miércoles, 7 de agosto de 2019

CUANDO FUIMOS OJOS DE LLUVIA

Libro: "Cuando fuimos ojos de lluvia".
Autor: Clarisa Tomás campa (Julio 2019).
Novedad literaria.


Je crois en moi.
Je crois en mes mains, en ma lettre universelle.
Clarisa T.
   Estimados lectores: Leemos la vida...

   Mi editor acaba de darme la buena noticia  de que mi último libro ya está publicado y libre para su difusión. Me siento feliz de compartir este nuevo eco con todos vosotros. De momento sólo está disponible en alguna plataforma, más adelante se podrá comprar y difundir en otras. ¡Qué cosas! Y yo, lejos... En algún lugar donde una vez fuimos nómadas...

   "Cuando fuimos ojos de lluvia" recopila algunos poemas, cuentos y relatos inéditos, y otros que ya había publicado en este blog. Habla de encuentros con el dolor y también de encuentros con la alegría. En él también se deja escribir la esperanza... Y solo pretende ser una pequeña ventana por donde mirar lo que mueve el viento, lo que hace soñar a las hojas. Quizá un paisaje olvidado, o un cuento que alguien nos recordó en una noche de insomnio. Un oleaje de arboledas bajo la fina lluvia, y que a pesar de todos los relámpagos, siempre viene cargada de amor. ¡Oh Nebulosa!

   En principio iba a ser un proyecto de autopublicación con la editorial de un estimado escritor y compañero de escrituras, por motivos diferentes no pudo ser en esta ocasión; pero habrá otro momento más favorable para publicar con esta fórmula, seguro. Y en verdad le debo mucho a Nino Ortea. Él es un escritor espléndido en todo el sentido de la palabra. Yo también creo en ti, compañero. Merci pour tout!
   En breve pondré el resto de los enlaces donde se podrá adquirir Cuando fuimos ojos de lluvia, tanto en digital como en papel.
   La edición en formato papel es "a demanda", con lo cual si alguien está interesado sólo tiene que pedirlo en su librería habitual y podrá tenerlo en pocos días. 
   Gracias a todos. Siempre animada por vuestro apoyo lector, sigo escribiendo. "¿Seré lectura mañana también yo?". Que decía Unamuno. Ohlalá!🌞📚


Cuando fuimos ojos de lluvia puedes encontrarlo en: 
Amazon libros

El Corte Inglés / Libros

Casa del Libro

Libros. cc

Agapea/Libros

Libros en Google Play

Mención en:
Ven y enloquece

Extractos del libro: "Cuando fuimos ojos de lluvia" de Clarisa Tomás Campa.


"Primero fue la pasión
de amar por encima
de todo lo aprendido.
Después llegó el dolor
para fortalecer
la piel de las semillas".
Del poema "Creación sostenible". 


"Sobre la joven tierra sedosa
dos almas descubrimos
de amor no recorrido,
de amor primaveral
en las ardientes rosas..."

Del poema: "Cuando fuimos ojos de lluvia".


"Yo tenia una casita de porches abiertos,
con guirnaldas de campanillas y pensamientos
que trepaban alegres por su encalado,
allá por el camino que baja a la bahía..."

Del relato-poema: Estación desmemoria".

🌱🌱🌱

Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.

Gracias, lectores. 🙏📚
Merci beaucoup à tous!

viernes, 19 de julio de 2019

EL PINTOR DEL MAR


El pintor del mar


   Hace unos años, en un viaje a Varna, conocimos a un extraño que nos dejó honda huella. Recuerdo la historia de Borysko, un excomandante del ejercito ruso de la época en la que colapsó la Unión Soviética, y que había terminado alcohólico y sin hogar. Vivía en la playa. Solía pintar el mar y mientras lo hacía, susurraba el sentimiento que lo invadía. Algunos se paraban a escuchar su soliloquio y mirar sus garabatos. Pero nadie se quedaba mucho tiempo junto a aquel loco exiguo. Mi familia y yo, sí nos quedamos.
   Era nuestro último día de vacaciones y fuimos a despedirnos del mar negro. Al ver a Borysko en aquel trance frente al mar, nos sentamos sobre la arena a su lado y lo escuchamos hasta el final de sus pinceladas.

