🌷🌷🌷
Merci beaucoup à tous!
Al primer encuentro.
"En la radiante curva del día los recuerdos revolotean, me traen luces de tus cabellos revueltos entre los míos. Nuestras cabezas soñolientas sobre la única almohada que nos regaló la luna, en una mañana que siempre está clara, recién pintada de improvisación. Siempre te recuerdo así, como un guerrero vestido de colorida gracia, con el beso azul y el aroma inconfundible a hierba fresca, danzando bajo el cielo de Rwenzori". ( De Prólogo).
Algunos enlaces de interés al libro:
También en Kindle y papel:
Bajo el cielo de Rwenzori en amazon
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Desde Libros. cc sin gastos de envío:
Libro Bajo el cielo de Rwenzori
También en los enlaces:
En Chapters Indigo Ca Books (Bajo el cielo de Rwenzori)
Clarisa Tomás Campa en Fnac France
https://www.popularlibros.com/ebooks-de/poesia-50/
En Unicornio Librerías (books)
Espacios donde se menciona el libro:
https://chelodelatorre.blogspot.com
https://venyenloquece.blogspot.com/
🪁🪁🪁
Viernes de aniversario
Hoy puedo hablarte
de la duda y de la herida, de mis años sin ti
en busca de hogar.
De las bocas de los peces
cuando vienen a nadar en el desvelo.
Del diálogo ingenuo que inicie con tu aroma,
cuando yo era una pregunta
y la tierra un gran trébol de hojas de arena.
Te puedo contar las mil y una historias
de los muertos de amores allá en sus nevadas,
sus calvas siluetas al vaivén del destierro.
De todo lo que le oculté a la perla del iris
para no hacer brotar en la piedra una llama.
De todo lo que barrí en mi triste tejado,
bajo miedos colmillos y aves despiertas.
Quizás tú no sepas que ya entonces te amaba,
cuando mi voz era apenas un lirio
y el agua un jilguero de valle en valle.
¿Te he dicho que te amo?
A veces olvido
que tú eres mi silencio entreabierto,
la aurora que nace en mis hombros
sólo con pensar en tu sonrisa.
¿Te he dicho que te espero
en el mismo lugar donde nacimos?
En la calle, el viejo Anatoli toca su balada
de mundos caídos, las pequeñas
luces de los adoquines
se arremolinan alrededor de sus dedos,
igual que el arrullo del Dniéper
en las faldas, en las piernas.
Pero mis ojos te buscan en los que vuelven
después de un día de remos.
¿Te he dicho cuánto te amo?
A veces se me olvida que vives en mis labios...
El té se enfría en la taza, ¡acaba el viernes nuestro!,
mi corazón se cala, la araña teje y teje.
Releo tu mensaje:“¡Voy!”. ¿No te quedan palabras?
Tomo un sorbo de aire —baja al fondo de mí—,
sabe a ciudad sin muros, a puerta que se abre...
Dorada primavera de corona floral, ¡el tiempo era un ingenuo!
¡La hierba estaba espléndida ese día de amor!
¿Te he dicho que te amo?
Cenizas de acuarelas
bañan el musgo frío, un bosque se evapora,
duerme el fuego del mundo.
Sobre el viejo acordeón un canto puebla, sueña...
Tu maleta se acerca, da saltos,
se adelanta tu acento en su ternura,
ilumina la escalera como un pájaro de luz.
De blancos castaños, en Kyiv el cielo es alto,
la nube que era espera se diluye,
ya desnuda, ya sin ruido.
🌹🌹🌹
Avec tout mon amour pour mes amis lecteurs. Avec amour. Toujours l'amour. Merci!🌹😘📚
З усією любов’ю до своїх друзів-читачів. З любов'ю. Завжди люблю. Дякую! 🌹
Montaña de perros de Elena Barón (2013). (Admirable artista. Gracias)
Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.
El dios del mástil
Abro la puerta,
dejo entrar un mañana
muerto de miedo.
Al ayer lo despido sin lágrimas.
No quedan mares que despedir,
me acurruco en la sombra de la ola.
No hay memoria en las calles,
las casas sin tejados enseñan
sus desnudos interiores,
ni una silla, ni una mesa,
ni una luz encendida;
la sopa está sin plato, las sábanas
por el suelo se desploman.
Hoy el sol se ha tapado la cara
y creo que de vergüenza.
