Mostrando entradas con la etiqueta Guerra. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Guerra. Mostrar todas las entradas

sábado, 27 de junio de 2020

HIJO DE LA LUZ Y DE LA SOMBRA

El poeta Miguel Hernández

"Nadie me salvará de este naufragio
si no es tu amor..."
Miguel Hernández.


Hijo de la luz y de la sombra

Tejidos en el alba, grabados, dos panales

no pueden detener la miel en los pezones.

Tus pechos en el alba: maternos manantiales,

luchan y se atropellan con blancas efusiones.

Se han desbordado, esposa, lunarmente tus venas,

hasta inundar la casa que a tu sabor rezuma.

Y es como si brotaras de un pueblo de colmenas,

tú toda una colmena de leche con espuma.

Es como si tu sangre fuera dulzura y toda

laboriosas abejas filtradas por tus poros.

Oigo un clamor de leche, de inundación, de boda

junto a ti, recorrida por caudales sonoros.

Caudalosa mujer: en tu vientre me entierro,

tu caudaloso vientre será mi sepultura.

Si quemaran mis huesos con la llama del hierro,

verían que grabada llevo allí tu figura.

Para siempre fundidos en el hijo quedamos;

fundidos como anhelan nuestras ansias voraces:

en un ramo de tiempo, de sangre, los dos ramos,

en un haz de caricias, de pelo, los dos haces.

Los muertos, con un fuego congelado que abrasa,

laten junto a los vivos de una manera terca.

Viene a ocupar el hijo los campos y la casa

que tú y yo abandonamos quedándonos muy cerca.

Haremos de este hijo generador sustento,

y hará de nuestra carne materia decisiva:

donde asienten su alma las manos y el aliento

las hélices circulen, la agricultura viva.

Él hará que esta vida no caiga derribada,

pedazo desprendido de nuestros dos pedazos,

que de nuestras dos bocas hará una sola espada

y dos brazos eternos de nuestros cuatro brazos.

No te quiero en ti sola: te quiero en tu ascendencia

y en cuanto de tu vientre descenderá mañana.

Porque la especie humana me han dado por herencia,

la familia del hijo será la especie humana.

Con el amor a cuestas, dormidos y despiertos,

seguiremos besándonos en el hijo profundo.

Besándonos tú y yo, se besan nuestros muertos,

se besan los primeros pobladores del mundo.

⭐⭐⭐

Poema escrito por Miguel Hernández ( 1910-1942).

Leyendo a poetas de la tierra, de nuestra tierra. En un día en el que me siento lejos de toda tierra... La poesía siempre nos salva, como si apareciera de improviso una calle en el cielo, y en ella nuestra risa, ingenua como el alba... Sed felices leyendo, amigos; y siempre, cantándole a la libertad... 📚📖 😉🌎🤗😘🌹🎶🌱🌄🌅🙋‍♀️

Miguel Hernández Gilabert (Orihuela, 30 de octubre de 1910 - Alicante, 28 de marzo de 1942). Poeta y dramaturgo español.
Toma parte muy activa en la Guerra Civil española, y al terminar ésta intenta salir del país pero es detenido en la frontera con Portugal. Condenado a pena de muerte, se le conmuta por la de treinta años pero no llega a cumplirla porque muere de tuberculosis el 28 de marzo de 1942 en la prisión de Alicante.

Durante la guerra compone Viento del pueblo (1937) y El hombre acecha (1938) con un estilo que se conoció como “poesía de guerra”. En la cárcel acabó Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941). En su obra se encuentran influencias de Garcilaso, Góngora, Quevedo y San Juan de la Cruz.

Fuentes:



Clarisa Tomás Campa.  © All Rights Reserved.

Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!

miércoles, 30 de enero de 2019

LA CERTEZA DEL INVICTO

Imagen del filme: Enemy at the Gates (Enemigo a las puertas), 2001.
Director: Jean-Jacques Annaud. Drama bélico.

"Es triste soñar algo que nunca sucederá".
Vasili Záitsev.


La certeza del invicto


Cuando acabe la guerra
tendré millones de municiones
para guardar en mi caja fuerte del banco.
Tendré más tanques para adornar el salón,
bien abrillantados, junto al piano.

Mis amigos vendrán a mis fiestas gloriosas,
vestidos con sus fusiles nuevos,
celebraremos la buena muerte y la sangre copiosa,
cantaremos guerras preciosas...