   Antes, en aquella mañana de julio, disfrutamos de una visita al Museo Arqueológico y sus famosas reliquias tracias de seis mil años de antigüedad, después almorzamos en el parque Primorski. Salido de una luz marina, apareció el hombrecillo de pobre aspecto, abigarrado y con barba de mil años. Cargado con sus bártulos se encaminó en dirección al paseo marítimo. Fue nuestra pariente Katiusha, la que reparó en su guerrera de combate desnutrida. En su pechera, sin embargo, lucían un sin fin de medallas con estrellas doradas, rojas y plateadas, que lo hacían brillar como un nacimiento de solecitos. Recuerdo que Katiusha se emocionó como la voz de una antigua canción de amor que sonaba...

   En un rincón de la playa de Varna, volvimos a verlo esa tarde. El viejo soldado pintaba olas. Le hablaba al mar y blandía su pincel como un fusil que sabe de victorias. En mi cuaderno de viaje plasmé su voz gemidora, junto a un plumón que el viento trajo en un revuelo...

   “Soy un hombre perdido. Perdido como un perro vagabundo sin calle donde dormir. Como el diente de león en los páramos. Como el olvidado en el corazón de Siberia... En tu orilla, ¡oh Negro!, mis manos se baten con las olas y se hacen blancas.... Recogen miradas que cayeron al mar desde su historia...
   Algunos transeúntes me dejan en el cestillo monedas para un trago; otros dejan panecillos que no puedo roer; pero a veces, algún niño me deja una chocolatina envuelta en sonrisas. Los niños me comprenden. Iluminan con su chispeante dulzura mi diario amargo...
   Soy un hombre solo. Solo como el «yo» sin atisbo de Verbo. No tengo compañeros de patio. El tiempo de jugar ya pasó...
  Las olas saltan, me alcanzan de lleno y entonces las prisiones se abren y yo escapo con el mar. ¡Pobre pintor!, —alguien dirá—. Pocos son los que compran mis dibujos. Pocos se llevan esta impronta en lienzos. ¿Acaso importa? Yo siempre he pintado para el ojo del mar...
   Trazo la cara del mar en su cárcel, en su arboleda de nubes, en su viento errático cargado de muerte; y en su lengua rastreadora y en sus raíces sin nombres, coloreo la herida. En los verdes olimpos y en las azules Ítacas de los valles del mar, remezo el arcoíris que ayer cerró los ojos...
   Deslizo el pincel, recojo otra mirada perdida y, ahí queda el mar prolongado. Trazo instantes, pinto melodías de suburbios trasnochados de tempo, que salta enjabonado de espuma. Que apenas se deja acariciar...
   Desde este ángulo, el mar y yo, somos la misma esquina. Incontables manos que se dejan llevar por el vaivén del empuje del vientre indómito. Un mismo estallido. La misma explosión... El mismo abandono a lo que surja mientra la gaviota picotea... Él y yo nos hacemos un hueco entre luces y llamas, saciamos la bravura del oleaje con baños de purpurinas...

   El mar habla continuamente. Lo escucho a barlovento. Cuenta proezas, le dejo narrar... En sus pergaminos coralinos guarda la sangre que derramé... Agradezco a quien pasa y nada pregunta, porque ya no recuerdo el origen de mis palabras solubles, y si hubo un lugar donde habité en sus desfiles...

