sábado, 25 de mayo de 2024
DULCE SILENCIO
jueves, 17 de marzo de 2022
DANZA PARA MISHA
Jóvenes ucranianos con traje tradicional (con vyshyvanka). Para un nativo o conocedor de dicho folclore, vestir la vyshyvanka (camisa tradicional) es un suceso especial, emocional y espiritual. Significa todo lo bueno. Simboliza amor, bienestar, salud, familia, decencia, festividad, belleza, tradición, patriotismo.
Danza para Misha
Día veinte desde la invasión. Nuestra tierra se defiende, ¡sigue viva! Sobre el barbecho pisoteado retumba la guerra y deja muertos sin contar. Tenemos el pensamiento ametrallado, nuestra alma en una grieta que se abre y no cierra como la puerta del gallinero; los dientes llevamos apretados en las manos, a ratos saltan por los aires... En la frente nos han sellado la marca del refugiado. Nosotras, (mujeres tristes), madres, hermanas, hijas, nietas, tías, abuelas, sobrinas, ahijadas..., esperamos... Permanecemos en la casa familiar tejiendo redes de camuflaje y vendajes para los soldados. Al medio día han traído a Misha herido y sin aviso. Él es el soldado más joven de nuestra familia y estaba en la universidad cuando fue llamado a filas. La urgencia no le permitió despedirse.
Nuestra dacha de cal y menta está hecha de trazos entrañables y cubierta de hazañas de los héroes que la defendieron; en sus paredes adornadas con fotos y recuerdos del pasado, descansa la bandera del abuelo Mijaíl como un legado siempre despierto; blancas cortinas con bellos bordados ondulan secretos de amores en las ventanas. Aquí se alza un hogar hospitalario y amable, donde el primero que se levanta cada día es su latente corazón, y canta con su bandura junto a las malvas del jardín. Nuestra casa abraza con ternura a nuestro soldado herido y él nos guiña con su rostro ingenuo, porque aún es casi un niño de pelo rebelde y piernas gráciles para el baile.
Y entonces nuestros tres gatos del Bosque, los dos perros Siberian, las ocho gallinas de Poltava y el parral Merlot, se han acercado hasta el porche a saludarle. Misha, aún sin poder levantarse por su pierna machacada, ha tendido la mano con firmeza a cada uno de nuestros amigos, y con la voz entrecortada les ha manifestado su agradecimiento: «Дякую, дякую, друзі мої».
El parral, algo pasado de vodka y tambaleándose de frío, le ha entregado un racimo de uvas prematuras a medio tintar. Los tres gatos le han regalado unas botas nuevas que habían robado a un rico comerciante ruso. Las gallinas le han ofrecido un solo huevo amarillo dorado, «están los tiempos escasos», han cacareado un poco avergonzadas. Nuestros dos husky han danzado para él una hopak con gracia kozakí. Y Misha, ha vuelto a sonreír... Ríe a carcajadas viendo los armoniosos saltos acrobáticos de Kay y Kyra... Y entonces ha chocado las palmas de sus manos como tambores impetuosos y ha hecho rugir contra el suelo la bota de su pie bueno... Hop, hop, hop... Kозаки !
Y nosotras, llenas de sorpresa, le hemos entregado un pañuelo de lágrimas de rosas entre suspiros... Gracias a los pajarillos del huerto de Sveta, que se han puesto a cantar como locos sobre el viejo nogal y han animado nuestras voces; y así, inflamadas de esperanza, hemos comenzado a cantarle una canción de bienvenida que habla de una casa blanca, mientras la tetera silva y el pan se tuesta... Hop, hop, hop!
Merci beaucoup à tous!
viernes, 30 de abril de 2021
LA CASA DE MI PADRE
💧💧💧
Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.
Note: Este poema está dedicado a mi padre. Pertenece al poemario "La colina es blanca, el pájaro azul", aún inédito. Realmente él supo construir una casa a prueba de terremotos, y apenas con sus manos humanas y su gran bondad. 🐾💧🐾🌱😘 By happy!🙋♀️
domingo, 9 de agosto de 2020
LA PASEADORA DE MUÑECAS
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Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.
martes, 12 de mayo de 2020
LOS RIESGOS DE NACER NIÑA
LOS RIESGOS DE NACER NIÑA
Cómo la identidad de género condiciona nuestras vidas
La pobreza, la violencia y las tradiciones culturales oprimen a millones de niñas del mundo entero, pero algunas ven un rayo de esperanza en la educación.
Sierra Leona es uno de los peores lugares del mundo para ser niña.