Seguro que millones de muertos estarán satisfechos,
me ocupé bien de ellos, los maté hábilmente...
Reconozco que la guerra me ha sido fiel a diario,
no tuve que sangrarla casi nada,
ella siempre a mi lado dilecta, bien armada,
amante encadenada...
Jude Law y Rachel Weisz

Algunos dirán que tuve la suerte del principiante,
la guerra ha sido buena conmigo, y yo, agradecido,
siempre he procurado aplastar bien las cabezas.

Y si alguno lloraba en la cuna muerto de miedo,
traía mi obús preferido
y le cantaba por los aires.
¡Qué narices, a preciso no hay quien me gane!
Pero es impresionante cuántos dientes tienen las bocas...

Cuando acabe la guerra nadaré
en un mar de fortuna,
los jardines marinos serán mis deudores eternos
por cuánto me esforcé,
por cuánto tuve que matar
para mantener sus estómagos bien llenos...


🌸🌸🌸

Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.

*****
Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!

Millones de  gracias, lectores.
Un million de grâces et des millions de sourires.

Hablando de guerras...
Enemigo a las puertas es una adaptación de la novela homónima escrita por William  Craig, basada en un hecho real que relata la historia de dos francotiradores opuestos. Vasili Záitsev por el lado soviético, y por el lado alemán, el Mayor König, durante la batalla de Stalingrado en 1942.
Esta guerra real acabó cobrándose casi cuatro millones de bajas. No obstante, como bien sabéis, la guerra es, sigue siendo, la protagonista perpetua y la única que cuenta victorias.
Fragmento del libro y del filme, donde Danilov (oficial encargado de la propaganda soviética), se lamenta...
"El hombre nunca cambiará. Nos hemos esforzado tanto en construir una sociedad equitativa donde no hubiera nada que envidiar al vecino... Pero siempre hay algo que envidiar. Una sonrisa, una amistad, algo que no tenemos y de lo que queremos apropiarnos. En este mundo, incluso en el soviético, siempre habrá ricos y pobres, gente con esperanza y desesperados, ricos en amor y pobres en amor..."
🌱🌱🌱
Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.

miércoles, 5 de abril de 2017

LA VIDA AL DESNUDO

Jeannette Ayinkamiye, 17 años, agricultora y costurera.
Colina de Kinyinya (Maranyundo). Víctima del Genocidio de Rwuanda. Abril, 1994.
Autor: Raymond Depardon. Tomada del libro La vida al desnudo: Voces de Ruanda.

   Cuando se van a cumplir 23 años del genocidio ruandés, os traigo este libro sobre lo sucedido. Libro que relata la barbarie a través de algunas voces supervivientes, sin más pretensión por parte de su autor que la de escuchar a las víctimas para apaciguar su desasosiego. Darles voz, para compensarles, al menos, con su testimonio escrito, y que éste no caiga en el olvido.
Para mí, por circunstancias personales, el genocidio de Rwanda siempre tendrá un verso, una palabra desde mi corazón, a tal hecho inhumano. Por otro lado, este libro es singular, muy recomendable su lectura, para quienes se preguntan cuándo un hombre deja de serlo para convertirse en matarife de su propia sangre. (Aunque esa respuesta nadie sabe).

La vida al desnudo: Voces de Ruanda
Autor: Jean Hatzfeld
Ediciones Turpial (2005)
Traducción de María Teresa de los Ríos
Título original:
Dans le un de la vie.
Récits des marais rwandais.
París, 2000
Fotografías de Raymond Depardon