   Vengo a esta playa como una costumbre de mis pies, por la inercia de mis botas. Admiro el mar, vuelco mi nave desolada en él. La que olvidé como una rosa en el viento. La que dejé al albedrío de los naufragios.
   Soy pinceladas demacradas de aquellas guerras que me abandonaron. Mientras dibujo, hay peces con suerte que escapan de las redes; un niño pasa corriendo detrás de un globo; una paloma herida se duerme a mi lado. Un ala delta sobrevuela la ensenada, deja su ruido arácnido. Y una joven sirena cae del cielo, se levanta de las arenas y se abraza a un joven sirenio con melena de león y maleta de leopardo. Acecho al sol en su baño de horizontes... La vida anda ajena a los eclipses. Aplaudo en mi interior la fuerza que no la derrumba. Porque yo una vez también fui Fortaleza.

   Mientras dibujo explosiones de burbujas y sales, me sacio con abrazos que otros se prodigan. Me conformo con la dolencia que tritura el día. Pero yo nunca fui éste que soy. No. Yo, era...
   Una vez fui otro. Sé que tenía un verbo interior que sabía conjugarse sin herir el idioma. Yo era más que un simple infinitivo, más que un nombre en decadencia. Y podía nacer en besos, y crecía en mil sabores...
   Ahora mis dudas pesan más que mis años. Y mis años ya no recuerdan sus canciones...

   Hoy es el día: ¡A tus órdenes, Negro!
   Soñoliento estoy entre turbulencias. He llegado al desquicio inenarrable. Es la hora, suelto mi mano. Ella dejará de dibujar... Cuando el día se aleje a su trinchera, también yo me iré... Mi mano acaba de caer y a mi alrededor, algunos ojos me admiran extrañados... ¡Oh Mar inconquistable, alza tu mano y pinta!”.

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Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.

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Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!

Para vuestro interés sobre la tierra de Bulgaria, dejo enlace sobre qué visitar  de sus muchas maravillas:


viernes, 12 de julio de 2019

LOS TÚMULOS DE BEZVÓDIVKA

     
Kyiv (en ucraniano Київ).

    Amigos lectores:
   Os invito a caminar por las tierras del este. Cada verano y desde hace algún tiempo, procuro acercarme a otros lugares en esta época estival para sentir la vida en su amplitud. A la espalda, mi tienda de estrellas extranjeras, pero en mis pies, la idea de compartir me proporciona zapatos imbatibles. Os anuncio tiempos amables y la felicidad de las noches...

   Nuestra Tierra, inmensa y extraordinaria, de la que me queda tanto por conocer y tanto por aprender, abre su horizonte ante mis ojos y me invade de aromas dulces. Escrito en el paisaje veo las huellas de otros vivos que antes la habitaron y de aquellos que dejan su reciente poema en el brillo de los días. ¡Mucho por ver y oír! Mi pensamiento navegante no se distrae... Aquellos que conocen las fuentes de los caminos, saben de qué hablo.
   Porque toda esta burbuja de soles y alas sobre nuestras cabezas, no es más que otra muestra de amor. Amor imborrable... 

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"Nada borrará el amor:
ni las querellas
ni la distancia.
Está pensado,
comprobado.
Aquí alzo mi estrofa de dedos de prosa,
y hago el juramento:
amo
constante y fielmente".

MAYAKOVSKY.

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  Les comparto un singular artículo sobre la tierra Ucraniana. Pueden seguir leyendo en Ukrainer, otros artículos interesantes sobre Ucrania, tierra de gente alegre y maravillosa. 

   https://ukrainer.net/bezvodivka-tumulos-u-observatorio/
   Un artículo de:https://ukrainer.net/es/

   El etnógrafo Oleksandr Klykavka investiga sobre estos túmulos y tiene su propia visión de su historia.


   https://ukrainer.net/bezvodivka-tumulos-u-observatorio/




Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.

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(Permiso para su difusión y solo a título divulgativo de: https://ukrainer.net/es/)


Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!



domingo, 30 de junio de 2019

MI LUGAR EN EL MUNDO


"¡Quienquiera que seas, reclama lo tuyo a cualquier precio!"
Walt Whitman.

