentes en el techo nuboso,
y caen ovejas blancas con sus corderitos
y mi cama se llena de balidos: ¡beeee...!
Me acurruco en tu jersey, 
llueve en la ventana
y muerdo, lentamente, el último bombón...

Toque de queda en Kiev, no hay
vuelos... Cierran las fronteras...
Europa confinada, ya no podrás venir
para mi cumpleaños —lo sé—.
Y... “¿cómo lo llevas?” —me preguntas—,
y no sé qué decir...
Lo llevo bien, lo llevo bien...
Te contesto con un emoji
de cara amarilla sonriente...
El móvil quema y aúlla como el alma
de esos gatos de las calles...
Muere la vieja luna en los tejados,
el sueño de la vida gimotea en la ventana
y yo no me acostumbro a estar sin ti.

Amanece... Pasan cielos...
Pasan aves, graznan animosas
y yo alzo mis palomas...
Quién fuera pluma de arcoíris
o jirafa de lengua larga
y colarme por tu ventana...

La historia escribe... Noticias terribles.
Cada uno combate con sus fuerzas, su guerra;
pero los hay que luchan espléndidos
por otros,  y se funden con otros,
cuerpo a cuerpo, vida a vida.
Esperanzas revolotean... En la ventana.

¿El fin de algunas cosas? —Dicen unos—;
¿el principio de otra era? —Dicen otros—.
Mañana, mañana, lo sabremos...
Voluntad tiene el árbol que crece en la montaña.
Como Chéjov, también yo me pregunto:
¿Para qué escribir, si una no puede
solucionar los problemas principales?
Se empañan los cristales. Y yo, detrás de la ventana...
⭐⭐⭐

Clarisa Tomás Campa.  © All Rights Reserved.

Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!

#YoMeQuedoEnCasa
Mucho ánimo a todos. Ya queda menos.🌍🙏✌ 😷



Chanson: Ça va ça va 
Letra y música: Claudio Capéo

Feliz lectura en cuarentena
y felices encuentros literarios y musicales. 😷👋🙋‍♀️📚🎶💚🙏🌹🌍✌

viernes, 12 de julio de 2019

LOS TÚMULOS DE BEZVÓDIVKA

     
Kyiv (en ucraniano Київ).

    Amigos lectores:
   Os invito a caminar por las tierras del este. Cada verano y desde hace algún tiempo, procuro acercarme a otros lugares en esta época estival para sentir la vida en su amplitud. A la espalda, mi tienda de estrellas extranjeras, pero en mis pies, la idea de compartir me proporciona zapatos imbatibles. Os anuncio tiempos amables y la felicidad de las noches...

   Nuestra Tierra, inmensa y extraordinaria, de la que me queda tanto por conocer y tanto por aprender, abre su horizonte ante mis ojos y me invade de aromas dulces. Escrito en el paisaje veo las huellas de otros vivos que antes la habitaron y de aquellos que dejan su reciente poema en el brillo de los días. ¡Mucho por ver y oír! Mi pensamiento navegante no se distrae... Aquellos que conocen las fuentes de los caminos, saben de qué hablo.
   Porque toda esta burbuja de soles y alas sobre nuestras cabezas, no es más que otra muestra de amor. Amor imborrable... 

**********
"Nada borrará el amor:
ni las querellas
ni la distancia.
Está pensado,
comprobado.
Aquí alzo mi estrofa de dedos de prosa,
y hago el juramento:
amo
constante y fielmente".

MAYAKOVSKY.

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  Les comparto un singular artículo sobre la tierra Ucraniana. Pueden seguir leyendo en Ukrainer, otros artículos interesantes sobre Ucrania, tierra de gente alegre y maravillosa. 

   https://ukrainer.net/bezvodivka-tumulos-u-observatorio/
   Un artículo de:https://ukrainer.net/es/

   El etnógrafo Oleksandr Klykavka investiga sobre estos túmulos y tiene su propia visión de su historia.


   https://ukrainer.net/bezvodivka-tumulos-u-observatorio/




Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.

