viernes, 10 de abril de 2020

LA SALA DE LOS CUERPOS RADIANTES

La última cena de Salvador Dalí (1955). Surrealismo.
Óleo sobre lienzo. Galería Nacional de Arte de Washington D.C.

La sala de los cuerpos radiantes

   Iryna llega cansada. Su turno en el hospital, como enfermera, cada día es más largo. Le he guardado la cena y está sobre la mesa. Para ella es el desayuno, supongo. ¡Pobre hija! Se ha estrenado en su trabajo bajo el azote de esta pandemia. Tiene los ojos tristes, la oigo llorar por las esquinas, aunque disimula. Mientras come, desganada, habla y habla, dándole vueltas a un macarrón...
   —Hoy han muerto 41 personas solo en mi turno. Una mujer de 45 años, casi como tú, mamá, ¡murió en mis brazos! Y solo pude decirle: "todo va a ir bien." Y aún así, ella, para que yo no me apurase, me sonrió dulcemente. Sabía que era el final y solo me sonrió... A su familia no le estuvo permitido acompañarla... El médico certificó la hora de la muerte a las 4:37 a.m. Un celador, con rapidez, se la llevó a la sala de los cuerpos radiantes... Y allí quedó en la fila, con el cartelito distintivo a sus pies : Covid-19 ¡Qué pena me dio!—. Acaricio el pelo de Iryna, aún húmedo. Y no tengo rastro de palabras... Las que aprendí ahora no  me sirven. Necesito bocas que sepan cantar las palabras de los manantiales...
   —Oh mamá, ¿te imaginas que hubieras sido tú o el abuelo? Morir sin poder decirle adiós a los tuyos... Sin darle un achuchón a tu gato... Sin un beso que te consuele... Esto es muy fuerte, mamá. Ella tenía un rostro tan dulce... Irradiaba un no sé qué...

   Vuelvo de la cocina con un vaso de leche para Iryna. La encuentro dormida en el sofá, acurrucada con Milú, que ronronea feliz. En su mano derecha, apretada con fuerza, aún tiene la manzana sin morder.... La arropo con su manta de soles risueños. Me quedo a su lado.
   Cuando pase esta muerte, los sobrevivientes, deberemos inventar la vida de nuevo, y también las palabras —me digo, orgullosa de ser una madre—. Palabras que toquen la lengua de las montañas, la risa de los árboles, el pico y las alas de millones de aves. Porque todos nuestros hijos, los que nos cuidaron y salvaron; los que se sacrificaron y trabajaron, sin dormir, sin comer, serán hombres y mujeres con un talento nuevo, con un nuevo lenguaje y nuevo fulgor.

🌸🌸🌸
Clarisa Tomás Campa.  © All Rights Reserved.

Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!

(Historia de ficción sobre la pandemia, real y actual, del siglo XXI) #Coronavirus
#Yomequedoencasa 
Salud y ánimo a todos. Y gracias infinitas a todos nuestros héroes, de todos los sectores y trabajos, y de todas las partes del planeta. 😘🌹🌞🙏🤗🌼💚

6 comentarios:

  1. Precioso, un homenaje a la altura de la situación, gracias a ti también. Abrazo.

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    1. Gracias, Xan. Me alegraste, me alegras. Escribir es una buena terapia...
      Abrazos. 🤗📚🙋‍♀️🙏

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  2. Esto del Coronavirus es mas serio y triste que lo que algunas personas puedan imaginar. Dicen que todo pasa por algo. Yo me pregunto: Donde esta lo positivo de esta epidemia?

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    1. Muchas gracias, amable lectora. Bueno, las epidemias vienen y van sin pedir permiso alguno. La desgracia siempre pilla al hombre desprevenido, y la actitud ante ella, solo impide llegar a la desesperación... (Creo yo)
      Saludos. 😷🙋‍♀️📚

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  3. Hermoso texto, a pesar del horror de la pandemia. MUy humano. Cierto. Tendremos que einventarnos. Debe imperar el amor y el afecto. Y desacostumbrarnos de lo materia y posesivo. DE lo que crea fronteras. UN abrazo colombiano. Carlos

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    1. Gracias por tus palabras. Yo lo escribí con cariño como un simple gesto de agradecimiento.
      Esta pandemia no tiene fronteras; igual los afectados deberemos meditar en esta cosa de las fronteras.
      Abrazos!

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