Mi lugar en el mundo

Es una palabra sin destellos,
es aire que no desvela su lenguaje.
Nido de alondra
en medio del ramaje,
es un bosque salvaje
donde el sol camina muy despacio
orlado de silencios,
calado de precipicios.

Lágrima exiliada
que sueña con anchuras transparentes
donde el lloro no habite lo insondable.
Es una noticia de apenas treinta segundos,
veinte palabras en la página de sucesos,
una imagen de un solo segundo
extenuada sobre el malecón del petulante.

Mi lugar en el mundo
es una feria de grandes soledades,
las últimas rebajas se prodigan
en los escaparates,
y hay manzanas mordidas sin semillas, 
sin pieles,
rodando en las calles.
Rugidos que no alcanzan montañas,
caminos donde un niño corre con su estrella caída
y la abraza, y descuelga
caricias de los viejos senderos de los ángeles...
Es un brote sin sangre lejos de paraísos,
una mano que sueña con vientos perfumados
y con cantos de Whitman sobre la hierba.


Un sendero de hormigas
que resiste los dientes afilados
hasta el vientre del sapo,
hasta el desnudo tuétano del alma
de los cañaverales.
Un lugar donde saltan unicornios azules
y luciérnagas tristes pululan entre copos de nieve.
Donde el cielo no cuenta su revuelta,
ni los cuentos amables desvelan
la audacia del dolor para pasar sin ser visto en la almohada...
Es una tarde cualquiera encaminada
hacia los acantilados sin perfiles,
dolidas huellas de cinturas errantes,
recuerdos del mar que no se escribe.

💧💧💧

Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.

Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!

Este poema se lo dedico a la AMISTAD. Para todos mis amigos, conocidos y desconocidos. Vuestros logros son los míos. Vuestra lucha, es también la mía. Porque todos necesitamos sentir que tenemos un lugar en el mundo. 

¡Feliz Día Internacional del Orgullo LGTB! Feliz "Igualdad" para todos.

Todo un logro ya, celebrado desde el 28 de junio de 1970. Esta reivindicación se celebra anualmente de forma pública para instalar la igualdad de su colectivo. La noción básica del «orgullo LGBT» reside en que ninguna persona debe avergonzarse de lo que es, sea cual sea su sexo biológicoorientación sexoafectiva, su identidad sexual o su rol de género.
Esta definición transmite la idea de una dignidad intrínseca que todo ser humano posee y que no debe verse afectada por su conducta o por su orientación sexual.
Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.

jueves, 6 de junio de 2019

SOLO EL VIENTO Y LA OLA

Les Quatre Cents Coups (Les 400 coups). Los cuatrocientos golpes.
Es un film de 1959, ópera prima del director francés François Truffaut.
Drama. Nouvelle vague. Película de culto. Adolescencia. Enseñanza.
Una batalla cautivadora entre la nostalgia
 y la anarquía, según Eric Henderson: Slant. 


Ven, ven, huyamos quietos como el amor”...
Vicente Aleixandre.


Solo el viento y la ola


Solo el viento y la ola
que empujados ascienden
en las bocas saladas,
en espacios dolientes,
saben qué es la fatiga
cuando el agua se agolpa
asfixiando presentes,
fulminando las horas
entre arenas molidas,
sobre espaldas de rocas.


Solo el viento y la ola
agitados de aceros,
empapados de orillas
saben de almas fugaces
que jamás fueron tierra.
De las almas que buscan
ciegamente una aurora,
un destino sin aire
donde el viento y la ola,
no derramen su sangre.
💧💧💧

Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.


Antoine Doinel (Jean - Pierre Léaud) en "Les 400 coups".

Fuente:https://es.wikipedia.org/wiki/Los_400_golpes



Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.

Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!