Introducción
Entre las once de la mañana del lunes 11 de abril y las dos de la tarde del sábado 14 de mayo de 1994, alrededor de 50.000 tutsis – de una población aproximada de 59.000 – fueron masacrados a machetazos, todos los días de la semana de nueve y media de la mañana a cuatro de la tarde, por milicianos y vecinos hutus en las colinas del municipio de Nyamata, en Ruanda.
Unos días antes, en la tarde del 6 de abril de 1994, el avión que llevaba a Kigali al presidente de la República de Ruanda, Juvénal Habbyarimana, hizo explosión cuando sobrevolaba el aeropuerto. El atentado marcó el comienzo de las matanzas de población tutsi que, planificadas desde hacía meses, se iniciaron al amanecer en las calles de la capital y se extendieron por todo el país.
   En la aldea de Nyamata, en el paisaje de colinas y pantanos de la región de Bugesera, las matanzas comenzaron en la calle mayor cuatro días después. Oleadas de tutsis buscaron muy pronto refugio en las iglesias o huyeron hacia los platanares, los pantanos y los bosques de eucaliptos. Los días 14, 15 y 16 de abril fueron asesinadas cinco mil personas en la iglesia de Nyamata – y otras tantas en la de N`tarama, poblado situado a una veintena de kilómetros – por milicianos, militares y la inmensa mayoría de los vecinos hutus. Ambas masacres inauguraron el genocidio en esta comarca árida de duro suelo arcilloso. Se prolongó hasta mediados de mayo. A lo largo de un mes, milicias de asesinos disciplinados y sobrios que entonaban canciones, armados con machetes, lanzas y mazas, acorralaron a los fugitivos y los persiguieron hasta el bosque de eucaliptos de Kayumba y los pantanos de papiro de Nyamwiza. Su diligencia les permitió matar a cinco de cada seis tutsis, proporción semejante a la registrada en el conjunto de aldeas ruandesas y muy superior a la de las ciudades.
   Durante varios años los supervivientes de las colinas de Nyamata, al igual que de otros lugares, han guardado un silencio tan enigmático como el que guardaron los supervivientes de los campos de concentración nazis tras su liberación. Para unos, explican, «la vida se rompió», para otros «se detuvo», otros piensan que «es necesario reanudarla»; pero todos admiten que entre ellos sólo hablan del genocidio.
Para explicar un silencio tan largo decían también, por ejemplo, que «se vieron empujados a la cuneta, como si estuvieran de más». O que «desconfiaban de los seres humanos» y que estaban demasiado desanimados, alejados, «derrumbados». Que se sintieron «incómodos» o incluso «culpables» por haber ocupado el lugar de un conocido o haber recuperado las costumbres de los vivos.
Un genocidio no es una guerra especialmente mortífera y cruel. Es un proyecto de exterminio. Al final de una guerra los supervivientes civiles sienten una intensa necesidad de ofrecer su testimonio; al final de un genocidio, por el contrario, los supervivientes aspiran extrañamente al silencio. Su hermetismo resulta perturbador.
Llevará mucho tiempo escribir la historia del genocidio ruandés. Pero el objetivo del presente libro no es sumarse al cúmulo de investigaciones, documentos o novelas – a veces excelentes – ya publicados, sino únicamente dar a conocer estos asombrosos relatos de supervivientes.
   Un genocidio es – resumiendo la definición de una de las entrevistadas – una empresa inhumana imaginada por seres humanos, demasiado enloquecida y demasiado metódica para resultar comprensible. El relato de la huida a través de los pantanos de Claudine, Odette, Jean-Baptiste, Christine y sus vecinos; la narración, a menudo dura y magníficamente expresada, de sus acampadas nocturnas, de su desgracia, humillación y posterior apartamiento; sus reservas hacia los otros, sus obsesiones, sus complicidades y el escrutinio de sus recuerdos; sus reflexiones de supervivientes, pero también de campesinos africanos, nos acercan cuanto es posible a esa comprensión.
JEAN HATZFELD


AMANECER EN NYAMATA . (Fragmento).

Jeannette Ayinkamiye, 17 años, agricultora y costurera, Colina de Kinyinya (Maranyundo).

   Nací entre siete hermanos y dos hermanas. A papá lo tajaron el primer día, pero nunca supimos dónde. A mis hermanos los mataron poco después. Con mamá y mis hermanas pequeñas conseguimos huir hasta los pantanos. Aguantamos un mes bajo los enramados del papiro, casi sin ver ni oír nada del mundo.
Los días los pasábamos echados en el barro rodeados de serpientes y mosquitos, para protegernos de los ataques de los interahamwe. Por la noche vagábamos entre las casas abandonadas para buscar qué comer en las parcelas. Comíamos lo que encontrábamos, así que había muchos casos de diarrea; pero, por suerte, las enfermedades corrientes como la malaria y las fiebres de las lluvias parecían respetarnos por una vez. No sabíamos nada del exterior, salvo que los tutsis estaban siendo masacrados en todos los municipios y que todos moriríamos en poco tiempo.
   Teníamos la costumbre de escondernos en pequeños grupos. Un día los interahamwe descubrieron a mamá debajo de los papiros. Mamá se levantó y les ofreció dinero para que la mataran de un solo machetazo. La desnudaron para quitarle el dinero anudado a su pareo. Le cortaron primero los brazos y luego las piernas. Mamá murmuraba: «Santa Cecilia, Santa Cecilia», pero no suplicaba.
   Este pensamiento me entristece. Pero me pone igual de triste recordarlo en voz alta que en voz silenciosa, por eso no me molesta contárselo a usted.
   Mis dos hermanas pequeñas lo vieron todo porque estaban echadas al lado de mamá; a ellas también las golpearon. A Vanessa la hirieron en los tobillos, a Marie-Claire en la cabeza. Los matarifes no las despedazaron. Quizá porque tenían prisa, quizá lo hicieron a propósito, como con mamá. Yo sólo oí ruidos y gritos porque estaba disimulada en un hoyo un poco más lejos. Cuando los interahamwe se fueron salí y le di agua a mamá.