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(Permiso para su difusión y solo a título divulgativo de: https://ukrainer.net/es/)


Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!



viernes, 29 de marzo de 2019

UN PIZARRO EN PRAGA



Un Pizarro en Praga


    Detrás de la puerta un pequeño de siete años miraba por el agujero de la cerradura. Se oían pasos agitados, gente corriendo sobre las puntiagudas piedras recién lloradas.
  Un golpe fuerte aporreó la madera. El niño se asustó y apartó su cara. Desde afuera, una voz cruel llamó: «¡Manuel Pizarro!»
  El padre, con los ojos temblorosos, miró al niño y le dijo en voz baja: «Escóndete en el pajar detrás de los burros. ¡Corre!»
  Se abrió la puerta. Se oyó un golpe seco y un: «¡atad al rojo y ponedle la venda bien fuerte en los ojos! ¿Creías que ibas a escaparte? !Tira!»
  El ruido fue alejándose y la calle silenció sus piedras. El niño salió del escondite, corrió hacia la calle hambriento de respuestas. En medio de la calle quedó solo. No había nadie en las ventanas, nadie a quién preguntar. Todas las puertas cerradas.
  Pasaron noches invernales y noches de soledades pálidas sobre la calle sin voz. Pasó el tiempo ojeroso arañando el dolor vivo sobre su piel. El niño cumplió diecinueve años. Dejó de mirar a las piedras asustadas de la calle y dejó de esperar a su padre. Dejó de llorar. Miró sus pies desnudos que ya se hallaban en un camino extranjero...

   Después de doce años trabajando por un trozo de pan para el señor alcalde y dueño de casi todos los olivares del pueblo, decidió cerrar la puerta de su casa huérfana, para siempre. Le dio las gracias al delator por haberle dejado ir al colegio algunas veces, por haberle regalado las ropas usadas de uno de sus hijos durante aquellos años de servidumbre. Pero aquel joven sabía con certeza, que el viejo alcalde jamás redimiría la culpa de aquella noche delatora. Su venganza sería irse lejos y no volver nunca a la patria sin memoria. Una patria que no había tenido interés en contarle las verdades que ocurrieron en las calles empedradas. Aquel año de 1948 se reabrieron las fronteras franco-españolas. Esta noticia fue de vital importancia para muchos jóvenes que quedaron huérfanos por la guerra como mi abuelo Román Pizarro.

  Por último se acercó a despedirse del río Tajo y dijo adiós para siempre al puente de Alcántara. Puente emblemático, aún manchado de sangre en las comisuras de sus piedras, donde en el 36 los fusiladores se jactaban del certero tiro en las cabezas. Desde allí tiraron a su padre y a muchos otros desaparecidos. Pero todo había quedado oculto y mudo, difuminado entre aromas de romero y jara bajo el sueño de Caesarina...

  Muchos años después, mi abuelo, nos contaba historias de la guerra de España, de la noche que se llevaron a su padre para siempre, de las calles de piedras de su niñez, mientras paseábamos por la plaza de la vieja ciudad de Praga. Mi abuelo nos decía con tristeza que, aquella guerra civil nunca se aprendió en las escuelas, y sin embargo, sentía un gran cariño por su tierra natal, estaba muy orgulloso de su origen español y de su apellido “Pizarro”. 
  Él siempre llevaba en las manos un pequeño libro de poemas del poeta Vladimir Holan. Le recitaba a las palomas con mimo, como si quisiera que sus palabras volaran por encima de los tejados y bajaran a beber en el río... Dolor y pena, recuerdos y añoranzas... ¿Quisieras ser de nuevo joven, vivirlo todo de nuevo?". Quizá porque se acordaba de otro río y de otra tierra de pizarras...

  Una tarde de mayo, la mirada de mi abuelo se fue con el río Moldava. Sus últimas palabras fueron: “uno es de donde ha aprendido a vivir”, recordando a su compatriota Max. Las palomas revoloteaban a su alrededor alborotadas, o quizá le recitaban ¿quién sabe? La fina y suave lluvia resbalaba en su cara, brillaba en las piedras del viejo puente...