Reconozco que el cine siempre ha sido para mí una fuente de inspiración. Admirada por su belleza, desde esta orilla, dejo unos garabatos.  
Poésie vivante en mouvement!

sábado, 18 de mayo de 2019

SENDEROS VIOLÁCEOS

Imagen: "Doctor Zhivago", 1965. Director: David Lean.
Basada en la novela homónima del poeta y novelista ruso Borís Pasternak, Premio Nobel de Literatura en 1958.

"...Y lloré y reí porque siempre es nacer...
¡Porque siempre se vuelve a vivir!
Clarisa T.
 (Del libro Donde los puentes se alzan)


Senderos violáceos

En la distancia queda la soledad cantando...
Somos vagas luces moribundas,
opacas influencias disipan nuestra mente
y vamos cual hojas caídas al ritmo
del viento pasajero,
rozando duros suelos, sin descubrir alturas,
solamente fugaces, aparentes.

El amor nos duele sin consuelo
en el pecho,
sin medida horadó un volcán infinito
y al mirar su dulzura disipada en las nubes,
columna de cenizas
deshecha en las manos,
aprendimos a ver el color de lo exangüe.

Miramos
de reojo el espejo de vida
pendientes de nostalgias y nombres que se han ido,
ahogamos 
los suspiros que al esquivar se escapan
por miedo al canto íntimo,
tras los muros del mundo.

Fingimos
que gozamos de todas las delicias
y en nuestra cama, a solas,
lloramos
desvividos, playas de triste herida.

Y nada por hacer —ya todo lo intentamos—,
sobre el vagón continuo de nuestro calendario
hicimos del temor pupilas navegables.

Con un golpe diario nos marcamos los días
para nutrir la estrella que no nos pertenece
y así, medio inconscientes y más amoratados
subimos al tren de senderos violáceos.

Renuncia a su memoria un dolor bajo ruedas
que en el silencio pugna por ser ala sin freno...
Ausente la mirada, ya sin fuego ni brillo,
un corazón se rompe de tristeza valiente.
Un viajero cualquiera que cae y rueda.

En la brisa, unos ojos, de monótono mar.

💧💧💧

Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.

Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!


Mon intention en écrivant est ..., rends-toi heureux.
Merci d'avoir lu, mon ami, lecteur.

domingo, 28 de abril de 2019

DE AMOR Y OTRAS RAÍCES


"El árbol del amor" de la artista Liliana Schlesinger.


"La superficie de la mar se ilumina
de color rosado. Sobre ella, el cielo se decolora".
Margarite Duras. 

De Amor y otras raíces

Primero fue Amor, estallido
de luz en nadas prematuras,
después llegaron los contornos.

Diviso amor, sobrecogida,
al ver su gen motivo desgranado
en el tránsito del mundo.

Amor de hoja pequeña, amor de flores
grandes, amores incontables,
perennes, inseguros,
etéreos átomos sobre las rosas
precursoras
y el ulular del peso de los siglos,
en los cálices.

Sostenido en la boca enmudece
en los dientes de un tiempo sin manecillas
y vuelve al combate, resucita
en la belleza pálida
de los ojos de los caminos,
exultante de idilios,
mezclado de vivencias, su destino,
en el juego de azares,
entre axiomas de aire.

Veo amor nacido y luego evaporado
sobre suelos terráqueos besa
almas, historias entregadas al mirar
desde el cubil de Lejos.

Amores desprendidos
de montañas que fueron
rocas vírgenes en el fondo del mar,
granos de estrellas dolidos
de espacios, liberados de fuegos,
de quimeras,
en ríos abiertos que no cesan
de caminar.

🌱🌱🌱

Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.


Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!


viernes, 29 de marzo de 2019

UN PIZARRO EN PRAGA



Un Pizarro en Praga


    Detrás de la puerta un pequeño de siete años miraba por el agujero de la cerradura. Se oían pasos agitados, gente corriendo sobre las puntiagudas piedras recién lloradas.
  Un golpe fuerte aporreó la madera. El niño se asustó y apartó su cara. Desde afuera, una voz cruel llamó: «¡Manuel Pizarro!»
  El padre, con los ojos temblorosos, miró al niño y le dijo en voz baja: «Escóndete en el pajar detrás de los burros. ¡Corre!»
  Se abrió la puerta. Se oyó un golpe seco y un: «¡atad al rojo y ponedle la venda bien fuerte en los ojos! ¿Creías que ibas a escaparte? !Tira!»
  El ruido fue alejándose y la calle silenció sus piedras. El niño salió del escondite, corrió hacia la calle hambriento de respuestas. En medio de la calle quedó solo. No había nadie en las ventanas, nadie a quién preguntar. Todas las puertas cerradas.
  Pasaron noches invernales y noches de soledades pálidas sobre la calle sin voz. Pasó el tiempo ojeroso arañando el dolor vivo sobre su piel. El niño cumplió diecinueve años. Dejó de mirar a las piedras asustadas de la calle y dejó de esperar a su padre. Dejó de llorar. Miró sus pies desnudos que ya se hallaban en un camino extranjero...

   Después de doce años trabajando por un trozo de pan para el señor alcalde y dueño de casi todos los olivares del pueblo, decidió cerrar la puerta de su casa huérfana, para siempre. Le dio las gracias al delator por haberle dejado ir al colegio algunas veces, por haberle regalado las ropas usadas de uno de sus hijos durante aquellos años de servidumbre. Pero aquel joven sabía con certeza, que el viejo alcalde jamás redimiría la culpa de aquella noche delatora. Su venganza sería irse lejos y no volver nunca a la patria sin memoria. Una patria que no había tenido interés en contarle las verdades que ocurrieron en las calles empedradas. Aquel año de 1948 se reabrieron las fronteras franco-españolas. Esta noticia fue de vital importancia para muchos jóvenes que quedaron huérfanos por la guerra como mi abuelo Román Pizarro.

  Por último se acercó a despedirse del río Tajo y dijo adiós para siempre al puente de Alcántara. Puente emblemático, aún manchado de sangre en las comisuras de sus piedras, donde en el 36 los fusiladores se jactaban del certero tiro en las cabezas. Desde allí tiraron a su padre y a muchos otros desaparecidos. Pero todo había quedado oculto y mudo, difuminado entre aromas de romero y jara bajo el sueño de Caesarina...

  Muchos años después, mi abuelo, nos contaba historias de la guerra de España, de la noche que se llevaron a su padre para siempre, de las calles de piedras de su niñez, mientras paseábamos por la plaza de la vieja ciudad de Praga. Mi abuelo nos decía con tristeza que, aquella guerra civil nunca se aprendió en las escuelas, y sin embargo, sentía un gran cariño por su tierra natal, estaba muy orgulloso de su origen español y de su apellido “Pizarro”. 
  Él siempre llevaba en las manos un pequeño libro de poemas del poeta Vladimir Holan. Le recitaba a las palomas con mimo, como si quisiera que sus palabras volaran por encima de los tejados y bajaran a beber en el río... Dolor y pena, recuerdos y añoranzas... ¿Quisieras ser de nuevo joven, vivirlo todo de nuevo?". Quizá porque se acordaba de otro río y de otra tierra de pizarras...

  Una tarde de mayo, la mirada de mi abuelo se fue con el río Moldava. Sus últimas palabras fueron: “uno es de donde ha aprendido a vivir”, recordando a su compatriota Max. Las palomas revoloteaban a su alrededor alborotadas, o quizá le recitaban ¿quién sabe? La fina y suave lluvia resbalaba en su cara, brillaba en las piedras del viejo puente...

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Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.

Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!

(Esta es una historia de España que mi abuelo me contó. La historia está ficcionada para preservar el anonimato).