   Mamá permaneció tendida durante tres días hasta que finalmente murió. Al segundo día sólo podía susurrar: «Adiós, hijas» y pedir agua, pero seguía sin conseguir marcharse. Veía que para ella todo había acabado. Comprendía también que para ciertas personas que estaban abandonadas de todo y para quienes el sufrimiento se convertía en la última compañía, la muerte debeía de ser un trabajo demasiado largo y muy inútil. Al tercer día ya no podía tragar, sólo gemir en voz baja y mirar. Nunca cerró los ojos. Se llamaba Agnès Nyirabuguzi. En kinya-ruanda, Nyirabuguzi significa «la que es fecunda».
.......................
«A menudo lamento el tiempo malgastado en pensar en este mal. Me digo que el miedo nos roba el tiempo que la suerte nos ha reservado. Me repito, bromeando conmigo misma: «Bueno, si todavía hay alguien que quiera tajarme, que vaya a buscar su machete; después de todo no soy más que una persona superviviente, así que matará a alguien que debería estar muerto», y me divierto con esa fantasía.
Porque si uno se entretiene mucho con el miedo al genocida, pierde la esperanza. Pierde lo que ha conseguido salvar de la vida. Se arriesga a contaminarse con otra locura. Cuando pienso en el genocidio, en momentos de tranquilidad, reflexiono para saber dónde colocarlo dentro de la existencia, pero no encuentro ningún ligar. Quiero decir simplemente que no es humano».
Nyamata, abril de 2000.


Gracias, lectores. 🙏 "Haya paz".
Merci beaucoup à tous!

miércoles, 16 de noviembre de 2016

EL DURMIENTE DEL VALLE

Rimbaud a la edad de 17 años, fotografiado por Carjat (1871)

"Par les soirs bleus d'été, j'irai dans les sentiers,
Picoté par les blés, fouler l'herbe menue:
Rêveur, j'en sentirai la fraîcheur à mes pieds.
Je laisserai  le vent baigner ma tête nue".
Sensation. (Mars 1870)


Libro: Poesía (1869-1871)
Edición bilingüe: Introducción y notas de Carlos Barbáchano.
Alianza Editorial
#Literatura


El durmiente del valle

Poema (soneto contra la guerra) de Arthur Rimbaud

« Hay un claro del bosque donde canta un río
que engancha locamente a las yerbas harapos
de plata; donde el sol, desde el monte orgulloso,
brilla: un pequeño valle que rayos espuma.

Un joven soldado, con la boca abierta, la cabeza al aire,
y la nuca bañada por el azulado y fresco berro,
duerme; está tumbado en la yerba, bajo la nube,
pálido en su verde lecho sobre el que llora la luz.

Duerme, con los pies entre los gladiolos. Sueña,
sonriendo como sonreiría un niño enfermo:
Naturaleza, acúnalo cálidamente: tiene frío.

Los perfumes no estremecen su nariz;
duerme al sol, con la mano sobre el pecho
inmóvil. Tiene dos orificios rojos en el costado derecho.»


Le Dormeur du val
C'est un trou de verdure où chante une rivière
Accrochant follement aux herbes des haillons
D'argent; où le soleil, de la montagne fière,
Luit: c'est un petit val qui mousse de rayons.

Un soldat jeune, bouche ouverte, tête nue,
Et la nuque baignant dans le frais cresson bleu,
Dort; il est étendu dans l'herbe, sous la nue,
Pâle dans son lit vert où la lumière pleut.

