domingo, 10 de agosto de 2025

IMPRESIONES EN UN DÍA FESTIVO

 

Diario de una superviviente: 
impresiones en un día festivo


Hoy es un día festivo, las calles de mi ciudad
de paso están abarrotadas de gente
celebrando la vida, escucho risas que van y vienen...
La muerte, sin embargo, ocurre no tan lejos
entre el drama de las guerras que se suceden aquí y allá
y nunca indiferente a los ojos del río que pasa desbordado...

Los niños que pueden reír, ríen; 
los que no, lloran...
los mundanos que saben matar, matan;
los que no, beben la vida y lloran...
los que olvidaron sus huellas, olvidan;
los que no, sueñan... Lloran...
Este es un día de celebraciones, unos ríen, otros lloran...
Yo celebro el recuerdo de la risa de mi padre, 
nuestras lunas del este, los maizales, las Perseidas...

Hay mujeres arrinconadas detrás de sus desgracias;
hay sonrisas atrapadas detrás de los velos oscuros,
quizá nunca sean libres, tal vez jamás
el mundo escuche sus melodías... 
Todo está impreso en la memoria cercana, 
ya forma parte del linaje
del tiempo que le robé a las arenas. 
Escribo en los contornos del aire, 
el viento se lleva mi denuncia...
Ayer volví del campo de refugiados en Jordania...
Lo que allí vi, allí se quedó. Mañana volveré
a otros lugares frágiles,
a otras arenas iguales en esclavitud... 
Pero mis ojos ya no serán los mismos... 

Te preguntarás, papá, el porqué de este compartir, 
si hace tiempo me envolví en el silencio
de la rendición y decidí no escribir, 
no hablar, no contar vivencias...
Lamento mi postura incrédula, 
mi andar sin figurar en los mapamundis, 
mi vivir sin compromisos para el mañana,
porque casi siempre revolotea sobre mi cabeza
una nube llena de incertidumbre...
Mi vida sigue en la eterna prueba de no dejar
morir aquella ternura del nacimiento...

Recuerdo el tiempo en el que eras un loco Quijote ilusionado,
atento a las injusticias, siempre abrazando
a las viejas tragedias de los caminos...
Aquí y allá en los salvamentos del mundo. Del mundo
aquel que sigue resucitando hoy sobre las aguas
o bajo cielos conmovidos por la esperanza.
El milagroso renacer, después de todo...

Atardece este día festivo, su sendero desaparece...
Dibujo en el espejo el regalo de vivir: es una flor sin nombre.
En mi caja de anhelos guardo lluvias de estrellas
que me guiñan sin parar...
Mi mente sólo escucha el fluir suave de la fuente
que hace brotar la vida...
La vida insiste con su verso y yo me figuro
un planeta un poco diferente, quizás
algo más dulce, sólo un poco más tierno...

💧💧💧

Clarisa T. © All Rights Reserved.

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