domingo, 30 de junio de 2013

ECOS DE LA CONCIENCIA

Imagen del film: Ni uno menos (1999), de Zhang Yimou

"En mi casa todo es pequeño"...
Antoine de Saint-Exupéry, "El Principito".


Quería llorar...
Quería atrapar a las sombras
que oscurecen los cristales.
Aclarar la memoria
donde beben las fieras;
limpiar las inclemencias,
barrer de los rincones
todas las vergüenzas.

En los invernaderos
donde mutilan flores,
con mi escoba de espinos,
sangrar espaldas...

Quería romper,
romper, partir, romper...                                                  
El borde de las ostentaciones
de boca falsa,
las soberbias bestiales,
la puerta que guarda el poder y el oro.
Corrí entre las mentiras, después caí...
Alcancé ignominias que destruían escuelas
pero escaparon de mis manos...
¿Qué podía hacer?
¡Banal, que todo es vano!

Y dolían los ecos milenarios
del sufrimiento ingenuo,
la fuente sin vocales, tan menuda,
la niñez atada a la penumbra,
tanta vida sin madre, sin gorriones...

Dolía el aire, 
el alma de los lugares saqueados,
el murmullo
de un trozo de carne
en su íntimo quejido agonizante.

¡Los corazones niños, dolían!
Los niños corazones entre fronteras,
expulsados de los anchos cielos
sin alfombras mágicas para escapar...
¡Oh ritual de la tierra mapamundi!                                           
¡Oh cueva de inhumanos saqueadores!
¡Oh cabecita azul, mi pez dorado!    

En el sueño, en el anhelo...                                
¡Han brotado, han nacido
diminutos cuencos chiquititos!

Sí... En la orilla de los prados,
en los bordes sin nidos,
en las acequias de las calamidades,
en la vasta estepa de las conciencias...
Y en las cortinas laureadas,
y en el tálamo del alba,
nacen, renuevan y rebrotan:
boquitas sonrosadas,
deditos amarillos,
tiernos suspiros,
hoyuelos, pucheritos;
chispitas azuladas,
caricias plateadas...

Pasitos verdes, 
riachuelos azules,
barquitos tolondrones,
balancines campeones...
Sonajeros, castañuelas,
los peucos danzarines,
arrumacos y chupetas.
Cosquillitas de frambuesas,
mimosines besucones,
risueñitos pelusones...
Y lloritos chiquitines,
cristalinos querubines,
gateadores, escalandrines,
chupetines de pezones,
coloretes de azucenas.   
                       
Entre un álamo gigante
y un cerco de estrellas nuevas:
han brotado como flores
cariñitos primordiales,
cielitos angelicales,
besitos de caramelo;
ojitos como luceros,
manojitos de lunares,
lucecitas y consuelos.


Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.


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