lunes, 30 de noviembre de 2020

VIERNES DE ANIVERSARIO


Belleza ucraniana

Viernes de aniversario

Hoy puedo hablarte

de la duda y de la herida, de mis años sin ti

en busca de hogar.

De las bocas de los peces

cuando vienen a nadar en el desvelo.

Del diálogo ingenuo que inicie con tu aroma,

cuando yo era una pregunta

y la tierra un gran trébol de hojas de arena.

Te puedo contar las mil y una historias

de los muertos de amores allá en sus nevadas,

sus calvas siluetas al vaivén del destierro.


De todo lo que le oculté a la perla del iris

para no hacer brotar en la piedra una llama.

De todo lo que barrí en mi triste tejado,

bajo miedos colmillos y aves despiertas.


Quizás tú no sepas que ya entonces te amaba,

cuando mi voz era apenas un lirio

y el agua un jilguero de valle en valle.

¿Te he dicho que te amo?


A veces olvido

que tú eres mi silencio entreabierto,

la aurora que nace en mis hombros

sólo con pensar en tu sonrisa.

¿Te he dicho que te espero

en el mismo lugar donde nacimos?


En la calle, el viejo Anatoli toca su balada

de mundos caídos, las pequeñas

luces de los adoquines

se arremolinan alrededor de sus dedos,

igual que el arrullo del Dniéper

en las faldas, en las piernas.

Pero mis ojos te buscan en los que vuelven

después de un día de remos.

¿Te he dicho cuánto te amo?

A veces se me olvida que vives en mis labios...


El té se enfría en la taza, ¡acaba el viernes nuestro!,

mi corazón se cala, la araña teje y teje.

Releo tu mensaje:“¡Voy!”. ¿No te quedan palabras?

Tomo un sorbo de aire —baja al fondo de mí—,

sabe a ciudad sin muros, a puerta que se abre...

Dorada primavera de corona floral, ¡el tiempo era un ingenuo!

¡La hierba estaba espléndida ese día de amor!

¿Te he dicho que te amo?


Cenizas de acuarelas

bañan el musgo frío, un bosque se evapora,

duerme el fuego del mundo.

Sobre el viejo acordeón un canto puebla, sueña...

Tu maleta se acerca, da saltos,

se adelanta tu acento en su ternura,

ilumina la escalera como un pájaro de luz.

De blancos castaños, en Kyiv el cielo es alto,

la nube que era espera se diluye,

ya desnuda, ya sin ruido.

🌹🌹🌹

Clarisa Tomás Campa.  © All Rights Reserved.

Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!

Avec tout mon amour pour mes amis lecteurs. Avec amour. Toujours l'amour. Merci!🌹😘📚

З усією любов’ю до своїх друзів-читачів. З любов'ю. Завжди люблю. Дякую! 🌹

Panorámica de Kiev (Ucrania)

Palacio de la Ópera en Kiev (Ucrania)
Memorial en Kiev. El Holodomor (en ucraniano: Голодомор)
Significa "genocidio por hambre"
Cúpulas doradas, palacios medievales

Niña ucraniana con Corona floral y traje típico

lunes, 16 de noviembre de 2020

EL DIOS DEL MÁSTIL

 

Montaña de perros de Elena Barón (2013). (Admirable artista. Gracias)

https://www.singulart.com/fr

Clarisa Tomás Campa.  © All Rights Reserved.


El dios del mástil

Abro la puerta,

   dejo entrar un mañana

      muerto de miedo.

Al ayer lo despido sin lágrimas.

   No quedan mares que despedir,

      me acurruco en la sombra de la ola.


No hay memoria en las calles,

   las casas sin tejados enseñan

      sus desnudos interiores,

         ni una silla, ni una mesa,

ni una luz encendida;

   la sopa está sin plato, las sábanas

      por el suelo se desploman.

Hoy el sol se ha tapado la cara

   y creo que de vergüenza.


Algunos caminantes, desorientados,

   cruzan el puente donde termina la ciudad.

Desde mi ventana de verde ojera

   los veo desaparecer en el escalofrío.

Allá, junto al mástil blanco de la montaña,

   un perro duerme a los pies de dios.


Son dos iguales 

   dándose calor y abrazos tiernos.

Dos amigos que comparten

   un plato de sopa y se cuentan desdichas.


Dios le cuenta a Perro sus arenas

   de millones de fuegos y astillas.

Los mares que tuvo que andar

   para salvar su último barco.

Perro, dulcemente, con su lengua inmaculada

   le lame los hilillos de sangre

      que resbalan de una espina de su pelo.


Los veo cómo se abrazan,

   mi solo corazón vuelve a navegar

      entre los peces victoriosos.


Salta una chispa alegre

   entre mis dientes y mis huesos,

      es un colibrí recién nacido,

         mientras suena el silbido de la ardiente tetera.


En mis paredes, los ojos de Vida se entreabren...

   Pestañean de nuevo, como si tuvieran

      su vital impulso primario por diadema.


Me alegro de ver lo que veo

   en mi mar de ausencias infinitas,

      tan culpables, tan anchas, tan viejas.

La montaña despliega su vela en las alturas,

   un soplo de eternidad emerge

      sobre las cabezas grises.

Junto al escaso aire que me sostiene,

   un cachorro velero revolotea y quiere andar.


¡Qué bien! le digo al ojo del rincón

   donde duerme la noche y la tormenta—:

      ¡Dios no está solo! ¡No estará solo!

🌟🌟🌟

Clarisa Tomás Campa.  © All Rights Reserved.

Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!

Queridos amigos, lectores:

Seguimos en pausa forzosa, pero es un tiempo valioso para mirarse, para alegrarse, para reconocerse. Yo, me miro en las palabras escritas, me alegro de reconocer su belleza, me reconozco en ellas como en el pecho de la madre; como en los ojos del padre. Quizá es lo más valioso para mí en este tiempo, porque creo que hay que detenerse a veces para no perderse los detalles de la Vida. 

Y puede que yo, como escribía Aleixandre: "Escribo acaso para los que no me leen". Pero esto de escribir me da felicidad. Con todo mi cariño. ✍📚🌹😷🤗🙋‍♀️Bonheur et santé à tous! Merci à mes amis lecteurs!