Les pieds dan les glaïeuls, il dort. Souriant comme
Sourirait un enfant malade, il fait un somme:
Nature, berce-le chaudement: il a froid.

Les parfums en font pas frissonner sa narine;
Il dort dans le soleil, la main sur sa poitrine
Tranquile. Il a deux trous rouges au côte droit.
(Octobre 1870)
💚💝💙💜💛

La magia de su lenguaje y sus imágenes.
Cuando lo normal hubiera sido que el soldado descansara apaciblemente en medio de un esplendoroso día, Rimbaud nos recuerda la estupidez y el absurdo de la condición humana. Pocos testimonios poéticos contra la guerra que alcancen la fuerza expresiva de estos pocos y magistrales versos.
Su corazón ha dejado de latir. La inmovilidad de su cuerpo en violento contraste con la explosión de vida que rodea el cadáver.

Rimbaud, convertido en poeta demiúrgico, hará – como casi todo artista moderno – de la poesía una religión. Su intento fue el de «cambiar la vida» por mediación del verbo poético. Así será considerado por algunos como Roland Barthes como el primer poeta moderno y no Baudelaire.
En su carta a Demeny, convencido, le confiesa: « la poesía ya no pondrá ritmo a la acción; estará por delante».

Un poeta de gran pureza, que luchó a lo largo de toda su trayectoria contra la cultura cristiana, contra la nueva moral que el cristianismo impuso en la tierra. Léase su obra, compréndase su drama, su desgarrada lucha – en la cual perecería – contra los pilares de la sociedad burguesa.

Pero nadie puede negar hoy en día que, hace poco más de un siglo, un adolescente, casi un niño pero también casi un hombre, Jean-Arthur Rimbaud, renovaba, a través de la lengua francesa, gran parte del lenguaje poético occidental. Para algunos, en una supuesta intraducibilidad, pero aunque sí es dificilísimo, sin embargo, como dice Carlos Barbáchano en su introducción: es traducible porque la mejor biografía que sobre él se puede escribir se encuentra en su propia obra: «en su ascendente poesía llena de significados».

Para mí, no hay cosa más triste en la vida que cuando los hombres empiezan a "guerrear". En ese momento, todo se pierde... Quizá la poesía, la música, el arte, sí llegan y alcanzan...


Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!

martes, 23 de febrero de 2016

LE SILENCE DE LA MER

Imagen del film: Le silence de la mer del director Pierre Boutron (2004). Basada en la obra homónima del escritor francés Vercors (Jean Bruller , 1902-1991).



HISTORIA BREVE: PRECEDENTE Y RESISTENCIA

Le silence de la mer (El silencio del mar), libro de Vercors, no sólo puede ser considerada una pequeña obra maestra de la literatura francesa, sino seguramente el título más representativo de la Resistencia cultural de Francia contra la ocupación alemana durante la Segunda Guerra Mundial. También, bajo estos hechos históricos, otras obras narrativas, se crearon y de las cuales algunas que leí han sido reconocidas como excelentes obras. Como: Mon village à l'heure allemande (Mi pueblo a la hora alemana), de Jean-Louis Bory; La Lutte de l'ange (La lucha del ángel), de André Malraux, y Les Amants d'Avignon (Los amantes de Aviñón), de Elsa Triolet, que entre otras, constituirían una valiosa muestra de una producción literaria vinculada a una concreta situación histórica.
Las relaciones entre Francia y Alemania han sido frecuentemente conflictivas. Las primeras contiendas tribales entre ambas se remontan a los primitivos galos y germanos, continuando en el transcurso del Medievo, hasta la llamada Edad Contemporánea. La intervención napoleónica, tras las gloriosas jornadas de Marengo y Austerlitz, provoca la desintegración del Sacro Imperio Romano Germánico y su división en pequeños Estados carente de poder efectivo ante el soberano francés.
Alemania se reunificó bajo la férula prusiana. En 1870 Napoleón III declara la guerra a Prusia. Al termino de la guerra franco-prusiana el emperador francés es derrotado y capturado en Sedán, y París sufre un asedio ante el cual ha de capitular, por primera vez en su historia. Se firma la Paz en Versalles, y nace la III República y el traspaso de Alsacia y Lorena a Alemania.
Las hostilidades se reanudan de nuevo en Julio de 1914. La Primera Guerra Mundial comienza a raíz del asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria en Sarajevo. El ejército alemán penetra de nuevo en Francia, pero no llega a París: la contraofensiva francesa logra detener el avance enemigo a orillas del Marne. En 1919 finaliza la gran contienda europea con la rendición de Alemania, se suscriben los tratados de paz en Versalles y se crea la Sociedad de Naciones. Son de sobra conocidas las circunstancias que alteraron el precario equilibrio político del periodo de entreguerras.
En 1939, Hitler iniciará la Blitzkrieg (guerra relámpago), invadiendo Polonia en septiembre de 1939. Inglaterra y Francia le declaran la guerra. Holanda y Bélgica capitularon en mayo de 1940 y el cinco de junio, las fuerzas de Wehrmacht, entraban en Francia, y tras nueve días, ocuparon París sin dificultad. Se formalizó entonces, un degradante armisticio franco-alemán el 22 de junio en Compiègne, y el país quedó dividido en dos zonas: la ocupada al norte y al oeste; y la libre, con capital en Vichy bajo la jefatura de Pétain. Y en rigor, toda Francia estaba ocupada y a sus habitantes no les quedaba más que dos soluciones: colaborar o resistir.