En este país de África occidental, habitado por unos seis millones de personas, desgarrado por una cruenta guerra civil que duró más de una década y devastado por el Ébola, el simple hecho de nacer niña se traduce en una vida de barreras y tradiciones que a menudo dan más valor a su cuerpo que a su mente. La mayoría de las mujeres de Sierra Leona —el 90% según Unicef— han sido sometidas a la mutilación genital, una práctica que las inicia en la vida adulta y supuestamente las hace más deseables para el matrimonio, pero que también es un método de represión sexual profundamente arraigado en su cultura. Casi la mitad de las chicas se casan antes de los 18 años, y muchas se quedan embarazadas mucho más jóvenes, a menudo en su segundo o tercer ciclo menstrual. Muchas son víctimas de la violencia sexual; las violaciones suelen quedar impunes. En 2013 más del 25% de las sierraleonesas de entre 15 y 19 años estaban embarazadas o ya eran madres, lo que supone una de las tasas de gestación más elevadas del mundo para esta franja de edad. Y demasiadas mueren en el parto: es el porcentaje más alto del mundo, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud y otras entidades internacionales. La mutilación genital femenina puede elevar el riesgo de sufrir complicaciones obstétricas.
«Si vas a las provincias te encuentras con chicas de 23 años, de 15 años, ya casadas y con sus bebés en brazos», dice Annie Mafinda, comadrona del Rainbo Center, que ayuda a víctimas de la violencia sexual en Freetown, la capital de Sierra Leona. Muchas de las pacientes atendidas en este centro tienen entre 12 y 15 años».
Entre otras historias, dice Alexis:
Cuando conocí a Sarah en Freetown, una ciudad que se levanta sobre una península montañosa junto a un puerto rutilante, tenía 14 años y estaba embarazada de seis meses, aunque parecía varios años más joven. Hablaba en un susurro, era bajita y menuda, llevaba las uñas de los pies pintadas de rojo y el pelo bien recogido bajo un pañuelo de color melocotón. Me contó que la había violado un muchacho, vecino de su familia, que se marchó de la ciudad tras la supuesta agresión. Cuando su madre se enteró de que estaba embarazada, la echó de casa. Ahora Sarah (cuyo apellido nos reservamos) vive con la madre del chico que según ella la forzó. La madre del supuesto violador fue la única que se prestó a acogerla; en Sierra Leona las mujeres suelen vivir con la familia del esposo. Sarah tiene que cocinar, limpiar la casa y hacer la colada. Me contó que la madre del chico le pega cuando, de puro agotamiento, no cumple con sus tareas.
Con tantas trabas, ¿cómo puede una chica como Sarah sobrevivir y salir adelante en Sierra Leona?
Las sierraleonesas suelen decir que el trauma de su país tiene su origen en la guerra civil que enfrentó a grupos rebeldes y al Gobierno. Desde 1991 y durante 10 años, miles de niñas y mujeres fueron violadas. Decenas de miles de personas fueron asesinadas. Y más de dos millones se vieron desplazadas. Más recientemente ha sido el virus del Ébola el que ha hecho estragos en el país, cobrándose una 4.000 vidas en menos de dos años.
«En este país no importa la vida, ni el cuerpo, ni el alma de las mujeres jóvenes —afirma Fatou Wurie, nacida en Sierra Leona, criada en el extranjero y que regresó a su país natal, a Freetown, donde trabaja en pro de los derechos de las mujeres—. Hasta la última política que implantamos excluye la voz de las jóvenes sierraleonesas».
A pesar de que he pasado largas temporadas en diversos lugares de África occidental, la primera vez que pisé Sierra Leona me quedé profundamente impactada. He estado en Nigeria, Ghana, Senegal y Costa de Marfil, pero Sierra Leona me pareció diferente: menos acogedora, menos exuberante, más suspicaz y recelosa. Sin embargo, también descubrí que incluso en este país tan turbulento hay jóvenes que encuentran la manera de sobreponerse por encima de todo.
🌹🌹🌹
Fuentes: Alexis OkeowoFotografías de Stephanie Sinclais
viernes, 10 de abril de 2020
LA SALA DE LOS CUERPOS RADIANTES
#Yomequedoencasa
viernes, 3 de abril de 2020
MIENTRAS PASA UN VIRUS
despeinado en mi mejilla
distraído en la ventana.
y detrás de la ventana
llueve en la ventana
por otros, y se funden con otros,
cuerpo a cuerpo, vida a vida.
¿el principio de otra era? —Dicen otros—.
Voluntad tiene el árbol que crece en la montaña.
“¿Para qué escribir, si una no puede
Se empañan los cristales. Y yo, detrás de la ventana...
Letra y música: Claudio Capéo