El anhelo
Pequeña flor amarilla
nutre la risa de la mañana.
Con el sueño que aún te germina,
canta y florece; ¡florece y canta!
Anhelaba ser madre
y sentir dentro de mí
la voz viva del hijo.
Y nacieron de mí los lloros
que anhelaba,
y tuve cantos de Titania,
preámbulos de alas y solsticios.
Anhelaba ser madre
y fui madre completa,
de mi seno nacieron
dos rugidos, dos yemas.
Voy y vengo acariciando
hijos, esperanzas de barro,
vespertinos rayos indomables.
Y seguimos unidos al Útero
grandioso, desperdigados
en la agitada sabana de Serengueti.
Vivimos el temporal fragoso,
el despiece y la trémula
imagen del cachorro indefenso.
El deambular del viento dolido
en los cigarrales, barriendo
las semillas desarraigadas.
Anhelaba ser madre, quería
saber qué sienten las estrellas
que subliman lo inasible...
Acaricio mis puentes amados,
les enseño qué hay hay detrás del miedo
y el devenir que siempre nos atrapa.
Juego con ellos a escaparnos
del fuego, del peligro con sus travesuras...
Y vestimos las noches nublosas
con historias de héroes terrenos,
¡de hijos fabulosos anillados al trueno!,
que honran su ascendencia
bronceados de hermosura.
Pequeña flor amarilla,
abraza el corazón
de los breves racimos,
brilla y florece; ¡florece y brilla!
🌱🌱🌱
Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.
Note: Queridos lectores, de vuelta al trabajo y de nuevo al verbo: "Insistir". Porque insistencia es cuanto tengo. También en los preámbulos de un nuevo libro que pronto, espero, estará disponible para su lectura. Su título es "Bajo el cielo de Rwenzori" y como su nombre ya apunta, habla de África. (En la página donde hablo "sobre mí", puse una imagen de la portada, por si tenéis interés). No obstante, como me gusta mucho el verbo "Compartir", les compartiré algunos de los textos de este nuevo libro, más adelante, en otras entradas. Lo hago con alegría, ya que mi intención al escribir es compartirlo con el ánimo de que la palabra escrita vuele, ande, ría, llegue... Algunas de esas palabras florecerán en las nubes, lo sé; nutrirán los valles de flores de temporada. Ojalá dialoguen con el río... De la vida, de la esperanza que siempre anda escasa; del mensaje que habita en mí... Y de toda la cascada de voces que me nutren.
Por lo demás, seguimos cantando canciones de cuna a la madrugada para no perder la inocencia que una vez fuimos. Por alguna razón echo de menos mi tiempo de cuna, su sonrisa... 😊Este poema aparece en mi libro "Donde los puentes se alzan" (2017), pág. 29. (Aquí aparece con una pequeña modificación al gusto del momento 🤦♀️😃)
Sed muy felices, lectores. Toujours dans mon coeur, merci. 🍀📚🌟🌞🙋♀️😘