Eterna rivalidad: Poder y Justicia🍃
Meditando sobre los
acontecimientos recientes ocurridos en España en estas ultimas
elecciones y el debacle de Europa, me quedo como Erasmo de Rotterdam,
“viendo el escaso poder que tiene la razón sobre la realidad”.
Dice Zweig en su libro
Erasmo de Rotterdam triunfo y tragedia, que
: «Parecíale a Erasmo, muy
alocada toda la confusa agitación del mundo y a dondequiera que
lanzara su mirada encontraba realizado el sentido del soneto de
Shakespeare:
El mérito nacido
cual mendigo,
la indigente oquedad
reverenciada,
mordaza para el arte
quien gobierna,
privado de derechos
el espíritu,
juzgada necia la
honradez sencilla».
También estoy confusa.
Algunos países que
conforman la UE, ya no quieren permanecer en el proyecto europeo;
Reino Unido (Brexit), no quiere formar parte y otros harán lo mismo. Quizá
porque nunca hubo intención de crear un espacio común más humano
donde la política solidaria fuera el principal eje, sino todo lo
contrario; mas bien el experimento europeo nos ha traído a la
actualidad aquel pensamiento egoísta que Maquiavelo proponía
en su obra : El Príncipe. Donde cada “principe” de cada
reíno de Europa ha pretendido para sí el más amplío poder.
Y España, por segunda
vez, ha elegido un camino en el cual muchos españoles no cabrán en
él, y otros se quedarán en las cunetas abandonados a su suerte.
España no quiere políticas encaminadas a una mayor igualdad social.
Ha triunfado como hemos visto la corrupción y todo lo que aleja, aún
más, las clases desfavorecidas, es decir, a los perdedores; y se ha
penalizado en las urnas a quienes aún no están viciados con las
ansias del podio. A quienes
luchan por hacer efectiva una sociedad más justa. Y todo parece un
verdadero “juego de despropósitos”. No pretendo satirizar los
males de esta sociedad actual, ni hacer crítica de nada, pues ante
lo incomprensible, las palabras sobran y la verdad, estoy sin armas.
Simplemente parece que se repite el mismo mal que viene desde
antiguo: la estupidez humana. Es evidente que: “en España se premia
lo malo”. Y no digo esto porque lo dijera un ilustre en otro
tiempo y contexto teatral que nada tiene que ver, – y que era más
bien conservador – cuyo nombre se repite en estos días, sino
porque es una evidencia.
Hace unos días asistí
a un desagradable suceso: el desahucio de una familia y sin un alternativa habitacional. Diariamente aún ocurren en nuestro país 67 desahucios.
Por poner un ejemplo de uno de los males que arrastramos y que
pudiéndose favorecer las herramientas para erradicarlo, “los
poderes” no lo lo han permitido. La lista de males sociales, como todos sabéis, es larga. Y no hablemos de ayudar al
prójimo, ya sea un vecino o un refugiado. ¿Será que todos llevamos
un príncipe Maquiavelo dentro? ¿Será que el humanismo fue
sólo un pensamiento sin acciones que se quedó en cobardía? Pero
no, una parte de la sociedad no es cobarde, lo demuestra cada día en
las calles rebelándose ante las injusticias y, ¿por qué no
decirlo?, también ante la pasividad, la complicidad... Otros lo
demuestran en su trabajo diario. Y ahora todos somos cómplices de aquellos
males que no se arreglarán. Pues eso, que tenemos lo que nos
merecemos.
Capítulo XXXI
(Fragmento) de Elogio de la locura de Erasmo de Rotterdam.
«Veamos:
Si alguien volviese la vista a su alrededor desde lo alto de una
excelsa atalaya, como los poetas le atribuyen hacer a Júpiter, vería
cuántas calamidades afligen la vida humana, cuán mísero y cuán
sórdido es su nacimiento, cuán trabajosa la crianza, a cuántos
sinsabores está expuesta la infancia, a cuántos sudores sujeta la
juventud, cuán molesta es la vejez, cuán dura la inexorabilidad de
la muerte, cuán perniciosas son las legiones de enfermedades,
cuántos peligros están inminentes, cuánto desplacer se infiltra en
la vida, cuán teñido de hiel está todo, para no recordar los males
que los hombres se infieren entre sí, como, por ejemplo, la miseria,
la cárcel, la deshonra, la vergüenza, los tormentos, las insidias,
la traición, los insultos, los pleitos y los fraudes. Pero estoy
pretendiendo contar las arenas del mar»... 🌊
Así, los eternos
antagonistas se enfrentan de nuevo y parece que, prevalece el Poder.
Siempre el poder... Maquiavelo está vivo.