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Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.

Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!

(Esta es una historia de España que mi abuelo me contó. La historia está ficcionada para preservar el anonimato).

miércoles, 25 de julio de 2018

HE LEÍDO QUE NO MUEREN LAS ALMAS

Anna Ajmátova (Анна Андреевна Ахматова)

«No, no bajo un extranjero firmamento,
ni bajo el amparo de extranjeras alas —
estuve entonces con mi pueblo,
donde mi pueblo, por desgracia, estaba.»
Anna Ajmátova.


ANNA AJMÁTOVA (1889-1966), seudónimo de Ana Andreievna Gorenko, nació cerca de Ordesa, en Ucrania.
A los veintitrés años publicó su primer libro de poemas, La tarde. En 1934 su primer marido , el también poeta Gumilev, fue acusado de actividades contrarrevolucionarias y murió fusilado. Muchos de sus amigos poetas fueron enviados a los gulags de Stalin, y eran condenados a prisión o enviados al exilio, entre ellos su único hijo, Lev. Tras años en el centro de la diana del terror estalinista, fue encarcelado en 1938, acusado de terrorismo.
Durante diecisiete meses, Ajmátova hizo cola todas las mañanas ante la cárcel de Leningrado para saber si seguía con vida.
De esta experiencia nacería uno de sus poemarios más bellos, Réquiem, publicado en 1963, el mismo año en que se le concedió El premio Internacional de Literatura.
Ajmátova desnuda el espíritu ruso mientras canta al desamor, al paso del tiempo y al dolor de ver la propia patria sometida al terror más feroz. Su obra, prohibida en Rusia durante muchos años, es uno de los principales testimonios literarios de la turbulenta historia del país.



Libro: He leído que no mueren las almas
Autor: Anna Ajmátova.
Traducción: José Luis Reina Palazón
Penguin Random House, Grupo Editorial.

EN LUGAR DE UN PRÓLOGO
En los terribles años del terror de Yezhov hice cola
durante siete meses delante de las cárceles de Leningrado.
Una vez alguien me «reconoció». Entonces una
mujer que estaba detrás de mí, con los labios azulados,
que naturalmente nunca había oído mi nombre, despertó
del entumecimiento que era habitual en todas nosotras
y me susurró al oído (allí hablábamos todas en voz baja):
—¿Y usted puede describir esto?
Y yo dije:
—Puedo.
Entonces algo como una sonrisa resbaló en aquello
que una vez había sido su rostro.

INTRODUCCIÓN
Esto fue cuando el que muerto estaba
solo sonreía, de su paz alegrado.
E inútil, colgante, columpiaba
junto a sus prisiones Leningrado.


Y cuando de tormento enloquecido
el condenado al regimiento marchaba,
y una corta cantinela de despido
el silbido de los trenes cantaba.


Las estrellas de la muerte constantes,
Rusia inocente de dolores repleta
debajo de aquellas botas sangrantes
y las ruedas de las negras furgonetas.

               1
Al alba te llevaron,
como a un entierro tras de ti mi salida,
en la oscura alcoba los niños lloraron,
ante el santo quedaba la vela derretida.


En tus labios el frío de un icono.
Sudor de muerte en la frente no olvido.
Como las mujeres de Streliezki pregono
bajo las torres del Kremlin mi alarido.

               5
Diecisiete meses grito,
a la casa te reclamo,
al verdugo ayer suplico,
por ti mi hijo y mi espanto.
Todo se enreda sin nombre
ya no sé diferenciar
quién es la bestia o el hombre,
si la ejecución he de esperar.
Solo flores polvorientas,
incensario, tintineo, huellas
a cualquier y a ninguna parte.
A los ojos me mira lanzada
y de un pronto desastre me amenaza
una estrella gigante.
🌸🌸🌸

Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.

Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!