jueves, 4 de diciembre de 2025

ESTOY PENSANDO...

 
Estrella Sirius, la más brillante del cielo nocturno.

Estoy pensando...
Que admiro los frutos
de la tierra y el cielo:
soles, estrellas, besos...

Estoy pensando que me falta mucho que aprender de la vida, no sé si he aprendido a vivir como la vida precisa. Veo el mundo diferente a como se muestra. No comparto la gran mayoría de las ideas que me ofrecen. No comprendo los cuentos que me cuentan.

Estoy pensando que siempre me ha motivado más escuchar que hablar. Observar que juzgar. Caminar por las calles que ir en metro. Me encanta enviarle sonrisas al mal humor que pasa encaramado en el humo del tráfico y amargarle el día. Sé que me he pronunciado poco, quizá por esa “timidez” que me diagnosticó mi psicóloga. Mi reto diario es pasar inadvertida.

Estoy pensando que he hecho muchas cosas o ¿pocas?, desde mis comienzos en la vida. No sé si esas cosas tendrán un significado en algún lugar... Lejos queda la voz de mi padre diciéndome: «No mires atrás». Aún me visto con su bondad estelar.

Estoy pensando que después de tantos estudios, trabajos, lugares... Aquí un día frustrado; allá un sueño por despertar... La cama siempre por hacer, la ropa tendida en las prisas... Los hijos bien arropados en mi pecho y el amor revoloteando a mi alrededor como un perrito fiel... Y andar, andar, andar... (Parafraseando a Unamuno: «leer, leer, leer, vivir la vida que otros soñaron...» )
Estoy pensando si he aprendido algo de la vida o sólo tengo un sin fin de asignaturas pendientes... Una triste hoja en blanco.

La vida me asombra cada día. ¿Será que estoy atravesando una fase o nueva etapa?

Y ahora no sé si soy ciruela o durazno... Recuerdo esa pregunta, era la favorita de mi amigo de alma montañera, en nuestros días universitarios. «Cuando hayamos crecido en qué te gustaría convertirte: ¿en ciruela o en durazno?» Y se quedaba allí, mirándome con ojos de leopardo de las nieves, tan tranquilo, esperando mi respuesta. Y yo, con la boca abierta... Entonces, nuestras sonrisas de ese tiempo del crecer, iluminaban más allá del campus...(Jamás decía "hacerse mayor". Él consideraba que cumplir años era cosa de crecimiento y punto). Ya hace tres años que se fue a su Crecer.

Él tenía toda una tesis al respecto. «Somos frutos del árbol nacido en el costado de Dios —decía—, sin distinciones. Simplemente frutos de hueso, carne y piel. Iguales a ciruelas y duraznos, destinados a ser dulzor en expansión. Dios tiene dos manos, con una recoge a los rebeldes; con la otra a los dóciles. Dios tiene dos ojos, con ellos contempla las vivencias de sus frutos amados. Dios tiene un corazón donde sus frutos trascienden a la luz. Las ciruelas brotan en estrellas azuladas en su boca. Los duraznos renacen en soles anaranjados en su pecho orbital. De vez en cuando, Dios se queda admirado al ver la cosecha de su árbol. Guarda las semillas de sus frutos en su almohada eterna y duerme un rato. Mañana recogerá nuevos frutos, Él sonríe».

Para mi amigo, también las cosas de Dios eran sencillas, igual que la vida: subir, bajar; nacer, crecer. Llegar, volver... Amar y amar. Pero yo sigo sin saber qué soy. Porque hay veces que me siento durazno y otras, ciruela. ¿Me guardará Dios junto a sus otras semillas bajo su cabeza creadora?.. Sin embargo, siempre he tenido claro que mi amigo era Sirius, la más brillante de las estrellas. Una dulce ciruela madura en la boca de Dios, rezumando... Yo sonrío.

ANDAR, ANDAR, ANDAR...
Andar, andar, andar,
llorar caminos,
cruzar los puentes,
seguir latidos.
Amar, amar, amar,
sentir la vida
como la ingenua flor,
abrir los ojos al color.

Y ser apenas canto, un nacimiento,
las simples páginas que va llevando el viento.
Escribir palabras al borde del exilio,
sembrar intentos caídos del abismo.

Pasar, pasar, pasar,
dejar tu huella,
el tiempo plateado en las farolas.
Se esfuma lo vivido,
el sol en lontananza,
en blanco y negro, ondea, la luna sobre el agua.

Queda lo sentido,
el verbo,
la esperanza.
La gota de la sangre,
la luz,
la valentía.
Una mirada sola que viaja en un silbido...

Andar, andar, andar,
hacer sendero el puente:
¡belleza y desmesura sobre el Tormes!

Quedan las ojeras,
la sal,
el sacrificio.
Tristeza disidente,
el libro que has sufrido.
El polvo de la herida y los brazos enzarzados.
El mundo en el espejo,
la tierra en los zapatos.
🌟🌟🌟
(Poema publicado en el libro
Donde los puentes se alzan, (Letrame, 2017). Pág. 20)

Clarisa T. © All Rights Reserved.

Queridos amigos, lectores de esta orilla: con este nuevo post os felicito la próxima Navidad a todos y que el año 2026 sea el principio de un mundo mejor para los niños. Os deseo paz y muchas estrellas brillando en vuestros corazones. Como deciros que todo me gusta de estas celebraciones menos el consumismo impostado y que se utilice la Navidad para enriquecerse los que ya son muy ricos. Sin embargo, olvidando lo que a cada cual le disguste, es bonito ver las caras de los niños, sus sonrisas plateadas, soñando regalos, abriendo regalos. Ojalá para todos los niños del mundo haya paz y alegrías duraderas y no sólo en estas fechas, lejos de guerras y calamidades. Da igual la fe de cada quien, celebrar nacimientos con bondad es dar alegría a quienes lo necesitan. Es sólo un gesto de amor. Ese es el mejor fruto que podemos ser. 🌟🌞🙋‍♀️❤️🌍🌎🌏 ¡Abrazo grande! (Y no sé si esta entrada es un final o un principio, la vida dirá su Alfa y su Omega).

Gracias, lectores. 🙏📚
Merci beaucoup à tous

HAYA PAZ! ¡Gloria a Ucrania! Слава Україні! 
HAYA PAZ  EN  GAZA ISRAEL - SUDAN - MUNDO
OJALÁ POR FIN HAYA PAZ PARA LOS NIÑOS
EN TODOS LOS LUGARES DEL MUNDO!
HAYA MÁS AMOR Y MENOS GUERRAS¡