ARGUMENTO
Los acontecimientos ocurren en una casa francesa durante la ocupación alemana.
Un joven oficial del ejército alemán de ocupación ha de alojarse en una localidad próxima a París habitada por un anciano y su sobrina. El alemán, llamado Werner von Ebrennac, es un hombre correcto y sensible, compositor de música en su vida civil, pacifista, amante de Francia y su cultura. El anciano es el narrador anónimo de la historia. La sobrina, también anónima, se limita a cumplir unas vagas funciones domésticas y a permanecer callada: su obstinado silencio es una reproducción individual del silencio de Francia ante el invasor, una muestra palpable de esa dignidad que, en un antiguo cuento de hadas, posee la Bella frente a la bestia. Werner, progresivamente atraído por la muchacha, no deja de ser optimista y aplica la moraleja del cuento a las relaciones entre Francia y Alemania.

La bella tarda mucho tiempo en querer. Sin embargo, poco a poco, descubre que en el fondo de los ojos de su odiado carcelero hay una luz..., un reflejo donde puede leerse la súplica y el amor”...

Al fin del relato, el mismo Werner von Ebrennac, intentando seducir a la muchacha y a su tío se hace a la vez víctima y cómplice de los enemigos de Francia. Y ahí surge la controversia del personaje, y es que yendo, no obstante, a batirse por Hitler y los suyos, renegaba de sí mismo, como buen alemán obediente. Lo que justificaba aún más el silencio de sus anfitriones (tío y sobrina).
El silencio del mar no es un relato documental, sino alegórico. Y el título de la novela, confesaría el propio Vercors se debía a una imagen que le había perseguido:

El mar, «hogar tranquilo», como lo llama Valéry, tan sereno y silencioso bajo el cielo azul, no por ello disimula la refriega de los animales en las profundidades, que se desgarran entre sí y se devoran unos a otros. Así, bajo el silencio de la joven y su tío se encuentra todo el ardor de los sentimientos escondido, toda la violencia de un combate espiritual”.

Este libro, siempre me gustó y lo he releído varias veces. Es un libro sencillo, donde mientras aparentemente, no pasa nada, pasa todo. Los momentos “silenciosos” del narrador, son muy bellos y permite al lector, ser cómplice de esa insurgencia que se rebela contra el invasor, sin mediar palabras y, a la vez, esa personalización del pacifismo, en el huésped forzoso, que aunque manifiesta su admiración por la cultura francesa, encubre su propósito de destruirla.

Se hicieron dos versiones para el cine. La primera en 1949, del director: Jean-Pierre Melville, con guión del mismo y fiel a la novela de Vercors.
En 2004, Pierre Boutron, dirigió una nueva versión de Le silence de la mer, de Vercors, pero en esta ocasión, la versión cambia el rol de los dos personajes principales, y en vez de tío y sobrina, aquí son abuelo y nieta. Esta versión obtuvo varios premios en el Festival de Cine de Sainz-Tropez 2004. Mejor film de televisón; Mejor actriz (Julie Delarme) y Mejor música. Excelente film, que merece ver en su idioma original, pero eso sí, primero leed el libro. Una pequeña joya llena de buena literatura y rica en significados.