Algunos caminantes, desorientados,
cruzan el puente donde termina la ciudad.
Desde mi ventana de verde ojera
los veo desaparecer en el escalofrío.
Allá, junto al mástil blanco de la montaña,
un perro duerme a los pies de dios.
Son dos iguales
dándose calor y abrazos tiernos.
Dos amigos que comparten
un plato de sopa y se cuentan desdichas.
Dios le cuenta a Perro sus arenas
de millones de fuegos y astillas.
Los mares que tuvo que andar
para salvar su último barco.
Perro, dulcemente, con su lengua inmaculada
le lame los hilillos de sangre
que resbalan de una espina de su pelo.
Los veo cómo se abrazan,
mi solo corazón vuelve a navegar
entre los peces victoriosos.
Salta una chispa alegre
entre mis dientes y mis huesos,
es un colibrí recién nacido,
mientras suena el silbido de la ardiente tetera.
En mis paredes, los ojos de Vida se entreabren...
Pestañean de nuevo, como si tuvieran
su vital impulso primario por diadema.
Me alegro de ver lo que veo
en mi mar de ausencias infinitas,
tan culpables, tan anchas, tan viejas.
La montaña despliega su vela en las alturas,
un soplo de eternidad emerge
sobre las cabezas grises.
Junto al escaso aire que me sostiene,
un cachorro velero revolotea y quiere andar.
¡Qué bien! —le digo al ojo del rincón
donde duerme la noche y la tormenta—:
¡Dios no está solo! ¡No estará solo!
🌟🌟🌟
Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.
Queridos amigos, lectores:
Seguimos en pausa forzosa, pero es un tiempo valioso para mirarse, para alegrarse, para reconocerse. Yo, me miro en las palabras escritas, me alegro de reconocer su belleza, me reconozco en ellas como en el pecho de la madre; como en los ojos del padre. Quizá es lo más valioso para mí en este tiempo, porque creo que hay que detenerse a veces para no perderse los detalles de la Vida.
Y puede que yo, como escribía Aleixandre: "Escribo acaso para los que no me leen". Pero esto de escribir me da felicidad. Con todo mi cariño. ✍📚🌹😷🤗🙋♀️Bonheur et santé à tous! Merci à mes amis lecteurs!
"Y el día dura tanto como un siglo
y no se acaba el abrazo".
Borís Pasternak
Secretos del jardín
Rosa de la vida,
tiempo niño del río,
pies sin retorno
poco a poco a la muerte...
Llora un niño
mordido por todos lados,
le tapan la boca.
Destrozado su espejo,
lo tiran al borde.
¡Mudo ángel, despierta!
Abre los brazos
la extensa Galaxia:
enciende un buen fuego
en la gran bola nieve.
El grito de la rosa
rompe la espada del cielo,
ya no llora el niño mordido.
Sin despegar los labios
el silencio se entretiene con un lirio,
pero el pájaro carpintero
sigue en el mismo lugar.
Sueña la montaña
con quitarse las sombras
hasta la última sílaba perdurable.
Las nubes han caído
en los viejos acantilados,
el grito de la rosa levanta la cabeza:
¡es inútil nadar en el barro!
Al poniente, los girasoles
de Van Gogh giran plenos,
son sauces misteriosos
sin ruido ni espuma.
Fugitivos barcos
por anchos desiertos,
reman sus hombros
de mar y ventura.
¿A dónde van las aves
con sus alas rotas?
A dónde, cuando el aguacero
enriza el invernal...
De pronto una estrella
danza distraída
sobre los huesos del mundo.
Millones de luciérnagas
se alejan en la cellisca.
¿A dónde va la vida
que no fue palabra
en las llanuras del eco?
¿El canto de la rosa
que nació del grito?
La Madre de las rosas,
quietamente sentada,
mira crecer la hierba,
la confusión sin voces...
Multitud de caminos
sonríen compasivos a las hojas
caídas del otoñal.
Donde lo sin nombre
versa con la corteza,
ulula sin hogar
un verso prodigioso.
El renacer siempre surge
después de ser destruida
la espalda de la miseria.
Pero la flor caída
no volverá al temblor
de la tierna rama...
Sólo el grito de la rosa
sin límites fulgura
profundo y claro.
Ciervo brillante de lunas,
épico y veloz
agita las montañas.