Dice Stefan Zweig en su
libro sobre Erasmo que: «mientras
Erasmo deja a las generaciones venideras , como noble tarea,
su legado espiritual de una concordancia europea, aparece uno de los
libros más decisivos y osado de la Historia Universal, el famoso,
Príncipe, de Nicolás
Maquiavelo. En este
manual, matemáticamente claro, de política de potencia y de buen
éxito sin consideración a cosa alguna, están palpablemente
formulados, como en un catecismo, los principios más opuestos al
erasmismo. Mientras Erasmo exige de los príncipes y pueblos que
subordinen, voluntaria y pacíficamente, en aras a la fraternal
comunidad de todos los hombres, sus pretensiones egoístas e
imperialistas, Maquiavelo eleva la voluntad de potencia, la voluntad
de energía de cada príncipe y de cada nación hasta ser el supremo
y único objeto de su pensamiento y acción (…) El
extremo desarrollo de la propiedad individual nacional tiene que ser
para ellos el único y visible fin propio
y culminante de toda evolución histórica, y su realización, sin
miramiento alguno, la más
alta tarea dentro de los acontecimientos del mundo; para Maquiavelo
el sentido final es el poder y el desplegamiento del poder,
para Erasmo,
la justicia».
¿No os recuerda
este ejemplo de antítesis de pensamiento político y social a lo que
está ocurriendo en nuestro país y en Europa?🌍
Para mí, las políticas
conservadoras son el fiel reflejo de ese pensamiento de fuerza
efectiva sin contemplaciones. Por el contrario, las políticas más
solidarias y las social-demócratas, serían las reminiscencias de
esa humanidad que aún pervive, quizá soterrada, bajo nuestra piel
de humanos.
Una vez más
comprobamos que, en la sociedad actual, prevalecen los intereses
individuales a los comunes. La política, que no es más que el
engaño mediante el cual los poderes, se proporcionan a sí mismos
más poder y dejan unas migajas a la ciudadanía, haciéndoles creer
que los derechos sociales tienen que ganárselos mediante los
múltiples mecanismos de esclavitud que la misma sociedad genera, con
la falsa ilusión de que son logros individuales, sirve, y muy bien,
a su propósito. Todos los pobres del mundo deberían unirse para
crear un vínculo de solidaridad juntos. Desterrar todo lo
maquiavélico, o al menos, apartar de las instituciones y de los
gobiernos ese empero legendario tan mezquino.
Es ingenuo y hasta
ridículo pretender que las sociedades deberían aspirar a un
gobierno que las hiciera felices. Como mínimo, que no te dejaran
morir de hambre delante de un gran supermercado; o morir sin atención
sanitaria, delante de un hospital; o morir ahogado en el mar, delante
de un mundo tirado al sol en la playa...
Todas las personas
tenemos iguales derechos adquiridos al nacer, sólo por el hecho de
estar vivos. ¿Quién decide que un niño coma y otro no? ¿Quién
decide el derecho de vivir bajo un techo, de caminar libremente, de
tener acceso a la sanidad?... Estas cosas no deberían discutirse en
nuestros días.
¿Será que el legado
de Maquiavelo prevalece al de Erasmo? Será que esa
idea del humanismo, la más sencilla y al mismo tiempo eterna,
de que el supremo tema de la humanidad es llegar a ser cada vez más
humana, cada vez más espiritual y comprensiva de Erasmo, se diluye
en los brazos de las fuerzas del capitalismo voraz, que todo se
lleva, incluso la oportunidad de ser humanos.
¿Será que lo que se ha
perdido, perdido está?...
En fin, – permitidme
esta licencia comparativa con varios siglos de diferencia – pero en
España hemos elegido a Maquiavelo. Erasmo se ha
quedado en su Elogio de la
locura. 👀El espíritu de justicia, la anhelada unión de
las naciones bajo el signo de cultura común, sigue siendo una
utopía, no ejecutada, y acaso, nunca ejecutable dentro de nuestra
realidad. «Pero en lo más
profundo, siempre supo Erasmo que este perverso espíritu de la
naturaleza humana, que el fanatismo había de destrozar su propio
mundo benigno y su existencia».🐾
“Anticipemos aquí
lo que hace que Erasmo de Rotterdam, el gran olvidado, sea todavía
hoy, y precisamente hoy , de tanto valor para nosotros: entre todos
los escritores y creadores del Occidente fue el primer europeo
consciente, el primer amigo de la paz, el más elocuente defensor del
ideal humanístico, benévolo para lo mundano y lo espiritual. Erasmo
amó muchas cosas que son queridas hoy para nosotros: la poesía y la
filosofía, los libros y las obras de arte, las lenguas y los
pueblos, y, sin hacer diferencia entre todos ellos, el conjunto de la
humanidad, para el logro de una más alta civilización”.
Del capítulo: “Misión y
sentido de la vida” de Stefan Zweig.
🌸🌸🌸
✍📚Pequeño ensayo argumentado en ideas tomadas del libro
de Stefan Zweig: Erasmo de Rotterdam triunfo y tragedia de un
humanista. Y del libro de Erasmo
de Rotterdam: Elogio de la locura.
Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.
Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!