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Merci beaucoup à tous!
Al primer encuentro.
"En la radiante curva del día los recuerdos revolotean, me traen luces de tus cabellos revueltos entre los míos. Nuestras cabezas soñolientas sobre la única almohada que nos regaló la luna, en una mañana que siempre está clara, recién pintada de improvisación. Siempre te recuerdo así, como un guerrero vestido de colorida gracia, con el beso azul y el aroma inconfundible a hierba fresca, danzando bajo el cielo de Rwenzori". ( De Prólogo).
Algunos enlaces de interés al libro:
También en Kindle y papel:
Bajo el cielo de Rwenzori en amazon
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Desde Libros. cc sin gastos de envío:
Libro Bajo el cielo de Rwenzori
También en los enlaces:
En Chapters Indigo Ca Books (Bajo el cielo de Rwenzori)
Clarisa Tomás Campa en Fnac France
https://www.popularlibros.com/ebooks-de/poesia-50/
En Unicornio Librerías (books)
Espacios donde se menciona el libro:
https://chelodelatorre.blogspot.com
https://venyenloquece.blogspot.com/
🪁🪁🪁
Montaña de perros de Elena Barón (2013). (Admirable artista. Gracias)
Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.
El dios del mástil
Abro la puerta,
dejo entrar un mañana
muerto de miedo.
Al ayer lo despido sin lágrimas.
No quedan mares que despedir,
me acurruco en la sombra de la ola.
No hay memoria en las calles,
las casas sin tejados enseñan
sus desnudos interiores,
ni una silla, ni una mesa,
ni una luz encendida;
la sopa está sin plato, las sábanas
por el suelo se desploman.
Hoy el sol se ha tapado la cara
y creo que de vergüenza.
Algunos caminantes, desorientados,
cruzan el puente donde termina la ciudad.
Desde mi ventana ojerosa
los veo desaparecer en el escalofrío.
Allá, junto al mástil blanco de la montaña,
un perro duerme a los pies de dios.
Son dos iguales
dándose calor y abrazos tiernos.
Dos amigos que comparten
un último bocado y se cuentan desdichas.
Dios le cuenta a Perro sus arenas
de millones de fuegos y astillas.
Los mares que tuvo que andar
para salvar su último barco.
Perro, dulcemente, con su lengua inmaculada
le lame los hilillos de sangre
que resbalan de una espina de su pelo.
Veo como se iluminan sus corazones;
mi corazón solitario vuelve a navegar
entre los peces victoriosos...
Salta una chispa alegre
entre mis dientes y mis huesos,
es un colibrí recién nacido,
mientras suena el silbido de la ardiente tetera.
En mis paredes, los ojos de la vida se entreabren...
Pestañean de nuevo, como si tuvieran
su vital impulso primario por diadema.
Me alegro de ver lo que veo
en mi mar de ausencias infinitas,
tan culpables, tan anchas, tan viejas.
La montaña despliega su vela en las alturas,
un soplo de eternidad emerge
sobre las cabezas grises.
Junto al escaso aire que me sostiene,
un cachorro velero revolotea y quiere
corretear en los misterios del cielo...
¡Qué bien! —le digo al ojo del rincón
donde duerme la noche y la tormenta—:
¡Dios no está solo! ¡No estará solo!
🌟🌟🌟
Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.
Queridos amigos, lectores de esta orilla:
Seguimos en pausa forzosa, pero es un tiempo valioso para mirarse, para alegrarse y reconocerse. Me alegro de reconocer la belleza de las pequeñas cosas, porque no siempre tenemos al alcance los paisajes del mundo. Quizás este detenimiento que vivimos nos enseñe algo valioso que pasaba de largo.
Y puede que yo, como escribía Aleixandre: "Escribo acaso para los que no me leen". Pero esto de escribir me da felicidad. Con todo mi cariño. ✍📚🌹😷🤗🙋♀️Bonheur et santé à tous! Merci à mes amis lecteurs!
Tejidos en el alba, grabados, dos panales
no pueden detener la miel en los pezones.
Tus pechos en el alba: maternos manantiales,
luchan y se atropellan con blancas efusiones.
Se han desbordado, esposa, lunarmente tus venas,
hasta inundar la casa que a tu sabor rezuma.
Y es como si brotaras de un pueblo de colmenas,
tú toda una colmena de leche con espuma.
Es como si tu sangre fuera dulzura y toda
laboriosas abejas filtradas por tus poros.
Oigo un clamor de leche, de inundación, de boda
junto a ti, recorrida por caudales sonoros.
Caudalosa mujer: en tu vientre me entierro,
tu caudaloso vientre será mi sepultura.
Si quemaran mis huesos con la llama del hierro,
verían que grabada llevo allí tu figura.
Para siempre fundidos en el hijo quedamos;
fundidos como anhelan nuestras ansias voraces:
en un ramo de tiempo, de sangre, los dos ramos,
en un haz de caricias, de pelo, los dos haces.
Los muertos, con un fuego congelado que abrasa,
laten junto a los vivos de una manera terca.
Viene a ocupar el hijo los campos y la casa
que tú y yo abandonamos quedándonos muy cerca.
Haremos de este hijo generador sustento,
y hará de nuestra carne materia decisiva:
donde asienten su alma las manos y el aliento
las hélices circulen, la agricultura viva.
Él hará que esta vida no caiga derribada,
pedazo desprendido de nuestros dos pedazos,
que de nuestras dos bocas hará una sola espada
y dos brazos eternos de nuestros cuatro brazos.
No te quiero en ti sola: te quiero en tu ascendencia
y en cuanto de tu vientre descenderá mañana.
Porque la especie humana me han dado por herencia,
la familia del hijo será la especie humana.
Con el amor a cuestas, dormidos y despiertos,
seguiremos besándonos en el hijo profundo.
Besándonos tú y yo, se besan nuestros muertos,
se besan los primeros pobladores del mundo.
⭐⭐⭐